Pedazos de escombros caen como lluvia, algunos tan grandes como mesas, estrellándose contra el suelo con un estruendo ensordecedor. Las paredes crujen y el suelo vibra, a la vez que se parten con heridas profundas que parecen llevar al mismo infierno. De entre las grietas, emergen enredaderas gruesas, de un verde casi negro, que se deslizan como serpientes hambrientas, trepando por los muros y devorando la mansión centímetro a centímetro.
En el centro del caos, el cuerpo del teniente Pakon tiembla en el suelo. Su espalda se arquea con violencia y un quejido ronco, apenas audible, escapa de su garganta, mientras que el centro de su abdomen es desgarrado en silencio, brotando un capullo rojizo, palpitante, cubierto de una savia oscura. La planta crece rápido, alimentada por su huésped, extendiéndose hasta casi tocar lo poco que queda del techo. A su alrededor, tentáculos verdes, gruesos y cubiertos de espinas, se agitan con vida propia, formando una cúpula defensiva, viva, y monstruosa.
—Jajajaja. —La risa de Ban molesta de alguna manera a Zephyro, quien aprieta sus dientes tan solo al escuchar las palabras de Ban. —Los estúpidos nobles si que les hace falta de manera urgente un poco de lógica. El pendejo no sabía que se transformaría en una planta monstruo gigante.
La Vidraiz es el nombre de esta criatura, un ser tipo planta que absorbe nutrientes del suelo, al igual que de los humanos que atrapa con sus enredaderas. Dichos tentáculos verdosos salen disparados queriendo atrapar a Ban o Zephyro, pero solo logra atrapar a los soldados de uniforme negro que están inconscientes en el suelo, dado que este par logra alejarse con un salto hacia atrás. Aunque no poseen mucho mana, mínimo le sirven como aperitivo. Encajando unas espinas tan grandes como un lápiz, logra absorber la sangre y mana de los soldados, quienes comienzan a resecarse, su piel arrugándose y secándose hasta parecer momias.
—Sera mejor que te ocultes con los niños, Jess. —Lo sugiere Ban tomando con fuerza su espada y con movimientos precisos corta los tentáculos de plantas que tratan de capturarlo.
Asintiendo, Jessamine guía a los niños de vuelta al sótano. Claro que no es tan fácil decirlo que hacerlo, ya que hay varios tentáculos dirigiéndose hacia ella. Pero sacando de su mochila un cuchillo, logra emplearlo con tal eficiencia, para que al igual que como corta las verduras, corte de manera rápida dichos tentáculos, que caen al suelo retorciéndose cómo peces fuera del mar.
—Debes de seguirla y ayudarla a cuidar de esos niños. —Lo sugiere Zephyro evadiendo los tentáculos con elegantes movimientos, moviéndose de izquierda a derecha como si estuviera bailando, a la vez que su espada se mueve tan rápido como un destello de luz, cortando todos los tentáculos que se le acercan. Apenas se puede escuchar el cortar del aire y como un montón de tentáculos caen al suelo.
—Más bien son tus hombres los que deberían de acompañarla, para ponerse a salvo. —Mirando por un par de segundos atrás, Ban se percata que los soldados de vestimenta blanca está luchando contra dichos tentáculos, aunque en su mayoría lo hacen bien. Hay unos soldados que distraen a los tentáculos mientras que otros dos lo atacan por detrás, y otros que reciben los azotes de los tentáculos apenas protegiéndose con un escudo, mientras que sus camaradas buscan el momento adecuado para atacar.
—Tiene razón, vayan con los niños, yo me encargaré de la Vidraiz. —Lo ordena Zephyro sin quitarles los ojos de encima a los tentáculos que le acechan.
—Pero señor, nosotros aún podemos pelear, no nos han hecho ningún daño. —Lo comenta uno de los hombres de Zephyro, mientras que a sus espaldas se puede observar como uno de sus compañeros ya ha sido tomado por los tentáculos y ahora está siendo azotado una y otra vez contra el suelo. Sus compañeros tratan de defenderlo disparando potentes bolas de fuego y lanzando cortes con sus espadas, pero es inútil.
—Recuerden que nuestra prioridad es rescatar a esos niños, y no podremos cumplir nuestra misión si uno de esos niños es atrapado por esta desagradable planta.
Sus hombres comprenden a la perfección su objetivo ahora, sus ojos brillan al notar algo que es tan evidente, mientras que hace su saludo militar antes de alejarse junto con sus compañeros.
Una corriente de agua ascendente rodea el cuerpo de Zephyro, atrapándolo en una cúpula de agua. Dicha cúpula le permite salir disparado cómo una bala de cañón directamente hacia la Vidraiz, despedazando todos los tentáculos verdosos que se acercan a atraparlo. Este Zephyro comienza a rodear la planta, las fuertes corrientes de agua se escuchan con fuerza, provocando que los tentáculos se muevan más agresivamente, como si la propia planta tuviera miedo por lo que se acerca.
Al notar que con esos tentáculos tipo planta no podrá atrapar a ninguno de los dos, la Vidraiz saca una especie de tubo carnoso que se extiende por diez metros como un látigo. Dicho tubo comienza a vomitar unos bolas de carne roja llenas de un líquido baboso que tan solo al caer al suelo comienza a derretirlo, sacando un vapor, como si fueran jugos gástricos. Un palpitar tenue se escucha de dichas bolas de carne, los músculos se contraen constantemente mientras la carne comienza a desprenderse, transformándose en figuras parecidas a hombres musculosos de casi dos metros, pero su cabeza es una especie de planta rojiza que saca constantemente un vapor verdoso que parece lucir venenoso respirarlo.
—¡Graaaaaaaa! —Un poderoso grito se escucha de los soldados del Vidraiz, parecido al gruñido de un animal furioso buscando pelea.
Dichos soldados comienza a correr, fijando como primer objetivo a Ban. Tan solo al estar cercas de Ban, de inmediato sueltan una serie de golpes que buscan herirlo, sino fuera porque sus golpes son tan predecibles que Ban puede evadirlos retrocediendo un poco y torciendo su cuerpo para evadirlos.
Con un poderoso salto Ban logra elevarse hasta diez metros en el aire, para así tomar con firmeza su espada y soltar un corte al caer que parte a la mitad a uno de los soldados de carne. También, con un corte en vertical rebana por la cintura los otros dos que estaban cercas.