El corazón de Amelia.

Capitulo 6. Parte 2.

Retrocedamos un poco en el tiempo, justo el día de ayer, cuando el sol estaba pintado por tonos naranjas y rojizos. En un bosque cercano a las montañas hermano se puede encontrar los rastros de una intensa batalla, los árboles arden en llamas que prometen extenderse por todo el lugar si no fuera por unas nubes que liberan pequeñas gotas de lluvia que extinguen el fuego, generadas mágicamente por Ban.

A su lado se encuentra un montón de metal reluciente, escombros que fácilmente podrían superar el tamaño de una casa. Ahí está un gorila de dos metros saltando con alegría y golpeando el suelo, como si fuera un baile de triunfo.

—Veo que eres muy fuerte, no cualquiera puede abollar a esa coraza de metal. —Después de extinguir el fuego, Ban se acerca al gorila para halagarlo, para después cerrar sus puños con fuerza y mostrar una sonrisa de confianza mientras le propone. —Peleemos.

Solo que el Snowstrom mira la coraza de metal, después lo mira a él y como si no hubiera escuchado procede a retirarse, ignorando por completo a Ban que queda con los ojos tan abiertos como una pelota. Por lo visto no le interesa en lo más mínimo pelear contra Ban o no lo ve como una amenaza.

—¿En serio? ¿No quieres pelear? —Comenta Ban siguiendo los pasos del Snowstrom, quien parece seguir su camino. Tuvo que guardar su espada y aceptarlo, dado que él no obliga a los demás a pelear.

Al final, aunque no va a pelear contra él Snowstrom, Ban termina siguiéndolo un largo trayecto. Tuvo que usar su mana para potenciar sus músculos cuando el Snowstrom comenzó a escalar los árboles e impulsarse de árbol en árbol tan rápido como un caballo. Casi lo pierde de vista Ban, los movimientos del Snowstrom son impredecibles, hubo veces que se regresaba y tomaba otro camino, haciendo que Ban piense que le está jugando una broma. Pero al final llegan hasta el hogar del gorila.

Delante de Ban se encuentra una cueva pequeña, no es para nada profunda, dado que parece que alguien hizo un hueco enorme dentro de una montaña para meter hasta tres carretas con caballos. Pero no parece el trabajo de un profesional, no fue hecho con herramientas como picos y palas, más bien parece que alguien golpeó la pared hasta que el agujero estuvo hecho. Y la única criatura que se le ocurre es ese gorila.

Dentro de la cueva, justo en la mitad de esta se encuentra una fogata apagada, con pedazos de madera casi consumida, de un color negro como el carbón mientras se desprende sola. Arriba de la fogata está una olla de metal negro, el cual tiene restos de comida. También hay cercas una gran roca plana con un montón de paja y musgo. También se logra observar instrumentos de cocina que parecen casi nuevos y un montón de cajas cubiertas con la nieve, que parecen tener ingredientes frescos y botellas de cerveza.

“Este tipo no solo es fuerte, es muy listo. Justo como decían las historias. Aunque se encuentra solo.” Ese pensamiento cruza la cabeza de Ban mientras observa con detenimiento la cueva.

Con un par de piedras negras, el Snowstrom las golpea entre si para sacar chispas, las cuales encienden la fogata. De más adentro de la cueva trae un grupo de troncos que los arroja uno por uno al fuego, queriendo controlar la temperatura de este sin extinguirlo. Después toma un par de botellas de cerveza de las cajas y con una piedra las abre, ofreciéndole una a su invitado mientras se sienta cercas de la fogata.

—Muchas gracias. Veo que eres un excelente anfitrión. —Dándole un trago a la cerveza, los ojos de Ban se abren ligeramente al darse cuenta del delicioso sabor de la bebida, para después sonreír. —Deliciosa. Veo que tienes un muy buen gusto.

Aquella cerveza que comenzó con una, pronto se transformó en dos, después en tres y siguió con Ban y el Snowstrom cantando en la fogata durante toda la noche, con el brazo de ambos sobre el cuello del otro. Aquella noche parecieron dos hermanos de distinta madre que se reencontraron después de muchos años sin verse.

Al final el sol comenzó a salir, ascendiendo exponencialmente con sus rayos de luz iluminando las dos montañas. Kyara, quien con mucho trabajo por fin ha encontrado a Ban, su aliento escapando de su pequeña boca, mientras sus ojos ven a su futuro salvador durmiendo muy a gusto al lado de un gorila enorme de pelaje blanco.

—Este… Ban, despierta. —Se acerca un poco la pequeña Princesa, moviendo el cuerpo de su guardaespaldas mientras que susurra, tratando de no despertar al gorila. —Tenemos una emergencia.

Sin embargo no parece surgir efecto. Trató de moverlo lentamente, poner un poco de luz en sus ojos, destapar su botella de perfume de cereza y ponerlo en su nariz, no obstante no funcionó, Ban continúa dormido.

—¿Y ahora que hago? —Se pregunta a si misma mordiendo ligeramente sus uñas, un reflejo de lo preocupada que está por Zephyro y Jessamine, que se quedaron a combatir a esa mujer. —Quizás haya algo con que despertarlo.

Kyara se pone a buscar en las cajas algo que le pueda servir, encontrando comida, carne deshidratada, botellas de licor y entre las cosas una bola con colores brillantes. Al olerla siente un peculiar aroma que le hace arrugar la nariz, ya lo había olido antes, es pólvora.

—Si enciendo esto, puede que se despierte, pero también despertara al gorila que estará muy molesto. No obstante, ya probé de todo y no despierta, lo necesitamos.

Tomando una decisión arriesgada, Kyara pone en la nieve cercas de la entrada la esfera de pólvora y con dos pequeñas rocas trata de encenderla. Cómo la esfera tiene una mecha tan corta, al momento de que una chispa logra encender la mecha, una potente explosión surge, sin darle tiempo de escapar. Aunque la Princesa se encuentra bien, en los brazos de Ban. Esto se debe a que Ban sintió el desagradable olor a pólvora y escuchó antes la voz de la Princesa, por lo que su cuerpo rápidamente se llena de electricidad, permitiendo ir tan rápido como la luz. Esto le permite llegar con la princesa y tomarla para alejarse rápido con la misma velocidad, alejándola de la explosión que no solo destroza el interior de la cueva, sino que crea grietas profundas en sus paredes, haciendo que grandes rocas caigan y la cubra toda.



#2946 en Fantasía
#3655 en Otros
#667 en Acción

En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 01.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.