El corazón de Amelia.

Capitulo 10. Parte 2.

Una gran cúpula de agua se alza en medio camino hacia la cima de la montaña. Ríos caudalosos y bravos se han levantado para erguir como los muros de aquella cúpula, tan bravos como aquel mar en medio de la tormenta. Están protegiendo en su interior a una joven princesa, su leal sirviente y dos bravas guerreras que se preparan para un mortal combate.

—Dentro de diez minutos la barrera perderá su poder. —Lo comenta Flamea mientras lanza una pequeña botella de cristal con un líquido morado que parece brillar como el propio cielo estrellado. —Sera mejor que recuperes tus heridas y descanses para el combate.

—También debemos de pensar en un plan. —Lo sugiere Jessamine observando con atención como aquellos Snowstroms tratan de entrar a la cúpula, pero el acaudalado rio lo rechaza, arrastrándolo hacia arriba hasta enviarlo a volar muy alto, casi tocando las nubes. Puede sentir desde aquí la tenacidad de sus oponentes, sabiendo que jamás se van a rendir.

—El plan es simple, tú y yo derrotaremos a todos esos Snowstroms y quizás las copias que dejó Ban. ¿No estaban más oscuras? —Entrecerrando los ojos Flamea mira detenidamente las sombras que dejó Ban, notando como puede ya distinguir algo de contorno.

—Y… yo también lucharé. —Lentamente Zephyro trata de ponerse de pie, pero sus piernas tiemblan demasiado y un gran dolor se hace presente, cruzando toda su espalda cómo una poderosa descarga.

—En tu estado solo nos estorbarás, quédate sentado y no nos molestes. —Cruzando los brazos y mirando con fastidio a Zephyro, Flamea le suelta esas crueles palabras, las cuales le provocan un fuerte dolor en el pecho.

Zephyro no puede rebatir ese argumento, apenas y se puede mantener a pie y sujetar con manos temblorosas su espada. El anterior ataque que hizo no solo le quitó el mana que tenía para forzarse a mantenerse de pie, sino que incluso sus heridas se abrieron un poco. Continuar luchando seria mortal para él, pero su orgullo y espíritu de caballero le grita que peleé, que se arrepentirá si no se levanta.

El poco mana que le queda lo está usando para reforzar su cuerpo y poder mantenerse en pie para pelear, sin embargo unos pequeños brazos rodean su cintura. Al voltear solo ve el rostro triste de su Princesa, lágrimas cayendo por su rostro mientras le susurra. —No lo hagas.

—No te preocupes Zephyro, nos ayudarás demasiado si te quedas al lado de Kyara y mantienes una barrera para que ambos se protejan. —Las palabras de Jessamine, a pesar de sonar amables, son como pequeñas cuchillas que se clavan en el pecho de Zephyro. No puede sentir alegría por ello, pero tampoco puede estar enojado, dado que ella le dio un papel muy importante en la pelea que se aproxima, una en la que él podría morir si se involucra.

Relajando sus músculos y respirando profundamente, Zephyro se deja caer a la suave nieve que aún queda. —D-de acuerdo. —Mientras empieza a conjurar un hechizo tan poderoso que los protegerá a ambos y usará el resto de mana que le queda.

—Quizás pueda conjurar un hechizo para inmovilizar a todos nuestros enemigos, pero necesitaré tiempo para reunir el suficiente mana y conjugarlo. Tendrás que entretenerlos un poco y prometerme que matarás a las sombras que dejó Ban. —Jessamine le pide ese favor a Flamea, lanzándole una mirada de confianza y a la vez de duda.

—De acuerdo. Para mí será más divertido pelear contra todos esos gorilas. —Chocando ambos puños es como Flamea acepta. Después mira de reojo a una de las sombras de Ban. —Pero aún no logró comprender porque tenemos que deshacernos de ellos.

—Es el poder de Giselle. —Con un rostro cargado de preocupación mientras observa una de las sombras, Jessamine suelta un suspiro y continúa hablando. —Cada una de las espadas de Ban posee una maldición que puede afectar al usuario de la misma o a la gente alrededor. El poder de Giselle es poder crear copias hechas de sombras. No son tan poderosas como el portador de la espada, dado que depende del poder que Ban desee otorgarles mientras las crea. Sin embargo, cuando van adquiriendo más claridad, también adquieren consciencia y se vuelven en contra del portador, llegando incluso a matarlo si no se acaba con ellas a tiempo. —Los ojos de Jessamine se postran en Flamea, son unos ojos cargados de preocupación y advertencia. —Es por eso que debemos acabar con ellas o nosotros moriremos por sus espadas.

Los ojos de Flamea se postran en el rostro de una de las sombras y por un momento ve una sonrisa escalofriante y unos ojos tan profundos como si anhelaran la muerte de todos. Claro que esa imagen dura solo un segundo, para volver a parecer ese rostro sin ninguna característica humana.

—Entiendo. —La mirada de Flamea se postra en los Snowstroms que se quedaron de pie, como si esperarán el momento adecuado para entrar. —Ya de por si esas bestias son un problema, por lo que tener que enfrentarme a dos sombras de Ban será algo muy complicado.

—Iré preparando el hechizo. —Jessamine solo responde eso, para después sacar su arco y flechas, postrar sus manos sobre ellos y comenzar a murmurar algunas palabras antiguas que son difíciles de entender incluso para aquellos que conozcan su significado.

Los minutos pasan y aquellos ríos bravos van disminuyendo hasta convertirse en una tranquila cúpula de agua, como un hermoso lago. Está fue la señal para que los Snowstroms entrarán, con un potente grito de guerra tres de ellos corren directamente, chocando contra la barrera que aún había puesto Jessamine.

Los puños de los Snowstroms se tensan y chocan ferozmente contra la barrera de Jessamine. Cada puñetazo es como los tambores de la guerra, un sonido fuerte y grave que se va intensificando, como un recordatorio que pronto iniciará la gran batalla.

Flamea junta sus manos, reuniendo en ellas una enorme cantidad de mana que luego extiende por toda la cúpula. Del suelo comienzan a aparecer chispas eléctricas, danzando de manera amenazadora con electrificar a quien se acerque. Un segundo muro, está vez hecho con intensas llamas capaces de quemar un bosque entero se alzan majestuosamente, alcanzando cinco metros de altura. Y tentáculos amenazadores crecen de un suelo congelado cercas de Jessamine y Flamea, ondeando con el viento listos para capturar a su presa.



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En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 25.11.2025

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