El corazón de Amelia.

Capitulo 2. Parte 1.

A pesar de que el cielo se está tiñendo de un color anaranjado y un poco rojizo, aún sigue el bullicio en las calles empedradas, la gente caminando tranquilamente mientras se dirigen a su hogar, al igual que varios soldados cantan unidos codo a codo con otros de sus compañeros mientras se dirigen al bar más cercano.

Entre la multitud de un gran grupo de personas que se han reunido para escuchar la música tocada por la guitarra de un trovador, sale una pequeña niña de cabello negro rizado sucio y ojos púrpuras, corriendo descalza por las calles de piedra. Su único vestido de un color grisáceo posee varias manchas de suciedad, rastros de no haber sido lavado desde hace semanas, mientras que la tela rasgada se mueve con el viento. La pequeña de no más de 11 años posee manchas de suciedad en todo su cuerpo, mientras que entre sus manos sostiene un pedazo de pan duro a medio comer, posiblemente su cena del día de hoy.

Dicha niña ahora está siendo perseguida por hombres con uniformes negros, soldados que corren molestos mientras la persiguen. A diferencia de la niña que evade a la gente en el camino con rápidos movimientos como si fuera un gato, los hombres la apartan lanzándolas aún lado del camino, mientras que con todo el aire de sus pulmones gritan. —¡Detengan a esa mocosa! ¡Que no se escape esa sucia ladrona!

A la siguiente intersección, la pequeña da vuelta a la derecha, llegando hasta una estrecha calle llena de pizarrones negros de restaurantes que anuncian sus platillos del día de hoy. Ni siquiera tiene tiempo para detenerse a oler la deliciosa comida que emana de las tiendas, la niña tan solo voltea atrás para ver si aún le persiguen mientras continúa moviendo a pasó apresurado sus pequeños pies. Esto le hace chocar contra algo duro, que de inmediato la tira contra el duro suelo, soltando el pan duro a medio comer que parecía ocultar un par de monedas de plata.

Delante de la niña está Ban, quien con solo una mirada llena el cuerpo de la niña en un sudor frío, mientras que la pequeña responde con otra mirada cargada de desafío, mientras que infla su pecho y cierra sus puños para demostrar que no tiene miedo.

Jessamine tan solo la levanta del suelo y la aleja unos cuantos pasos de Ban, quien avanza un par de pasos para interponerse entre los soldados y la pequeña que parece patalear ante el agarre de Jessamine, queriendo escapar al pensar que va a ser entregada.

—Danos a la niña, enano. —Uno de los soldados se acerca mientras menciona dichas palabras, las cuales hacen que aparezca una vena en la frente de Ban, mientras esté aprieta sus puños con fuerza y le pregunta. —¿Como me dijiste?

Jessamine agarra con firmeza a la niña y se aleja un par de metros de Ban, mientras que gotas de sudor cruzan su frente y su boca se abre ligeramente para decir. —No debieron llamarlo así, lo hicieron enojar.

La pequeña deja de moverse al voltear hacia arriba y ver como mira a los soldados con bastante lastima, para después mirar hacia enfrente, viendo como uno de los soldados se acerca a Ban con su pecho inflado y su mentón hacia arriba, tratando de mostrar los músculos que posee para intimidar.

—Mira enano, si no quieres tener problemas con nosotros, mejor entréganos a esa niña y vete a que tú noviecita te consuele porque casi te orinas en los pantalones. —Poniendo una mano en el hombro de Ban y con la otra dándole pequeñas bofetadas, el soldado lanza esa amenaza, para después reírse junto con sus colegas. Sin embargo, Ban tan solo toma la mano que está en su hombro y con una fuerza increíble hace gritar al soldado de dolor, puesto que los huesos de su mano están siendo destruidos con un simple apretón. Y con un simple movimiento es arrojado hacia sus compañeros, quienes torpemente lo reciben mientras caen al suelo.

La gente se reúne alrededor de los soldados y Ban, observando con curiosidad lo que sucede mientras murmuran al oídos de los otros sus posibles teorías de lo que puede estar pasando. En cuanto a Jessamine, ella abraza a la niña pequeña mientras que con una voz débil y con falta de espíritu le pide a Ban. —No los vayas a golpear mucho, vale.

Los rostros de los soldados se ponen rojos y llenos de venas al ver la mano deformada de su compañero, levantándose rápidamente del suelo y arremangándose las mangas mientras uno dice. —Te voy a enseñar a respetarnos.

Uno de los soldados corre hacia Ban y le suelta un golpe directamente en la cara, el cual Ban evade con extrema facilidad moviendo su cara a un lado, mientras que su puño conecta con el estómago del soldado con tal fuerza que no solo le saca todo el aire de los pulmones, sino que lo eleva unos cuantos centímetros. Y con una velocidad vertiginosa, rápidamente golpea con la palma abierta la nuca del soldado, enviando la cara del hombre directamente al duro suelo. Se puede escuchar un fuerte crujido, mientras que la sangre de la nariz del hombre sangra sin parar y un par de dientes caen al suelo.

El resto de soldados, al ver tal escena comienzan a temblar y dan pequeños pasos hacia atrás. —Ese tipo es muy fuerte, hay que huir. —La palabra de uno es el pensamiento de los otros tres, quienes siguen a su compañero y se escapan como gallinas siendo correteadas.

—No van a escapar. —Solo que las palabras de Ban demuestran su enfado, su voz áspera y gruesa les hace entender que no los dejara huir tan fácilmente.

Electricidad se reúnen en la mano derecha de Ban, pequeñas corrientes amarillas que brillan con intensidad, formando una bola de energía eléctrica. Dicha bola es lanzada con tal fuerza que por un momento parece partir el aire, dando de lleno en la espalda del soldado de en medio. Sin embargo, la bola libera una potente descarga que cubre a los tres soldados, iluminando sus cuerpos mientras que la electricidad quema sus pieles y les hace retorcerse con dolor. El lugar se llena con los gritos de esos tres por unos segundos, antes de que caigan al frío suelo como simples costales de maíz.



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En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 19.08.2025

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