El Corazón de Jade. Libro Dos

El Corazón de Jade.Libro II.Parte Final

Novelas Por Capitulos

Capítulo 6: El Monje, el iPhone y el Desastre

Beijing en 1996 era un lugar fascinante, atrapado entre la tradición y la modernidad, con grúas de construcción compartiendo el horizonte con antiguos templos. Para Li Wei, que había nacido a finales de los 90, era como caminar por un documental histórico ligeramente descolorido.

"Todo se ve tan... analógico", comentó mientras caminaban por una calle llena de gente. "¿Dónde están todos los smartphones? ¿Cómo vive esta gente sin poder publicar fotos de su comida?"

"Sobrevivían de alguna manera", respondió Mei Lin secamente.Ya estaba convencida que Wei la besó a Traición o ella fue la que lo obligó a besarla "La humanidad logró existir durante milenios sin Instagram, sorprendentemente."

Yoo Mina, por su parte, parecía perfectamente cómoda, como si simplemente hubiera cambiado de vestuario para una nueva escena. Después de tres siglos de saltar entre épocas, 1996 probablemente le parecía tan contemporáneo como 2025.

"El museo está justo adelante", señaló, indicando un imponente edificio de estilo neoclásico. "Recuerdo haber visitado la exhibición cuando se inauguró. El espejo estaba en la sección central, presentado como un 'artefacto ceremonial de la corte Tang'."

"¿Cuál es el plan exactamente?", preguntó Wei Li , repentinamente consciente de que estaban a punto de intentar robar (o "tomar prestado temporalmente", como Yoo Mina insistía en llamarlo) un artefacto nacional en pleno día.

"Yo entraré primero", explicó Yoo Mina. "En esta época, estaba comenzando mi carrera como actriz en China, interpretando papeles secundarios en dramas históricos. No soy famosa aún, pero tengo contactos en el mundo del cine que me pueden dar acceso a la preparación de la exhibición bajo el pretexto de investigación para un papel."

"¿Y nosotros?", preguntó Mei Lin.

"Ustedes esperarán mi señal. Una vez dentro, les enviaré un mensaje..." Yoo Mina se detuvo, frunciendo el ceño. "Esperen, no hay mensajes de texto en 1996, ¿verdad?"

"No como los conocemos", confirmó Mei Ling. "Los teléfonos móviles existían, pero eran básicos."

"Entonces tendré que salir y buscarlos", decidió Yoo Mina. "Esperen en ese café de enfrente. Si no regreso en una hora, asuman que algo salió mal."

"Ese es un plan terrible", comentó Wei Li. "¿Qué se supone que hagamos si 'algo sale mal'?"

"Improvisen", respondió Yoo Mina con una sonrisa confiada. "Después de todo, tienen un cofre del tiempo y una experta en seguridad. Debería ser suficiente."

Antes de que Li Wei pudiera protestar más, Yoo Mina se alejó, caminando con la confianza de alguien que ha vivido múltiples vidas y ha salido airosa de todas ellas.

"Tu amiga tiene una definición muy básica de lo que constituye un 'plan'", murmuró Wei Li a Mei Lin mientras se dirigían al café.

"No es mi amiga", respondió Mei Lin automáticamente, aunque Li Wei notó que no había la usual hostilidad en su tono. "Y los planes detallados rara vez sobreviven al contacto con la realidad. A veces, la improvisación es la mejor estrategia."

El café era pequeño y acogedor, con un aire retro que, irónicamente, lo habría hecho tremendamente popular en el 2025. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, desde donde podían observar la entrada del museo.

"Esto es surrealista", comentó Li Wei, mirando a su alrededor. "Estamos en 1996. Yo ni siquiera había nacido aún. Mi yo actual tiene... ¿menos 2 años?"

"No pienses demasiado en las paradojas temporales", aconsejó Mei Lin, ordenando dos cafés en un mandarín ligeramente más formal de lo necesario. "Te dará dolor de cabeza."

"¿Crees que podríamos cambiar el futuro?", preguntó Wei Lu, incapaz de contener su curiosidad. "¿Y si hacemos algo que altera nuestra línea temporal?"

"Según Yoo Mina, el tiempo es más resistente de lo que pensamos", respondió Mei Lin. "Pequeños cambios tienden a ser absorbidos por el flujo principal de eventos. Se necesitaría algo verdaderamente catastrófico para crear una divergencia significativa."

"Como, por ejemplo, ¿robar un artefacto místico que supuestamente debería estar en un museo durante las próximas décadas?"

Mei Lin se encogió de hombros. "Supongo que lo averiguaremos."

Pasaron los siguientes cuarenta minutos en un silencio relativamente cómodo, observando el ir y venir de personas frente al museo. Wei Li no pudo evitar notar lo diferentes que eran las modas, los peinados, incluso la forma en que la gente caminaba, más presente en el momento sin la distracción constante de los dispositivos móviles.

"Sabes", dijo finalmente, rompiendo el silencio, "nunca me dijiste por qué estás tan interesada en estos artefactos. Yoo Mina quiere salvar a su enamorado, pero ¿cuál es tu motivación?"

Mei Lin lo miró por un largo momento, como evaluando cuánto revelar en la magnitud de lo enamorada que estaba y de lo divino de ese beso traicionero "Mi abuela", dijo finalmente. "La misma que me dio el colgante. En su lecho de muerte, me hizo prometer que encontraría los artefactos y los protegería."

"¿Por qué?"

"Ella creía que estaban malditos", continuó Mei Lin, su voz más suave de lo habitual. "Que traían desgracia a cualquiera que intentara usarlos para beneficio personal. Dijo que nuestra familia tenía la responsabilidad de asegurar que nunca cayeran en las manos equivocadas."

"¿Y le creíste?"

"No al principio", admitió Mei Lin. "Pensé que eran delirios de una anciana. Pero luego comencé a investigar y descubrí patrones... personas que habían poseído los artefactos y habían sufrido destinos terribles. Y luego descubrí la conexión con tu familia."

"¿Mi familia?", preguntó Wei Li , sorprendido. "¿Qué tiene que ver mi familia con todo esto?"

Mei Lin parecía a punto de responder cuando algo captó su atención. "Mira", dijo, señalando hacia el museo. "Es Yoo Mina."




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