Te amé con locura,
con la fuerza de un océano desbordado,
pero me lastimaste
de la peor manera,
dejándome a la deriva
en un mar de sombras y silencios.
Aun así,
tu nombre arde en mi piel,
tatuado a fuego en mi alma,
como una herida que no cierra,
como un eco que no calla.
Digo que te he olvidado,
pero tu traición aún quema,
como el primer día,
como el último suspiro
antes de perderme en la tormenta.
Y cada noche,
cuando la soledad me abraza,
tu recuerdo regresa,
susurrándome mentiras dulces,
dibujando en mis sueños
una sonrisa que ya no me pertenece.
Editado: 02.11.2022