El CorazÓn De La Bestia (el Lobo De Albemarle) Inadecuados I

XXIX| MOTIVOS

HOLA MIS AMORES.

HA PASADO UN TIEMPO, Y ME DISCULPO POR ESO.

SE QUE PROMETÍ SER MAS COSTANTE, PERO HE ESTADO CON LA EDICION DE LA PRIMERA PARTE DE LA TRILOGIA DE LUISA Y ALEXANDRE, QUE NO ME HA QUEDADO TIEMPO DE NADA, PERO AQUÍ ESTOY DE REGRESO ESPERANDO NO VOLVER A DEJARLOS POR TANTO TIEMPO, PORQUE ESTAMOS PROXIMOS A QUE LA SEGUNDA PARTE DE ESTA HISTORIA TERMINE, PARA LLEGAR A LA PARTE EN LA QUE QUEDÓ EN CONTIENDA, PORQUE NO FUE CLARO LO QUE PASÓ CON ESTA PAREJITA Y LOS MONSTRUOS QUE LOS ACECHAN.

PERO NO SE ME PREOCUPEN, SOLO SERÁ UN LIBRO, SOLO QUE DENTRO DE ESTE ESTARÁ SEPARADO POR PARTES PARA NUESTRO MAYOR ENTIENDIMIENTO, NO SIENDO MAS, LOS INVITO A QUE VISITEN MI IG QUE AHÍ ENCONTRARAN UNA NOTICIA DE CONDENA DE AMOR (AEXANDRE & LUISA) MUY IMPORTANTE.

SOLO ME RESTA AGRADECER A UNO DE MIS MAYORES MOTORES, QUE SON USTEDES, SIN MAS, DISFRUTEN DEL CAP.

LES AMA.

JEN <3

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BESTIA

 

—«enero de 1765.

Toparme con su mirada, fue como despertar de un largo letargo del que desconocía estar sumido.

Sus ojos azulados, y acuosos calmaron la sed de mi corazón.

La sequía de mi pecho.

Revitalizando todo bajo su sutil, y efímero escrutinio.

Su carnosa, y rojiza boca se convirtió en mi verdadera perdición al ni siquiera tener un leve alcance de tomarla.

Caí en un vacío del que resurgir estuvo prohibido.

Me hallé perdido, y su nombre se convirtió en sonata para mis oídos.

Babette, tan sublime y perfecto.

Y su voz…

Esa dulce entonación, fue la que me dejó preso.

Sin intensiones de reñir, para no verme comprometido»

Escuchar en voz alta los pensamientos de ese cerdo, que seguramente se estaba quemando en las brasas del infierno, definitivamente lo estaba dejando con nula estabilidad emocional.

Porque no podía negar, que, pese a su locura, ese animal amaba a su madre.

De una manera errada, y poco ortodoxa, pero de igual manera la había convertido en su mundo, destruyéndose en el momento en el que se le cayó del pedestal.

Porque su primer error fue idealizarla, poniéndola como algo supremo cuando era un ser humano lleno de errores materializados en una dama hermosa que no debió, pero sufrió todas las consecuencias de sus actos.

Tomó una bocanada de aire, esperando la reacción de la pelinegra, cruzado de brazos a unos cuantos metros frente al rubio que mantenía a la defensiva, sin quitarle la mirada de encima con claro desafío y un brillo en los ojos que distinguió como apoyo, porque sabía mejor que nadie la historia al igual que conocía los sentimientos que despertaba el saber las aberrantes emociones de la persona que destruyó su vida por completo.

Que le quitó lo más importante de su existencia, y no tuvo oportunidad de cobrársela porque se la arrebataron.

Asintió de manera imperceptible cuando Adler achicó los ojos haciéndole una pregunta silenciosa, que lo hizo exhalar con parsimonia para sacudirse la negatividad, y seguir objetivo sin importar cuanto doliera revivir el pasado que estaba plasmado de manera literal en su piel.

Las heridas ardiéndole como si estuvieran a carne viva, dándose a notar.

Cada letra sabiéndosela de memoria cuando se aprendió ese diario, como si cada letra hubiese sido escrita por él.

Desde que lo encontró entre cientos de pertenencias de ese infeliz, fue el único que no desechó, teniéndolo como un tesoro hasta hallar el momento para darlo a conocer, y no sabía si ese era el ideal, pero debía compartirlo para no enloquecer.

Porque, por más de que fuese un ser que lidiaba en soledad con las cargas, existían algunas difíciles de sostener.

Y eso, precisamente, era aquella verdad.

—Es… estos son …—Freya balbuceó sacándolo de sus cavilaciones.

—Los pensamientos de un ferviente admirador, y enamorado de mi madre —exclamó con amargura, intentando no reír por lo falsa que se escuchaba esa frase, cuando le demostró cualquier cosa, menos ese sentir que tanto se empeñaba en plasmar en esas hojas.

Le regaló una mirada, tratando de devolverle aquel libro tan íntimo, pero negó.

» Sigue leyendo, solo así conocerán la verdad —apremió incitándole a continuar, mientras clavaba su mirada verdosa de forma significativa en Adler, que tragó grueso exponiendo, que hasta para el aun guardaba algún resquicio de solidaridad —. Si quieren estar al tanto de todo, ojear el contenido de eso les dará la clave a la realidad —nada más.

Los esposos se miraron poniéndose de acuerdo sin necesidad de palabras, cosa que le pudo haber causado envidia si no tuviese algo más fuerte con Aurora.




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