Novelas Por Capitulos

I
Li Wei miró a Mei Lin
Y es que cuando Mei Lin se ponía así es que quería....A pesar de ya tener dos hijos... El voraz apetito de ambos no disminuía, y ambos dejaban en principiantes a cuálquier película porno extrema....
Y siempre terminaban así, abrazados, enamorados, como el primer día..y es que en estos tres años Wei Li era extraordinariamente apetecido, y la rellenita Mei Lin impactaba y mucho ..
Capítulo 1
Capítulo 1: El Despertar del Corazón de Jade
El amanecer en Shanghai, 2095, llegaba con una sinfonía de luces y sonidos. Los rascacielos de cristal y acero reflejaban los primeros rayos del sol mientras los drones de reparto surcaban el cielo entre edificios, transportando desayunos y paquetes a los habitantes de la ciudad más poblada de China.
En el piso 87 de la Torre Perla Oriental Residencial, Mei Lin se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo desbocado y la frente perlada de sudor.
A su lado, Wei Li roncaba plácidamente, ajeno al tumulto interior de su compañera. La luz azulada de la pantalla de seguridad proyectaba sombras fantasmales sobre el rostro de Mei Lin, acentuando sus rasgos delicados pero firmes, propios de una mujer que había enfrentado más peligros de los que cualquiera podría imaginar.
"Wei Li", susurró, sacudiendo suavemente el hombro de su compañero. "Wei Li, despierta".
El ingeniero de software murmuró algo ininteligible y se dio la vuelta, abrazando la almohada como si fuera un tesoro invaluable. Mei Lin puso los ojos en blanco. Para ser uno de los programadores más brillantes de Asia, Wei Li tenía el sueño sorprendentemente pesado.
"¡Wei Li!", exclamó con más fuerza, esta vez acompañando su llamado con un certero codazo en las costillas.
"¡Ay! ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde?",-- Wei Li se incorporó de golpe, con los ojos desorbitados y el cabello apuntando en todas direcciones. "¿Nos atacan? ¿Es otro demonio? ¿O tu ex-novio de la dinastía Ming?"
Mei Lin no pudo evitar sonreír a pesar de su inquietud. Wei Li siempre había tenido ese efecto en ella, incluso en los momentos más tensos.
"No es ningún ex-novio", respondió, dándole un ligero golpe en el hombro. "Y ya te he dicho mil veces que nunca salí con nadie durante la dinastía Ming. Eso fue hace quinientos años, y yo solo he viajado hasta el siglo XVIII".
"Detalles, detalles", murmuró Wei Li, frotándose los ojos y buscando a tientas sus gafas inteligentes en la mesita de noche. "¿Qué hora es? El sistema debería haberme despertado a las 7:30 para la videoconferencia con Silicon Valley".
"Son las 5:17", respondió Mei Lin, levantándose de la cama y caminando hacia el ventanal que ocupaba toda la pared este del apartamento. Con un gesto de su mano, las persianas inteligentes se retrajeron, revelando el impresionante skyline de Shanghai bañado por la luz dorada del amanecer.

--"¿Las cinco? ¿En serio? Mei Lin, sabes que no funciono correctamente hasta después de las siete y al menos dos tazas de café", protestó Wei Li, dejándose caer nuevamente sobre las almohadas.
Pero Mei Lin no lo escuchaba. Su atención estaba completamente capturada por algo que sostenía entre sus manos. Wei Li entrecerró los ojos, intentando enfocar sin sus gafas.
"¿Eso es...?"
"Sí", respondió Mei Lin con un hilo de voz. "El Corazón de Jade. Está brillando de nuevo".
Wei Li saltó de la cama como si hubiera recibido una descarga eléctrica, tropezando con las sábanas y casi cayendo de bruces antes de recuperar el equilibrio. En tres zancadas estuvo junto a Mei Lin, observando con asombro el objeto que ella sostenía.
Era una piedra de jade del tamaño de un puño, tallada en forma de corazón humano anatómicamente correcto, con venas y arterias representadas con inquietante precisión. Lo más extraordinario, sin embargo, era el suave resplandor verde que emanaba de su interior, pulsando como si estuviera vivo.
"Pensé que habíamos acordado guardarlo en la caja de seguridad cuántica", dijo Wei Li, ajustándose las gafas que finalmente había encontrado.
"Y ahí estaba", respondió Mei Lin sin apartar la mirada del jade. "Hasta anoche. Lo soñé, Wei Li. Soñé con él llamándome, y cuando desperté, estaba aquí, en mis manos".