El corazón de Amelia.

Capitulo 8. Parte 3

Una sombra sale disparada de la ciudad como una flecha, moviéndose como una pantera entre los árboles del bosque cubierto por una gran capa de nieve de cinco centímetros. A pesar de que Ban no es tan bueno rastreando cómo Jessamine, no se queda atrás. Acaba de extender a su alrededor un campo eléctrico de un kilómetro de diámetro, que le informa todo lo que está dentro de él y todo lo que entra en él.

Tan solo le toma media hora encontrar a tres presencias tan poderosas, guiándose por el sonido de una feroz batalla, parecido más a un derrumbe de una montaña. Al acercarse lo suficiente, confirma con su campo eléctrico, hay tres Snowstroms destrozando árboles y rocas cercanas.

Cubriendo su cuerpo con su propio mana, pequeños rayos recorriendo sus marcados músculos, incrementa su velocidad, lográndose moverse como un pequeño rayo eléctrico que recorre todo el bosque en cuestión de un par de segundos. Termina llegando dónde los tres Snowstroms golpean sus cabezas con gruesos troncos de casi su tamaño y piedras tan grandes como Ban, pero evitando pelear entre si.

Los ojos de los gorilas brillan con un intenso color rojizo, su aliento sale como una pesada nube de vapor de sus bocas, mezclados con gemidos de furia. Aún así, los ojos de Ban logran captar otra cosa. —A pesar de estar siendo controlados por una extraña magia, buscan resistirse y no hacerle daño a nadie. Entiendo porque se concentraron al principio en destruir las casas.

Una extraña aura rojiza, parecida a una niebla de sangre, rodea los robustos cuerpos de los gorilas de pelaje blanco, ascendiendo hasta perderse en el ya rojizo y cada vez más oscuro cielo.

Una presencia se posiciona detrás de Ban, parándose en la rama de un árbol con tal agilidad que solo las hojas se mueven como si el viento soplara. Aún así, los agudos sentidos de Ban le muestran la presencia de aquella mujer, por lo que sin apartar la mirada de los Snowstroms, le pregunta. —¿Qué es lo que quieres?

—Impresionante. Realmente impresionante. Se nota la gran diferencia de nivel, ni tus compañeros lograron captar mi presencia antes. —Los labios de Flamea se tuercen en una sonrisa, mientras que su corazón late de emoción, como los tambores de la guerra. Su lengua humedece sus labios, pasando lentamente por ellos antes de decir. —Simplemente quería verte.

—No tengo tiempo para pelear contigo, necesito poner a dormir a esos tres Snowstroms. —Lo comenta Ban sin voltear a ver a Flamea.

—No vengo a eso, sino a ofrecerte un trato. —Flamea hace una pausa dramática, antes de gritar. —¡Quiero tener un hijo contigo!

Los Snowstroms dejan de golpear su cabeza, el propio Ban se queda en silencio con su cuerpo completamente rígido y sus ojos tan abiertos como platos, mientras un silencio llena el bosque por la absurda petición.

—¿Hablas en serio? —Sintiendo que está conversación es más importante que vigilar a los Snowstroms, Ban se levanta y voltea a ver a Flamea mientras le pregunta eso. Simplemente esa respuesta le tomó por sorpresa, ni siquiera sabe que responder por tal absurdas palabras.

—Por supuesto que hablo en serio. Soy parte de la tribu Ixmictlán, las mujeres como yo solo queremos reproducirnos con hombres que nos puedan derrotar en un combate. —Saltando del árbol, Flamea da su razón para querer tener un bebé, mientras mueve sus caderas de un lado para el otro.

—Yo aún no te he derrotado, nuestra batalla fue pausada por algunos motivos. —Solo que Ban da sus razones para rechazar.

—Lo se, por eso vine a terminar el conflicto que antes habíamos iniciado. —Los labios de Flamea se humedecen cuando su lengua pasa lentamente sobre ellos. —Vamos a averiguar si eres digno de poner tu semilla dentro de mi.

—Adiós. —Solo que Ban se da media vuelta y procede a acercarse a los Snowstroms que parece que han retomado su actividad de destrozar árboles con sus cabezas.

—¡Espera, ¿por qué me rechazas?! —Un grito de enojo sale de la boca de Flamea, tomando del hombro a Ban con tal fuerza que fácilmente podría destrozar una manzana. Claro que se necesitará más que eso para destruir la barrera mágica que rodea el cuerpo de Ban.

—No eres mi tipo y ya tengo a alguien más. Aún si te gano en el combate, jamás te daré un hijo mío. —Lo comenta Ban tomando la mano de Flamea y apartándola de su hombro. —Ahora, si me disculpas, tengo que rescatar a tres gorilas que parecen abrirse la cabeza como un coco.

—Comprendo. —Lo dice Flamea cruzando sus brazos y arrugando su frente. —Así que esa arquera ya me ganó a un maravilloso guerrero. Pero… eso no es lo único a lo que vine. —Mirando directamente a Ban con unos ojos llenos de tenacidad y gran voluntad, Flamea pide emocionada. —Quiero unirme a su grupo.

De nuevo el cuerpo de Ban se queda completamente quieto, como si lo hubieran atrapado en un bloque de hielo gigantesco. Solo que sus ojos no se abren hasta parecer platos redondos, sino que su mirada se fija en Flamea, a la vez que refleja confusión. Su mente comienza a mostrarle varias posibilidades del porque desea esto Flamea, llegando a varias conclusiones, algunas más locas que otras.

—¿Quieres cambiar de bando? ¿Por qué?

—La única razón por la que abandoné mi hogar fue para encontrar un hombre fuerte para poder casarme. Estuve varios años viajando, hasta que conocí cierto hombre que me ofreció trabajar para él, diciéndome que podré encontrar rivales muy poderosos. Claro que en eso no se equivocó, pero detesto seguir órdenes de idiotas presumidos más débiles que yo. Además, de los seis meses que estuve en ese ejército, eres el primer hombre que es capaz de darme una buena pelea y dudo que pueda encontrar a alguien más como tú si estoy junto a un ejército que día con día se vuelve más invencible. Así que pensé en cambiar de bando para poder luchar contra todos los hombres del ejército y ver si uno es bueno para ser el futuro padre de mis hijos.

Ban se queda un rato pensando, analizando la información para decir. —Okey, entiendo. Así que cambias de bando para poder enfrentarte a tus antiguos compañeros y ver si uno es bueno para casarse contigo.



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En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 22.09.2025

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