Tokio: El Reencuentro.
Tres días después del dramático escape de Rapa Nui, Kira y Vance aterrizaron en un aeródromo militar secreto cerca de Tokio. El equipo de La Vigilancia se había dispersado temporalmente: Nido y Lena trabajaban furiosamente para restaurar la red, y Ariadne se enfocaba en descifrar el fragmento del Pergamino de Metal fusionado con la bóveda.
Kira y Vance se reunieron con Ariadne en una casa de seguridad en las afueras. Ariadne había volado con el Pergamino fundido.
—El pergamino ahora es solo un trozo de roca con runas quemadas. Es ilegible —dijo Ariadne, frustrada.
—Pero no inútil —intervino Vance, sacando un escáner óptico desarrollado por Lena—. La fusión de la secuencia de almacenamiento con el campo geomagnético de Rapa Nui codificó el mensaje de una manera nueva.
El escáner proyectó un mapa parcial en la pared: un contorno montañoso en el centro de Japón, con un único punto marcado.
—Es el lugar que Atlas estaba buscando: el Santuario del Crisantemo. El Corazón de la Atlántida —dijo Vance.
El Secreto de Kira.
Mientras Vance preparaba el equipo para la escalada, Ariadne se acercó a Kira con preocupación.
—Kira, cuando Atlas atacó la red, logramos rastrear parte de su malware. Encontramos una carpeta encriptada con tu nombre. Seraphina robó más que datos financieros.
Ariadne proyectó una foto antigua en el monitor. Era una Kira de doce años, vestida con un uniforme militar distinto, junto a un hombre desconocido.
—Este hombre no es tu padre biológico, ni tu padrastro militar. Y según los archivos de la Cripta, tú no te uniste a la milicia por tu propia voluntad. Fuiste reclutada en una operación altamente clasificada.
Kira sintió un frío que no tenía nada que ver con el clima japonés. Su pasado siempre había sido una zona gris que evitaba.
—¿Qué quieres decir?
—El nombre clave de tu reclutador era 'Sombra'. Y el archivo dice que tu madre no murió en un accidente, sino en una operación de limpieza diseñada para silenciar a testigos de algo grande. Seraphina lo sabe todo, y te lo mostrará en el peor momento.
El Desafío de la Cima.
Kira guardó la foto, la ira desplazando su miedo. El rescate se había convertido en una misión de confrontación personal.
—Ella quiere que vaya. Y voy a ir.
Vance regresó con el equipo de montañismo avanzado. —El santuario está a 3.000 metros, en una zona de alta actividad sísmica. La única forma de llegar es escalando a pie.
—Es un desafío físico, Elías. ¿Puedes hacerlo?
—Tengo un Protocolo de Cronos inactivo que proteger y a mi Capitana que apoyar. No estoy herido. Estoy motivado —dijo Vance, con una sonrisa firme.
El Rastro de Seraphina.
Nido logró enviar un pulso de comunicación de emergencia, con la voz apenas audible.
—Capitana... Seraphina ya está en la montaña. Ella tiene el Protocolo de Cronos y un equipo de élite. El Corazón de la Atlántida está a punto de ser descubierto.
Kira se puso el equipo de escalada. Miró el mapa del punto rojo en las montañas. La nueva guerra no era por la supervivencia de la historia, sino por la verdad de su propia vida.
—Vamos, Elías. Vamos a descubrir el Corazón de la Atlántida. Y yo voy a descubrir la verdad sobre mi madre.
Kira y Vance se dirigieron a los Alpes Japoneses, hacia la cima, donde Seraphina y Atlas los esperaban. La Quinta Parte había comenzado.