El Corazón de la Atlántida. (parte 5)

Capítulo 7: La Cámara del Corazón.

​Kira se lanzó contra la puerta blindada de la Cámara del Corazón de la Atlántida. El Cónclave de Teseo había sellado la cámara con una tecnología que ni siquiera ella podía penetrar sin un artefacto atlante.
​La verdad sobre su madre—asesinada por el Cónclave, no por su padre—eliminó su ira contra Vance, reemplazándola por una urgencia aterradora. Su amado esposo estaba en peligro mortal.
​—¡Vance! ¡Responde! —gritó Kira, golpeando el metal.
​El comunicador de Vance estaba mudo, bloqueado por el aislamiento de la cámara.
​Kira recordó las palabras del holograma de Ptolomeo de Teseo: "Tu sangre ha activado el Santuario." Ella se dio cuenta de que si su sangre abría la primera puerta, su sangre también debía abrir la final.
​Ella se cortó la palma de la mano (usando el borde afilado de un cristal) y frotó la sangre fresca en el panel de sellado de la puerta. Las runas atlantes se iluminaron en una secuencia dorada.
​La puerta de la cámara se abrió con un hiss hidráulico.
​El Enfrentamiento Final.
​Kira entró en la cámara. Era una sala pequeña, iluminada por un único objeto flotante en el centro: la Quinta Pieza.
​Era un cristal tallado, no con la forma de un corazón, sino con la forma perfecta de un cerebro humano, brillando con un conocimiento puro e hipnótico. El verdadero Corazón de la Atlántida.
​Seraphina estaba junto al pedestal, con el Pergamino de Metal abierto. Vance estaba en el suelo, tratando de levantarse.
​—¡Vance! —gritó Kira.
​—¡Kira! ¡La Quinta Pieza no es el conocimiento final! ¡Es un arma neuro-psíquica! —gritó Vance.
​Seraphina rió, su mirada fija en el cristal flotante. —¡Tarde, Elías! El Pergamino me ha dado la secuencia de activación. Con el Corazón, puedo reprogramar las mentes de todos en la Tierra para aceptar mi nuevo orden.
​Seraphina levantó el Pergamino hacia el Corazón de la Atlántida.
​El Sacrificio de Vance.
​Vance sabía que no podía permitir que Seraphina activara el Corazón. Aunque Kira se había liberado, el tiempo se agotaba.
​En un acto de desesperación, Vance se abalanzó sobre Seraphina, golpeándola por la espalda. El impacto hizo que Seraphina perdiera el equilibrio, y el Pergamino de Metal salió volando.
​El Pergamino cayó en el pedestal donde flotaba el Corazón de la Atlántida. El contacto fue catastrófico.
​El Corazón se encendió con un pulso de luz cegadora y comenzó a emitir una frecuencia de sobrecarga mental.
​Seraphina, gritando de rabia, se levantó. —¡Lo has arruinado todo, Profesor! ¡Ahora moriremos todos con el conocimiento!
​Vance ignoró a Seraphina. Él se dirigió al pedestal. —¡Kira! ¡El Protocolo de Cronos! ¡Necesito reactivar la secuencia de EMP!
​La Jugada Final.
​Kira, sabiendo que el Protocolo de Cronos inactivo que llevaba Seraphina era su única oportunidad, se lanzó sobre su enemiga.
​La lucha fue corta. Kira, impulsada por la adrenalina y el miedo a perder a Vance, desarmó a Seraphina y recuperó el Protocolo de Cronos de su mochila.
​Ella se lo lanzó a Vance. Él lo atrapó y, a pesar de la frecuencia neuro-psíquica que atacaba su cerebro, logró insertar la secuencia de Anulación Temporal que Nido había programado en el Protocolo de Cronos.
​Con un estallido sónico, el Corazón de la Atlántida se apagó.
​Seraphina, derrotada, no huyó. Ella se lanzó sobre el cuerpo de Vance, golpeándolo con furia.
​—¡Me has quitado el tiempo, la fortuna y ahora el conocimiento! ¡Te mataré!
​Kira usó su última bala para disparar al techo de la cámara. La roca, desestabilizada por la energía, comenzó a colapsar.
​—¡Vámonos, Elías! —gritó Kira, sacando a Vance y dejando a Seraphina y al Corazón de la Atlántida bajo las rocas.
​Mientras escapaban del colapso, Kira sostuvo a Vance. El Corazón estaba a salvo bajo toneladas de roca, pero el conocimiento de La Vigilancia sobre su pasado aún atormentaba a Kira.




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