El corazón de Rubí

REVELACIONES

 

Luego de mi baño me coloco un vestido sencillo, pero bastante apropiado para poder salir en caso de que mi madre tenga algo planeado para este día, solo espero que no sea ir a tomar él te a casa de la baronesa, las reuniones con esa mujer son interminables, nunca deja de hablar de lo afortunada que es de tener un ahijado de su estirpe, esa mujer me vuelve loca, no tiene nada mejor de que hablar desde que su hijo se casó con una joven de procedencia bastante humilde pero muy hermosa y simpática pero para ella que su hijo la tomara por esposa era la peor deshonra que existía en nuestra clase.

Luego de estar lista bajo al comedor ya que la comida estaba servida, en el me encuentro solo a mi madre ya que mi padre los días lunes tenía que estar visitando a nuestros inquilinos y viendo que todo estuviera en orden, mi padre encomendó dicha tarea a una persona que se encargaba de todos esos asuntos, pero últimamente se había dado cuenta que el capataz no solucionaba los problemas de los campesinos y personas con menos recursos. El dinero que pedía para dichos casos no aparecía ni se veían los frutos, mi padre no le gustaba que las personas que Vivian bajo su protección pasaran inconvenientes por cosas como estas, hace más de tres años que había dejado todo a manos de su empleado y al dar una vuelta sin previo aviso por sus tierras quedo anonadado por el deterioro de las viviendas y las malas condiciones en que se encontraban. Desde ese día que empezó a hacerle un seguimiento al capataz para ver cuánto le había robado verdaderamente y poder meterlo a la cárcel, estaba en mis pensamientos cuando escucho que mi madre me estaba hablando.

- ¿Quedo claro hija?

- Eh... si madre

- Entonces ve por tus guantes y sombrilla  para que nos vallamos a casa de la baronesa

- Enseguida madre

Hay no! Tendría que haber silenciado mi mente a casa de la vieja cacatúa otra vez, este día será insufrible

Al llegar a la casa de la baronesa intento cambiar mi expresión por una de cortesía y alegría por estar en su casa y escuchar las anécdotas de su condenado ahijado, que según ella es perfecto ja, perfectas mis enaguas si piensa que le voy a creer todo lo que dice de ese mequetrefe ja.

En la entrada esta la baronesa con una sonrisa de oreja a oreja esperándonos, nada más entrar.

- Marquesa buenas tardes ¿Cómo se encuentra?

- Baronesa que esplendida se ve hoy, gracias por preguntar me encuentro perfectamente y usted ¿cómo se encuentra?

- Esplendida querida, sobre todo con la sorpresa que tuve de mi querido ahijado

Hay no aquí vamos de nuevo la vieja cacatúa va a comenzar a hablar de su ahijado.

- Pero bueno no las aburriré más hablando de eso, pase por favor.

Eso fue raro pero bueno no me puedo quejar ya que no tendríamos que escuchar otro relato, mientras estábamos tomando él te me levanto para ir al baño cuando de la nada choco contra algo duro, pero antes de caer al piso veo que era un hombre con un cuerpo de infarto bastante bien trabajado, en vez de ayudarme a parar se queda quieto, no logro verle el rostro, pero no me interesa y le digo lo primero que me viene a la cabeza.

- Acaso no me ayudaras a pararme animal.

- Lo lamento, pero no hablo con mulas.

Cuando dice eso encuentro su rostro y me doy cuenta que era el príncipe

- Usted

Si las miradas matasen el estaría en este minuto bajo tierra

- Lady Peirce es usted, la.... Lamento lo sucedido.

En ese minuto que me ayuda levantarme entra la baronesa en el pasillo y se nos queda mirando de forma curiosa ja como si eso fuera poco normal en ella.

- Pero ¿qué está pasando aquí?

- Madrina lamento lo sucedido iba distraído cuando choque con lady Pierce

- ¿madrina?

- Oh mi lady, pero que modales los míos, ¿nunca dije que mi ahijado era el príncipe?

- Al parecer no mi lady creo que olvido ese detalle

Luego de ese percance Rubí fue al baño y pudo volver más tranquila al salón de té donde se encontraban todas pavoneándose con el príncipe, este al ver que ella entraba a la sala se puso inmediatamente de pie.

- Mi lady ¿se encuentra mejor?

Rubí en ese minuto no pudo contener soltar una carcajada la cual su madre y las demás damas desaprobaron de inmediato con miradas reprobatorias, pero al príncipe eso le encanto, se dio cuenta que no era como las demás mujeres que conocía, que ella era un ser celestial

- Muchas gracias por su preocupación su excelencia. Me encuentro mucho mejor.

- Eso me alegra demasiado.

Todas las mujeres hay presentes miraban a la pareja que hablaba como si se conocieran de toda la vida, solo eso basto para que la madre de Rubí empezará a formas ideas en su mente, pero ella no sabía que su marido ya tenía todo planeado, ¿será el príncipe el futuro marido de Rubí? ¿Por qué vino a York junto un mes antes del cumpleaños de esta?




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