El CorazÓn De La Bestia (el Lobo De Albemarle) * B.I # 1 y 2

XXV| ISA Y TIEN

HOLA MIS AMORES.

RECUERDEN QUE PUEDEN HABER DIALOGOS Y ECENARIOS DE LAS OTRAS HISTORIAS, PERO ES SOLO PORQUE ES IMPORTANTE PARA LA TRAMA.

PORQUE DEFINE  MUCHAS SITUACIONES TRASCENDENTALES, ASI QUE ESPERO SUS REACCIONES.

QUIERO LEER QUE PIENSAN DE ESTE CAP.

ASI QUE NO SIENDO MAS.

RECIERDEN QUE LES AMO.

NOS LEEMOS PRONTO.

JEN<3

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BESTIA

(Escocia – Edimburgo)

 

Llegó aparentemente tarde.

No había nada que hacer.

La unión se concretó, y no podía importarle menos.

Hasta lo presenció, y no tuvo el impulso de detenerlo.

Hubiera sido tan sencillo al portar hombres sanguinarios, pese a que el rubio tenía un ejército considerablemente entrenado a su servicio.

Darian lucha.

Se convertiría en una carnicería, pero ¿Qué conseguiría con aquello?

Sangre, y que claramente Yanet sufriera.

No obstante, hasta el, que era un insensato cuando de odios se trataba veía que el panorama no era favorable para sus ideales.

Esos seres le importaban.

Incluido Adler.

Le jodia, pero tenía que reconocerlo.

Era su hermano.

Tan simple como aquello.

No solo le corría por las venas, si no por todo el cuerpo.

Le latía en el corazón, porque fue la primera persona después de su madre que le importó.

Y no le parecía justo continuar torturándolo, cuando eso molestaría lo suficiente a su madre para tenerla irritada por un tiempo, mientras buscaba la mejor manera de destruirle sin llevárselo tan de frente.

Porque le haría daño, y eso era inevitable, pero no abandonaría su objetivo cuando en el pasado le importó una mierda perjudicarlo.

También estaba Freya.

Ese ser que era importante para su alma.

Su sola imagen lo decía sin necesidad de palabras.

Era la copia exacta de su madre, y sin conocerla del todo ya lo tenía en sus manos.

No podía simplemente seguirla dañando.

No cuando en el pasado le causó uno de sus traumas, sin contar, con lo que sabia, teniéndola como la mayor ignorante de todas en su familia.

No se quería ni imaginar cuando todo explotara en su cara.

Pero, para eso estaba Adler.

Nadie como el para sostenerla.

Y también estaba Luisa.

Su Isa.

Era uno de los factores que lo detenían.

Se había puesto en medio para contenerlo, y lo había logrado.

Su cariño por ella resultaba desmedido y descontrolado, tan significativo que entorno a su conexión se había formado una promesa para otra eternidad o vida.

Y por eso es por lo que ahí estaba.

Abordándole.

Portando la fiel intención de conseguir unas palabras con la mujer que más lo conocía después de Aurora.

Porque la rubia entendía más de el que cualquiera, sorprendiéndolo gratamente.

Esperó a que estuviese sola.

Nunca desprotegida, porque ella por su cuenta, sin intermediarios era un peligro inminente.

Se adentró a la habitación que ocupaba, encontrándola sentada con ropa de cama en uno de los muebles de la estancia, con la pierna cruzada.

Porque lo estaba esperando.

Cuadró los hombros con el corazón acelerado.

Debía enfrentarla.

Necesitaba sus palabras en esos momentos, cuando portaba el alma atormentada.

Respiró profundamente, y sin motivos para demorarse la abordó.

—Tan fría, y metódica como te recuerdo —habían tenido unas palabras ni bien dio a conocer su llegada a Londres en el evento celebrado en la residencia de Lord Berwin Spinster, Conde de Lincoln, pero solo fue para hacerle llegar la correspondencia importante e imposible de dejar pasar al haber viajado para un cargamento a África, aprovechando para cerciorarse de todo estaba en orden.

Sin embargo, no ahondaron más.

Ella tenía sus propios asuntos, en los que él no tenía cabida pese a que estaba para ella de manera incondicional, pero de manera directa no le incumbía ni importaba cuando fuera del lugar donde se encontraron había un mundo en su contra cuando de alcanzar una rubia de ojos boreales se trataba, porque al verla de lo lejos le movió en mundo, y se apoderó de lo poco de la vida que en ese tiempo volvió a controlar.

Lejos de asustarse se enderezó en la silla donde se hallaba con una bata cubriendo, claramente prestada cubriendo su camisón.




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