El corazón de Amelia.

Capitulo 8. Parte 1.

Horas antes de que Kyara regresara al pueblo.

Aún se puede escuchar la risas de los niños, disfrutando de los últimos minutos de diversión hasta que el sol por fin se oculte, a la vez que se escucha el llamado de decenas de madres, mientras que el olor de comida recién hecha sale de las casas impregnando el pueblo con un delicioso aroma que hace rugir el estómago de sus habitantes.

Pero todo eso cambia en cuestión de unos segundos, justo cuando en todo el pueblo se escucha un poderoso estruendo. Una casa del centro explotó de la nada, la gente pareció ver antes una sombra que caía del cielo, mientras que otros caen al suelo por la fuerza del impacto, sujetando su pecho y tratando de tranquilizar su asustado corazón. Eso toma por sorpresa a todos, la gente se reúne alrededor de la casa observando cómo intensas llamas cubren los escombros de aquel lugar, quedándose congelados sin saber que hacer, más que murmurar y preguntarse que pasó.

Los escombros se mueven lentamente, revelando tres figuras enormes, tres gorilas de pelaje blanco y una flor en su cabeza, observan con odio a la gente. Sus ojos rojos, parecidos a los de una bestia enfurecida, miran detenidamente a cada uno de la gente del poblado, como si estuvieran viendo a un enemigo que hay que eliminar.

Con un potente salto que destroza los escombros bajo sus pies, los gorilas aterrizan en otras casas. Sus enormes cuerpos destrozan el techo de estas casas, mientras que sus puños se encargan de destrozar las paredes y pilares para que estas caigan y sean una pila de escombros parecida a la anterior. Los hombres que tratan de detenerlos, reciben un único golpe que les destroza las costillas, quedando en el suelo de piedra de la calle, sin ningún conocimiento.

El marchar de cientos de pasos logran despertar el miedo de varias personas que se quedaron viendo sin parpadear a los gorilas que destrozan sus casas, volteando a ver a decenas de soldados con armaduras pulidas que reflejan las intensas llamas. Estos hombres con grandes escudos y largas y filosas lanzas, son la guardia del pueblo, hombres valientes que se prepararon todos los días con intensos entrenamientos que los hicieron vomitar, tan solo para defender a sus queridos hogares.

Los guardias tratan de enfrentarse a los gorilas, poniéndose enfrente hombres que cargan grandes escudos de acero que superan su tamaño, mientras que los otros con lanzas enormes tratan de herir a los gorilas mientras se refugian detrás de la protección de los grandes escudos. Solo que para los gorilas le es fácil destrozar estos escudos, con tres golpes que le dio uno fue suficiente para doblarlo un poco y generarle una grieta que prácticamente atraviesa el escudo. También otro gorila toma la lanza de uno de los guardias y con una sola mano logra levantarlo para azotarlo varias veces contra el piso de madera y los escombros de la casa.

El ver tal muestra de fuerza que prácticamente destroza los escudos y como puede alzar con facilidad a uno de sus compañeros, hace que los otros guardias comiencen a retroceder lentamente, su frente llenándose de sudor y miedo por ser los siguientes. Pero las palabras de su líder les impulsa a seguir adelante.

—¡No retrocedan! —Primero grita eso el líder para llamar la atención de todos sus subordinados, quienes a pesar de seguir mirando a los gorilas, escuchan atentamente. —Se que estas bestias son poderosas, pero no podemos retroceder. Nuestras familias y amigos están en nuestras espaldas, confían en nosotros. Mínimo tenemos que darles tiempo para escapar.

El líder de los guardias sabe que estos gorilas son poderosos, que lo único que pueden hacer es darle tiempo a sus familias para que huyan de este lugar. Todos siempre evitan a estos gorilas cuando salen a cazar, conocen su fuerza y saben que pueden ser destrozados en cuestión de segundos. Por eso, a pesar de que las piernas de sus hombres tiemblen o su corazón lata con miedo, sabe que deben de quedarse, de mínimo ganar tiempo para que el resto sobreviva. Aún así no puede evitar derramar lágrimas por saber que este es el final de su vida y no podrá despedirse de su amada o su pequeño hijo, mientras le reza a los dioses que por favor protejan a todos.

Lo mismo pasa con el resto de guardias, lágrimas caen al suelo mientras sujetan con fuerza aquellos pesados escudos y esas largas lanzas, preparándose para mínimo ganar algo de valiosos minutos.

Lejos de toda esta catástrofe, al otro lado del pueblo se encuentra una acogedora casa, la cual es usada para todos aquellos enfermos del lugar. El único miembro del grupo que se encuentra en este lugar es Zephyro, quien se levanta de golpe de la cama al sentir la presencia de seres increíblemente poderosos. Claro que ese movimiento tan brusco genera que sus músculos se tensen y ardan de dolor, obligándole a qué se acueste de nuevo.

El escuchar los gritos de la gente y esa extraña punzada en las yemas de sus dedos le indican que el pueblo está en peligro, y como cualquier soldado, su orgullo le impide quedarse en cama sin hacer nada. Así que reuniendo fuerzas hace las cobijas aún lado y trata de levantarse de la cama.

Su pie derecho es el primero en tocar el suelo de madera fría, sintiendo un dolor en toda su pierna cuando aplica un poco de presión. Pero apretando los dientes trata de aguantar, poniendo en el suelo el pie izquierdo para levantarse lentamente. Tan solo debe de aguantar el dolor y acostumbrarse a el, de esta manera podrá salir a ayudar a la gente.

Claro que no salió como esperaba, tan solo al levantarse de la cama y dar unos pequeños pasos, el dolor se vuelve tan insoportable que la fuerza en sus piernas se pierden, cayendo al suelo. Un golpe seco se escuchó por toda la casa, pero el alboroto de la ciudad y la gran cantidad de familias que vienen por sus familiares, hace que las enfermeras del lugar no le presten atención y se concentren en atender a la gente que se va amontonando, queriendo sacar a sus familiares para llevarlos a un lugar seguro.



#2970 en Fantasía
#3669 en Otros
#671 en Acción

En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 01.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.