El corazón de Amelia.

Capitulo 10. Parte 3.

Veinte soldados se encuentran desplegados por toda una habitación de paredes y pisos de piedra pulida, equipados con una rara armadura de metal negro del doble de su tamaño. Algunos disparan rayos de energía pura para alejar a los Snowstroms que se acercan a ellos, mientras que otros vigilan sus alrededores para proteger a un solo hombre, uno con un cabello morado que camina con la espalda recta y la frente en alto, su pecho inflado con orgullo por cumplir con la misión que le pidieron.

Su caminar es lento, pero elegante. Su voz pronuncia con una gran confianza y a la vez urgencia órdenes a sus hombres. —Prepárense para zarpar. Tienen solo cinco minutos.

Pero, a pesar de que Ravage piense que tiene más de cinco minutos para huir, un ruido seco parecido a una espada golpeando el suelo pero multiplicado por cien, llama su atención. Al voltear lo encuentra sujetando con firmeza su espada, mientras que dos de sus hombres han caído al suelo con sus dos trajes de combate partidos a la mitad y cargados de tanta electricidad como la de un poste de luz.

—He venido por el corazón. —Ban simplemente pronuncia esas palabras, mientras que su sola presencia hace que todos los soldados sientan un extraño escalofrío que recorre su espina dorsal y hace latir sus corazones tan rápido que podría pararse, como si algo muy en el fondo de su interior les gritara que corran. Incluso Ravage siente como su corazón late con gran fuerza y sus piernas tiemblan, sabiendo que delante de él no está un simple guerrero, sino un demonio que vino desde las profundidades del infierno.

Aún así logra tomar un gran respiro para calmarse un poco y con la voz mas tranquila y llena de confianza que tiene señala a Ban y ordena. —Mátenlo.

Dándose media vuelta y comenzando a caminar a la plataforma elevadiza, mientras que tres de sus soldados montados en esos trajes metálicos de combate cargan los cañones que están a sus espaldas con su mana, para así de inmediato disparar un rayo de energía directamente a Ban.

Sin embargo dicho rayo no impacta en Ban, dado que este llena su cuerpo de electricidad, lo cual le permite moverse como un rayo por toda la habitación.

Los soldados solo pueden escuchar el chirrido de una ave y observar como una estela de luz se mueve por toda la habitación, antes de que su propio traje de combate sea partido a la mitad justo en el momento en que la estela de luz lo toca. Varios de ellos caen al suelo, no solo sus trajes de combate son partidos como mantequilla, muchos de ellos pierden a la vez sus piernas y brazos en un solo instante, viendo como cae al suelo antes de soltar un grito desgarrador que se puede escuchar en toda la montaña.

Acabar con todos los soldados y aparecer justo en la plataforma le toma tan solo un minuto a Ban. Claro que los soldados siguen con vida, pero las armaduras ya no funcionan y muchos de ellos se retuercen del dolor en un charco de su propia sangre por haber perdido un brazo o una pierna.

—No lo diré de nuevo, entrégame la joya o perderás la cabeza. —Ban lanza esa amenaza con unos ojos sin vida y una aura tan grande y agresiva como un volcán activo.

Ravage sabe que los pocos soldados que aún pueden luchar no son rivales para el monstruo delante de él. Entiende a la perfección que su ejército no es tan poderoso como para enfrentarse a él. —Entiendo. Así que necesitamos mejorar los trajes de combate y permitir que los soldados puedan generar una mejor barrera. —Pero, aun así sonríe al decir eso, demostrando que aún tiene muchas cartas bajo la manga. Una de ellas la saca de un bolsillo oculto de su chaqueta, un pequeño control con un botón de intensidad que comienza a mover para aumentarla. —Veamos si puedes hacer lo mismo con esos estúpidos gorilas que tratas de proteger.

En toda la montaña se escuchan fuertes sonidos, gritos de guerra provenientes de poderosas criaturas, a la vez que fuertes golpes. Los golpes son tan intensos que la propia montaña comienza a temblar, pequeñas motas de polvo caen constantemente del techo, mientras que una mala sensación recorre el cuerpo de Ban, una que no le deja el pecho tranquilo, comenzando a llenarse con algo muy raro mientras su corazón late con fuerza.

Entonces, los ojos de Ban se abren por completo como la luna llena, su frente se arruga con ira y su mandíbula es apretada con fuerza al ver cómo Ravage tira dicho control al suelo, para después destrozarlo con su pie. El control se rompe en pequeños pedazos, las piezas de metal salen volando, esparciéndose medio metro por el suelo.

—¡Eres un maldito cabrón! —Lo grita con ira este Ban, sujetando con fuerza el mango de su espada, mientras que llena su arma con un montón de mana eléctrico. Esta dispuesto a usarlo para freír a Ravage de un solo ataque.

—Tienes solo un minuto para destrozar la máquina que dejamos en la parte de abajo, antes de que se sobre caliente y sea imposible de parar. ¿Al menos que quieras quitarme está piedra? —Sacando de su bolsillo una pequeña piedra roja que le muestra a Ban dice eso Ravage. —Claro que tus amigos gorilas se destruirán hasta morir. —Ravage comienza a caminar lentamente hacia la plataforma, dando pequeños y lentos pasos. Cuando pasa al lado de Ban, le dice con una amplia sonrisa de victoria. —Buena suerte.

—Juro que iré por ti y te mataré. —Esas son las palabras que dice Ban antes de salir corriendo para buscar dicha máquina. Por el momento tiene que dejar ir a Ravage con la piedra, dado que salvar a los Snowstroms son ahora lo más importante.

Por los pasillos internos de la gran montaña se puede ver una estela de luz que recorre todo lugar posible. Este es Ban, quien busca la dichosa máquina, mientras que los Snowstroms se abalanzan justo hacia él.

Con su gran velocidad es capaz de evadirlos, mientras continúa buscando. Así se da cuenta que la máquina provocó que se vuelvan más agresivos los Snowstroms, ya ni siquiera están evadiendo los ataques, los están recibiendo mientras continúan golpeando. Puede ver cómo hay un Snowstrom encima de otro golpeando a su compañero en la cara muchas veces, sin parar a pesar de que sus manos ya están rotas y llenas de su propia sangre. También su compañero está recibiendo los golpes y soltándolos a la vez, como si ya no le importará vivir.



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En el texto hay: magia y aventura, fantasia épica, shounen

Editado: 25.11.2025

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