El Laberinto de Piedra.
Kira se adentró en el pasaje revelado por el Mosaico Atlante. La entrada se cerró detrás de ella con un temblor sordo. Estaba atrapada en la oscuridad y el silencio del Santuario del Crisantemo.
El aire era pesado, con un olor a humedad y minerales antiguos. El pasaje era un laberinto de piedra tallada con runas y patrones geométricos que activaban la linterna de su casco.
La duda sobre Vance era más letal que cualquier trampa de El Fénix. ¿Cuánto de su vida era una mentira? ¿Por qué Vance, el hombre que amaba, le había ocultado la verdad sobre la ejecución de su madre?
Kira enfocó su rabia en la única meta clara: encontrar a Seraphina y el Pergamino de Metal.
La Voz de la Traición.
Mientras avanzaba, el silencio fue roto por una proyección holográfica que apareció en la pared de piedra. Era Seraphina.
—Bienvenida al Santuario, Capitana. El Corazón de la Atlántida es un lugar de revelación. Y tu búsqueda termina aquí.
El holograma cambió, mostrando imágenes de archivos clasificados de La Vigilancia: la joven Kira siendo reclutada, informes de la Operación Sombra, y finalmente, una imagen borrosa de su madre, momentos antes de su muerte.
—Tu madre, Elara Rourke, no fue asesinada por la Orden de Teseo —continuó Seraphina, su voz resonando con frialdad—. Fue ejecutada por su esposo, tu padre, el Coronel Rourke, porque ella intentó exponer la verdad: que La Vigilancia es la verdadera descendiente de los tiranos atlantes.
Seraphina había convertido el Santuario en un teatro de la verdad manipulada, diseñado para destrozar la moral de Kira.
—Y tu amado Profesor Aelarion lo supo todo, y te ocultó los archivos para proteger la mentira de La Vigilancia. Ahora, dime, Kira: ¿estás luchando por la historia, o por los hombres que asesinaron a tu madre?
La Prueba del Santuario.
Kira, con el corazón apretado por el dolor, siguió adelante. El camino se hizo más estrecho, llevándola a una gran caverna iluminada por cristales bioluminiscentes.
En el centro de la caverna había una piscina de agua cristalina y, flotando sobre ella, el Mosaico Atlante que Seraphina había activado.
El Mosaico proyectaba un mapa tridimensional que mostraba la red de conductos del Santuario. Pero lo más importante era el punto final: una cámara sellada, claramente etiquetada: "Cámara del Corazón de la Atlántida."
Y en la entrada de la cámara, esperando, estaba Seraphina con el Pergamino de Metal en mano.
Confrontación Final.
Seraphina no tenía armas, solo una calculadora y el Pergamino.
—Llegas justo a tiempo, Capitana —dijo Seraphina, con una sonrisa triunfal—. Atlas me ha dado la secuencia para usar el Pergamino en el Corazón de la Atlántida. Solo necesito tu sangre.
—¿Mi sangre? —preguntó Kira, apuntando con su arma.
—Sí. La sangre de la última hija de Teseo. Tu abuelo era el líder del Cónclave de Teseo. Y tú eres la llave biológica para activar la Quinta Pieza. Una vez que el Corazón se active con tu sangre, podré borrar a Arcadia y reescribir la historia a mi voluntad.
Kira bajó ligeramente el arma, dividida entre la verdad de su linaje y la traición de Vance.
—Elías te mintió, Kira. Él es un hombre de ciencia, pero también un esclavo de La Vigilancia. Yo, en cambio, te ofrezco la verdad y la venganza. ¡Únete a mí! ¡Reescribiremos la historia juntos!
El dilema de Kira era total: ¿confiar en el hombre que la había traicionado para salvar al mundo, o unirse a su enemiga para vengar a su madre y conocer su verdadera identidad?