Capitulo 5. Parte 2

Justo antes de poder entrar al sendero del silencio, el grupo llega a un pequeño pueblo que les ha dejado con la boca tan abierta que casi toca el suelo. Frente a ellos solo hay un inquietante silencio, siendo interrumpido por el soplido del viento al pasar por las casas de madera y ladrillos con un enorme agujero en la pared, tan grande que casi no pareciera que hubiera una. Frente a ellos un muro de ladrillos se alza de manera solitaria, estando a su alrededor un grupo de ladrillos rotos, partidos a la mitad y hechos polvo, parecidos a granos de arena juntada en un gran montículo.

El resto de las casas es igual, o tienen grandes agujeros en sus paredes o el techo ha colapsado hasta parecer una pequeña montaña de escombros en dónde fácilmente los niños podrían jugar. Pero lo que más les da tanta inquietud hasta el punto de que su piel se erice y sus pelos se levanten es no encontrar a nadie, no hay ni una sola alma en las calles. Fácilmente uno podría entrar a las casas y no encontrará a alguien.

—¿Qué sucedió aquí? —Lanza esa pregunta Kyara sin poder dejar de ver el deshabitado pueblo. Sus ojos están fijos en una gran casa, mientras que su mente trata de encontrar una razón del porque un pueblo con gran prosperidad económica sería abandonado.

—Hace un par de semanas un grupo de monstruos atacó este pueblo y se asentaron cercas de aquí. Le vuelvo a pedir que reconsidere que camino tomar, Condesa Kyara. —Vuelve a insistir Zephyro estando a escasos centímetros al lado de ella, mientras que su mirada recorre el pueblo buscando posibles amenazas.

—¿Qué? —Kyara está tan sorprendida que su mirada parece no moverse de la casa principal del alcalde, mientras que en su rostro aparecen pequeñas gotas de sudor, quizás se deba al estrés de ver sus planes arruinados. —¿Por qué el ejército no ha hecho nada?, se supone que este pueblo es muy importante para el pueblo en las montañas. —Y aunque realiza dicha pregunta, Kyara ya sabe la respuesta, sabe que el Duque hizo esto.

—Por el momento revisemos este lugar, aunque no sienta monstruos cercas, no hay que confiarnos. —Dando unos cuantos pasos delante de todos, Ban sugiere eso mientras se adentra al pueblo.

Jessamine también parece estar de acuerdo con Ban, por lo que procede a seguirle por detrás. Él único que se queda al lado de Kyara para protegerla y jamás se despegará de su lado es Zephyro.

El lugar está hecho un completo desastre, por los caminos empedrados del pueblo no se puede caminar bien, Ban ha estado pateando varios trozos de madera rotos, lámparas de metal donde de seguro metan piedras luminiscentes y hasta tuvo que rodear el camino por un enorme letrero con el dibujo de una cerveza que se ha partido a la mitad y ahora ocupa toda la calle.

Mientras que Jessamine ingresa fácilmente a las casas, abriendo la rechinante puerta de madera, observando que al interior de la casa ya acaba de ser ocupada por una familia de pequeños roedores con una cola esponjosa y peluda color rojo intenso. Y no solo en esa, en otras se encuentra a pequeñas aves volando en lo que debería de ser la sala de estar o hay una donde nada más abrir la puerta y permitir que el sol ilumine, cientos de insectos escurridizos se oculten en las esquinas o los viejos muebles de madera llenos de polvo.

—¿Por qué los monstruos atacarían este lugar? —Lanza esa pregunta Kyara al ver el deplorable estado de la fuente del pueblo, una que yace en tres grandes pedazos y sin nada de agua.

—Quizás fueron guiados por un monstruo líder. —Jessamine se acerca lentamente a Kyara después de haber revisados las casas aún intactas del este.

Los monstruos líderes, tal y como su nombre lo indica son monstruos que han asumido el papel de líder de un pequeño grupo de hasta diez bestias. Estos seres normalmente pueden ordenar a sus subordinados que ataquen determinada carreta o lugar, y son muy apreciados por sus logros, al igual que pueden ser castigados por sus errores, llegando a perder su papel de líder e incluso ser expulsado del grupo.

—¿Cómo puedes saber eso? —Inclinando ligeramente la cabeza mientras arruga la frente, Kyara lanza esa pregunta.

—La gran mayoría de casas tienen daños de distintas criaturas, de distintos tamaños y fuerzas. —Comenta Jessamine para llevarse de inmediato la mano a su barbilla y preguntar. —Solo que es muy raro que las bestias ataquen asentamientos tan raros. Pero sobretodo, ¿por qué no se activó la barrera de este pueblo?

Normalmente los pueblos pequeños y aldeas son protegidas por barreras artificiales, como muros de madera o roca, que son levantados por sus habitantes, pero los pueblos con gran capacidad monetaria y las ciudades no solo tienen esa barrera construida por sus habitantes, sino que también pueden permitirse contratar a un hechicero que alce y mantenga una barrera mágica que repela a los invasores. Esa barrera es muy difícil de destruir para los invasores o bestias, se necesitaría un ejército de diez mil personas tan solo para destruir la barrera de este pueblo.

Los ojos de Kyara se abren como platos y su cuerpo tiembla al ocurrírsele una idea tenebrosa. Apenas y puede formular palabras para comunicar una idea que hace a sus piernas temblar por lo oscura que es. —¿Acaso un traidor permitió que los monstruos entraran y devoraran a su familia?

—Es muy posible que ese sea el caso. Aunque hacer tratos con bestias sea muy peligroso e inútil, por lo que deben de tener un aparato mágico que les permita controlarlas. —Comenta Jessamine, dándose cuenta de lo temible que es dicho aparato.

—Comprendo. —Kyara baja la mirada y sus puños aprietan con fuerza su vestido, siendo arrugado un poco. —Y creo saber quién podría estar detrás de eso. —Las lágrimas pasan lentamente de sus ojos hasta su mentón, dónde caen directamente al suelo, mientras que un dolor en el pecho, de no poder hacer nada, se aloja ahí y parece estar creciendo rápidamente.

—¿Cree que aún estén en este lugar? —Pregunta Jessamine. —Si es así, sugiero tomar el camino más largo.