Habían recuerdos de la guerra que le causaban placer y otros solían hacerla desgarrarse. Las voces alteradas de las brujas solían recordarle el chirrido de las espadas chocando. Tal vez, sus reclamos le recordaban la maldición que la rodeaba y cómo su vida estaba condenada a un deceso doloroso Todas tenían un mismo reclamo, algo que las mantenía alerta y deseosas de una batalla. Las brujas no eran guerreras natas; eran creadoras, mujeres de temple y valor. Aunque sus costumbres fuesen pacíficas, las secuelas de una masacre eran complejas La disputa mantuvo dos interrogantes. ¿Las brujas habían olvidado la guerra que azotó su nación hace 170 años? ¿Estaban dispuestas a pensar en la paz?. La respuesta en ambas era la negación y la rabia Aunque ese pensamiento solo lo tenían las brujas mas arcaicas, las jóvenes solo querían vivir en paz. Ella deseaba la tranquilidad Ella estaba quieta, observando como todos creían tener la potestad de opinar sobre su nación y las elecciones que ella debía tomar. Su majestad o como los humanos solían llamarla "la reina maldita" estaba esperando que el silencio inundara la habitación, pero, este suceso nunca llegó Levantar la palma de su mano fue suficiente para que la euforia acabara. —He recibido una propuesta de la nación humana— sus palabras calmadas eran una advertencia— He escuchado comentarios, algunas frases involucran mi nombre y lo asocian con la cobardía. Sus hijas, las brujas más jóvenes hablan sobre la guerra, como no fuimos vencedores— sus ojos recorrían cada facción de los presentes— Fuimos robados con la caída del rey y aun, afrontamos las consecuencias—ella no estaba calmada, solo su presencia estaba quieta— Muchas de sus crías cuestionan cómo será mi mandato, si una guerra está en nuestras puertas. ¿No suelen enseñarles a sus hijas que yo lidere la última guerra? ¿Ellas no son conscientes de los pueblos humanos que devaste o como sangramos juntas? Si el silencio pudiese materializarse, estaría sentado con ellos. —Escuche cada una de sus preocupaciones, parecen no confiar en mí— declaró en voz baja mientras se colocaba de pie— Los humanos desean celebrar la luna roja como se hacía en la antigüedad y a ellos se agregan; los vampiros. Es nuestra oportunidad de enmendar la paz. Una hechicera se coloco de pie y exclamó sus preocupaciones a la reina —Su maldición podría matarla. Majestad, es una trampa— intento que la reina cambiase de opinión —No deben preocuparse, mi maldición solo habla de mi muerte, no sobre la suya—comentó, caminando hacia la puerta con grandes pasos— Somos dos razas en esta nación, brujos y hechiceros. Ni siquiera la alquimia o la magia pudieron quitarme este peso o descifrar con claridad aquellas frases. Los humanos no pudieron amedrentarme hace un siglo, no lo harán ahora Antes de salir de la habitación, dijo sus últimas palabras en aquella sala —La celebración dura al rededor de dos meses y los humanos solo pueden verla cada tanto— explicó mirando los pasillos que la esperaban—Ellos no pudieron derrotarnos en nuestro momento más débil, no lo harán ahora y si lo intentan, no importa que otra maldición toque mi alma; los eliminaré Ahora tendría que mantener la paz que le había ganado sacrificándose
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