El Corazón de la Atlántida. (parte 5)

Capítulo 3: La Vanguardia de Atlas.

​El Precio de la Cima.
​Kira usó su entrenamiento avanzado para neutralizar al último mercenario. Fue una lucha brutal en la roca helada. Cuando terminó, ella estaba magullada y el mercenario inmovilizado. Había ganado tiempo para Vance, pero ahora estaba sola y con la rabia de la traición de su pasado hirviendo en su interior.
​—Vance, aquí Kira. ¿Me copias? —dijo Kira por el comunicador.
​—Fuerte y claro, Kira. Estoy a 500 metros de la cumbre. El sendero se ha vuelto más accesible. ¿Cuál es tu estado?
​—Estoy bien. Seraphina dejó trampas, pero las he neutralizado. Necesitas entrar en el Santuario antes de que ella llegue.
​Kira continuó su ascenso, ahora más rápido y con una urgencia renovada.
​La Batalla de Vance.
​Vance llegó a la cumbre. La niebla se había disipado, revelando un antiguo complejo de piedra rodeado de densos bosques de bambú: el Santuario del Crisantemo.
​El Santuario no parecía tener defensas físicas, pero Vance sabía que la verdadera amenaza era invisible.
​Su escáner atlante se activó con furia. —¡Kira! ¡La energía es masiva! El Santuario está irradiando una firma de conocimiento puro. Y detecto una poderosa red de intercepción digital en la entrada. ¡Es Atlas!
​Vance se ocultó detrás de una formación rocosa. Enfrente, Atlas, el ciber-genio, estaba sentado frente a un terminal, flanqueado por Seraphina y el resto de su equipo. Atlas estaba usando la energía del Santuario para potenciar su software de ciber-guerra.
​Seraphina se acercó al punto central del Santuario: una pared con un mosaico de piedra cubierto de runas atlantes.
​—¡Atlas! ¡Quiero que este mosaico me dé la ubicación exacta del Corazón de la Atlántida!
​—Comandante, necesito más energía. Necesito desviar la protección del santuario.
​Atlas estaba a punto de romper la defensa del Santuario cuando Vance actuó.
​La Distracción del Profesor.
​Vance activó el Protocolo de Cronos (el artefacto inactivo que llevaba consigo) y lanzó el contenedor blindado hacia el centro del Santuario.
​El contenedor se estrelló cerca de Seraphina con un ruido metálico.
​—¡El Protocolo! —gritó Seraphina, cayendo en la trampa.
​Mientras Seraphina y los mercenarios se abalanzaban sobre el contenedor, Vance lanzó un pulso EMP de corto alcance directamente al terminal de Atlas.
​El EMP no deshabilitó completamente a Atlas, pero fue suficiente para crear un colapso de software.
​—¡Maldito sea, Aelarion! —gritó Atlas, su terminal chispeando.
​Vance salió de su escondite, con el Pergamino de Metal real en mano.
​—¡Seraphina! ¡El Protocolo está inactivo! ¡Pero el Pergamino no! ¡Y no te daré acceso al Corazón de la Atlántida!
​La Jugada de Seraphina.
​Seraphina miró a Vance, luego al Protocolo inactivo, y sonrió. Había perdido la batalla digital, pero aún tenía la carta más sucia.
​—¡No necesito el Pergamino, Elías! ¡Tengo algo mucho mejor!
​Seraphina activó un micrófono de alta potencia, conectándolo a un transmisor que Atlas había colocado en la cumbre.
​—¡Kira Rourke! ¿Puedes escucharme, Capitana?
​La voz de Seraphina resonó por la montaña.
​—Tu amado profesor no te ha contado toda la verdad. Tu madre no fue ejecutada por La Orden de Teseo. Ella fue ejecutada por tu padre, el Coronel Rourke, por traición a La Vigilancia. Y él te reclutó para que lo vengaras..
​La mentira era tan audaz que dolía. Vance miró a Seraphina con horror.
​—¡Es mentira, Kira! ¡No la escuches! —gritó Vance.
​Seraphina continuó con crueldad. —Y tú, Capitana, eres la última hija de Teseo, destinada a un destino que tu amado Elías te ha ocultado. ¡Ven y descubre la verdad de tu sangre!
​La revelación, incluso si era una mentira parcial, golpeó a Kira con la fuerza de un rayo, mientras escalaba. El plan de Seraphina había funcionado: había desestabilizado a su enemiga.




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