Luego de que las damas le enseñasen respeto de manera civilizada a ésos hombres, decidieron ir a cenar ya que tenían hambre por haber hospitali... digo, hablado con tres caballeros sin modales.
-Bienvenidas señori...
Un camarero alto y apuesto, con cabello negro, ojos azules y cuerpo bien ejercitado, recibió a las mujeres pero por un raro motivo se calló.
-Hola, la tonta con cara de tonta y sueño hizo una tonta reservación, su tonto nombre debe estar en la tonta lista.- dijo Victoria, refiriéndose a Amelia.
-Yo... lo siento pero no está en la lista.- dijo el hombre, cubriendo su rostro con una mano.
La mujer de cabello morado levantó una ceja, algo confundida.
-Pero sí ni siquiera le dije su tonto nombre.- exclamó Victoria.
Ése tipo tenía suerte de que hace poco liberó todo el enojó que tenía contenido o le daría una lección por su mala atención.
Amelia se acercó a Victoria y miró al hombre con una sonrisa burlona.
-¿Qué no estoy en la lista?
También soy dueña de este restaurante así que no necesito reservación.- dijo la líder de los héroes.
-¿Dueña del lugar?- preguntó Victoria, algo confundida, uniendo las piezas.
¿No le dijo el tonto remedo de héroe hace tiempo que...
La mujer palidecio, abrió sus ojos al máximo y miró al camarero que sonreía nervioso, ya no ocultando su rostro.
-Yo... hola... querida cliente.- saludo el hombre, no sabiendo que hacer en ése momento.
Su identidad de civil estaba completamente expuesta a su amada enemiga y todo gracias a su hermana.
-Claro, una triste por perder a su héroe y hacen esto.
¿Qué más quieres de mi universo? ¿Qué?- preguntó la pelirroja del grupo, ex villana, con celos.
-Karen, yo no sabía de esto.- dijo Victoria, mirando a su mejor amiga.
Estaba segura de que podía descubrir la identidad del tonto héroe cuando se le dé la gana pero nunca lo hizo por el simple hecho de que él la iba a acosar más (fingia no recordar el vergonzoso momento en el qué él de civil le hizo pasar vergüenza delante de Camila)
-¿Sucede algo por lo qué no dejas que estás bellas señoritas pasen?- preguntó otro mesero acercándose.
Ése segundo mesero era un hombre que parecía ser elegante, de cabello castaño, ojos verdes y una sonrisa que parecía ser arrogante.
Viendo a Camila, amplió su sonrisa y se acercó a la mujer, extendidole una rosa.
-Hola, soy Darwin, un gusto en recibir a una bella dama.- saludo de manera coqueta.
Todas eran hermosaa pero ésa reflejaba inocencia a diferencia de las otras, así que quizás sea más fácil de seducir.
-Asqueroso héroe coqueto.- dijo Karen, con su ceño fruncido.
El hombre al oír ésa voz muy familiar, volteo a ver a la pelirroja con sorpresa, dándose cuenta al instante de quien era.
-¿Qué ra... ¿Yerba Siniestra?
¿Qué rayos haces aquí?- preguntó mientras Camila se alejaba un poco con una sonrisa nerviosa.
Tanta incomodidad le estaba haciendo doler la cabeza.
-¡Éso debería de preguntar yo, asquerosa rata de dos patas!- gritó la de anteojos, con enojó.
-Yo... Axel es mi amigo y...
Y antes de que Darwin siga hablando, su amigo le cubrió la boca, asustado por ser su nombre dicho.
Estaba muerto, estaba destinado a morir soltero ahora que su amada reina oyó la verdad.
Mirando en dirección de su amada, vio como ella parecía no darle importancia al asunto.
-No hace falta que lo evites, tu tonta hermana ya me dijo la verdad.- explicó Victoria.
-¡Amelia!
Y el hombre miró a su hermana mayor que sólo sonreía levemente.
-Yo sólo quiero ver sangre.- dijo la líderde los héroes, con honestidad total.
-Mi reina, yo... puedo explicarlo.- tartamudeo Axel, mirando a su amada.
-No hace falta, sólo un idiota le daría una pista de su identidad a su enemigo.
Podrás ser un tonto de primera pero no un idiota, pero como castigo, no nos vas a cobrar.- exclamó la mujer mientras sonreía levemente.
El ojiazul dejó libre a su amigo y sonrió al ver que su amada no estaba enojada.
Ya está, quería ser el hombre de ésa mujer tan increíble.
-La cuatro ojos sí tiene que pagar, seguro es una tragona.- dijo Darwin, señalando a Karen.
Molestar a ésa mujer era su pasión, su pasatiempo, su razón de existir.
-¡Argh! ¡¿Qué tienes conmigo?!- preguntó la pelirroja, empujando al hombre con una mano.
-Nada, sólo es divertido molestarte.- dijo el ojiverde, con una sonrisa burlona.
-¿Por qué siento que no debí haber venido?- preguntó Camila en un susurro.
-Tu sólo disfruta del show.- exclamó Amelia, comiendo palomitas que sacó de quien sabe donde.
Ver a los demás pelear era su novela de las tardes.
Sí, era malvada, no lo negaba, lo aceptaba y lo disfrutaba.
-Yo... yo creí que te importaba, pero... pero creó que me equivoque.- dijo Karen, con la mirada gacha y voz débil.
-Yerba Siniestra, eras una villana y yo un héroe.- señaló el hombre, con seriedad poco usual en él.
-¡Exacto, eramos! ¡Yo renuncie a ser una supervillana y tu sigues siendo un super patán conmigo!- gritó la mujer antes de irse del lugar, corriendo.
Darwin prefería seguir trabajando tranquilamente y fingir que nada pasó, pero las miradas amenazantes de todos le dieron motivación para ir tras Karen.
Yendo por el mismo camino que la mujer, la alcanzó rápido ya que estaba esperando a que pasen los vehículos para continuar con su camino.
Acercándose a ella, la agarró del brazo y la hizo dar media vuelta.
-Yo... lo siento, es que... soy un idiota, ¿bien?
No quería que me pasé lo mismo que al tonto de Guerrero Solar así que renuncie a ser héroe por éso.- dijo el ojiverde, derrotado.
Ya no tenía caso ocultarlo.
-¿Qué le pasa a Guerrero Solar?- preguntó la mujer, confundida.
-Se... se enamoró de su villana.- respondió el ex héroe, con su mirada gacha.
Karen estuvo por unos segundos en shock al oír éso y al entenderlo, agachó la mirada con sus mejillas sonrojadas.