Una gran ola blanca de diez metros de altura se aproxima a ellos, solo tienen unos cuantos segundos antes de ser enterrados por kilos de nieve. Rápidamente Jessamine abraza a la princesa y recita un conjuro rápido, el cual cubre a ambas con una gruesa barrera mágica. Sabe a la perfección que ellos dos pueden sobrevivir a esa avalancha, son guerreros excepcionales.
Flamea invoca una cúpula de agua a su alrededor, la cual congela, creando una cúpula de hielo con una capa de grosor de diez centímetros. Mientras que Ban decide mejor potenciar sus piernas y dar un potente salto que prácticamente logra tocar las nubes, alejándose lo suficiente de la ola de nieve.
Dicha ola de nieve destroza todo a su paso, los árboles son arrancados del suelo y sus troncos son partidos a la mitad, mientras que las rocas tan grandes, como un árbol pequeño de un metro, son destrozadas por la fuerza de impacto. El paso a la montaña se cubre enteramente por un blanco tan pálido como el lienzo de una pintura, mostrando el poder devastador de la naturaleza.
Al caer en la suave y mullida nieve, Ban de inmediato cierra sus ojos para concentrarse en detectar las señales de mana que liberan sus compañeros. Tanto Jessamine y Kyara han sido movidas decenas de metros abajo, mientras que Flamea con su poder logró quedarse justamente en su lugar, cubierta por cinco metros de nieve.
Su mano derecha comienza a generar pequeños rayos que se concentran el la palma, formando una bola eléctrica tan grande como su cabeza. Dicha bola la dispara donde están Jessamine y Kyara, al igual que dispara otra dónde está Flamea. La electricidad de la bola se expande por un diámetro de cinco metros, moviéndose con total libertad mientras genera el suficiente calor para que la nieve se derrita lentamente. Tomo unos diez minutos para que Jessamine y Kyara pudieran ver de nuevo los rayos del sol, y unos veinte para que Flamea pueda salir.
Al salir de aquella tumba helada, Jessamine suelta a la Princesa unos momentos para que con el ceño fruncido grite con ira. —¡Esos hijos de puta casi nos matan! ¡Incluso pudieron haber matado a todos los del pueblo si no los hubiéramos detenido!
El cuerpo de la Princesa no para de temblar, sus dientes chocan entre si sin ningún control, mientras que los ojos de la Princesa se llenan de lágrimas de preocupación al ver cómo la avalancha llegó hasta el pueblo, siendo detenida por la gran barrera de Jessamine. Sin esa barrera, incluso los niños que se quedaron atrás hubieran sido enterrados en un ataque helado y morirían lentamente.
—Eso no es lo importante ahora, tenemos problemas. —Ban señala a su espalda, dónde se pueden ver varias figuras Snowstroms que lucen bastante diferentes, dado que su pelaje es de un rojo intenso como las propias rosas, pero de una tonalidad más oscura.
La tierra ha comenzado a temblar, desde lo lejos se escucha cientos de pisadas, la marcha de un ejercito entero aproximándose a gran velocidad. Están bajando con una furia tan grande que parecen otra avalancha de nieve, entrecerrando sus ojos y mirando con su frente arrugada a nuestros héroes que se están recuperando de la anterior avalancha.
Uno de los Snowstroms, el que está por delante de todos, da un potente salto hacia Ban, cerrando su puño con furia para lanzar su ataque. Pero la velocidad de Ban es superior, su cuerpo se llena de chispas eléctricas y tomando su espada logra hacer un corte perfecto que atraviesa el pecho del Snowstrom, incapacitándolo para pelear.
Otros de los Snowstroms siguen a su líder, tres de ellos dan un potente salto que los eleva cinco metros para atacar directamente a Kyara, mostrando sus filosos colmillos en un rugido potente, como si fueran a comérsela. Pero tres flechas que se incrustan en sus cuellos los derriban. Dichas flechas activan un pequeño círculo mágico que libera una magia que comienza a congelar sus cuerpos, quedando atrapados en un bloque de hielo enorme.
—De nada servirán atraparlos en hielo, son tan fuertes que pueden liberarse. —Comenta Ban sin dejar de prestar atención a su alrededor. Detrás de él aparece un gorila lanzando un golpe por la derecha mientras suelta un gruñido de guerra, pero Ban lo evade fácilmente dando unos cuantos pasos para atrás para después soltar un corte con su espada que atraviesa el pecho del Snowstrom.
—Quizás tengas razón, pero no busco lastimar a criaturas inocentes. —Responde Jessamine mientras dispara un par de flechas a dos Snowstroms, dándoles en un brazo y pierna derecha. Estás flechas son iguales a las otras, por lo que en cuestión de cinco segundos ese par de Snowstroms quedaron atrapados en un bloque de hielo de su tamaño.
A pesar de que no son tan fuertes como para representar una amenaza para nuestros héroes, la cantidad vuelve muy difícil no sentirse aprisionados. Miles de ellos han bajado la montaña y se están lanzando a atacar a Ban, quien cubriendo todo su cuerpo con mana eléctrico logra potenciar su velocidad para esquivar toda clase de ataques. Los golpes vienen de todas direcciones, los Snowstroms están tratando de conectar mínimo un golpe, pero Ban logra moverse con la gracia de una bailarina, torciendo su cuerpo y moviendo rápidamente sus pies para evitar cualquier ataque, mientras que sujetando con fuerza su espada logra hacer varios cortes en los brazos y piernas de sus oponentes, incapacitándolos para que no puedan seguir peleando.
También hay varios Snowstroms yendo a atacar a Flamea, que sin compasión invocó varios tentáculos de agua que rodean su cuerpo. Dichos tentáculos están azotando a todos los Snowstroms que se acercan. Mientras que arriba de ella aparecen tres bolas de mana, una de fuego, otra de electricidad y otra de agua. Dichas bolas están disparando rayos eléctricos como torrentes de agua y fuego a los Snowstroms que están más lejos que ella. Mientras que a los más cercanos que pueden burlar su defensa, los golpea y patea en la cara o el costado derecho de sus costillas, para enviarlos a volar varios metros lejos de ella.