El corazon de una bruja maldita

-Es una propuesta muy arriesgada...

POV: GENEVIEVE

Mi cuerpo estaba flotando en un arroyo. Tal vez era el mar o un lago, no sabía que deseaba proyectar la magia.

Mi cuerpo físico estaba descansando, pero mi mente se había despertado hace algunas horas.

Sabía que no había muerto porque estaba en paz.

No quería despertar y discutir con Feredik. Seguro estaba asustado. Y molesto.

¿Quién era esa mujer? ¿Por qué me estaba persiguiendo? Algo era claro, no era humana. Tenía que buscar a la creadora de las guardias, necesitaba a alguien que conociera como la magia se comportaba en tierras humanas desde hace décadas.

Mi cuerpo se movió. Despertaría dentro de poco.

Cerré mis ojos, intentando dejarme envolver por todo a mí alrededor.

Nada dolió. Volver en sí fue como despertar de un sueño profundo. Mi cuerpo estaba cubierto por la seda.

Feredik estaba de espaldas, no tenía uniforme, pero estaba hablando con Pander con una daga en la mano.

—Le repito, que no tengo explicación para su majestad— dijo, apretando el puente de su nariz— Alteza, ella solo está dormida.

—¿Cómo mi hermana puede estar solo dormida? ¿Quieres verme la cara de estúpido?

—Nunca intentaría faltarle el respeto a mi futuro señor.

—¡Claro que lo intentas!

Interrumpí su conversación.

—Cuida tu tono cuando le hablas a tus mayores, Fek— dije, arrastrando cada palabra.

Su espalda se irguió y su cuello se giró con rapidez. Feredik tenía los ojos rojos y se miraba desaliñado. ¿Cuánto tiempo dormí?

Soltó la daga y se movió con pasos largos, se metió en la cama con rapidez y me rodeo entre sus brazos. Feredik no le gustaba dar abrazos, así que esto era preocupante. ¿Cuánto dormí?

—Estaba tan asustado— susurro—Nunca volveré a dejarte ir.

Me preocupaba quien sería la esposa de Feredik en un futuro, tenía una manía con el control. ¿Debía arreglarle un matrimonio?

Con movimientos lentos y por órdenes del médico, Feredik se apartó. Pander me reviso con completo, parecía curioso.

—¿Ha pasado algo en mi ausencia?— le pregunté a Pander— En mi mente desperté hace horas.

—Usted ha dormido dos días, majestad. La reina humana ha venido seguido, está preocupada por usted— confeso— Experimento una gran cantidad de magia en su cuerpo, es extraño.

—¿Efecto de la tierra maldita?— pregunté.

Tomo una pausa, mirándome por un largo momento.

—Suele pasarle a los niños cuando tienen demasiado poder que controlar— dijo, mirando mis pupilas— Pero recuerdo cuando apenas eras una pequeña niña, nunca llego a suceder porque tu cuerpo estaba preparado para soportarlo, eres un Avalon, la magia no te detiene, te impulsa.

Lo miré, intentando que mis labios no temblaran con mis palabras.

—Así que mi cuerpo está débil y fue demasiado para el cuando me expuse a la magia de la tierra maldita.

—Técnicamente— tomo aire— Lo lamento majestad, pero debe pausar su labor, ya que-

—Yo tomaré esa decisión, Pander— coloqué mi espalda derecha— Pronto convocaré una reunión privada por otros asuntos. Te agradezco tu leal servicio.

Dio un gran suspiro. Pander me miraba con tristeza, siempre tenía esos ojos cuando la mancha avanzaba o Feredik se enfermaba.

Pander se fue después de darme algo de medicina e hidratarme, también me obligo ir a la letrina, sí que lo necesitaba. Mi baño fue extenso, pero no placentero. Mi hermano me observaba desde el borde de la cama y solo al mirar como su cara estaba roja, sabia lo que se venía.

Feredik hablo primero.

—Quiero tomar mi lugar en el trono.

Sus palabras me sorprendieron, pero mi rostro no mostró mayor reacción.

—Está bien, puedes comenzar el proceso. Pero debes estar en nuestras tierras para pedir el trono y esperar un tiempo para que se reúnan todos los requisitos— dije, mirándolo a los ojos— Hasta ahora, soy la reina. La única forma de heredar mañana, es que me mates hoy.

—Estás siendo ridícula.

—¿Acaso debo recordarte que venimos a las tierras neutrales para buscar beneficios para nuestra nación?— repetí sus palabras—¿Qué, si muero protegiendo a mi pueblo de una futura amenaza? ¡Tú mismo lo dijiste!— alce la voz— ¡El último deseo de una matriarca debe ser la gloria de su pueblo!.

—¡Entonces olvídalo y vive tus últimos días en paz! ¡Maldita seas, estás muriendo ahora mismo Gen!— grito— ¿Acaso no lo notas? Tu piel está mucho más pálida y tu cuerpo siente la magia como una enfermedad. ¿Por qué?.

Sentí el picor amenazar mis ojos.

—¡Solo entrégame la responsabilidad y yo asumiré el papel! ¿Acaso no mereces un descanso?—pregunto— Has hecho suficiente con criarme y colocar nuestras tierras en lo más alto. ¿No es suficiente?

Necesito protegerte. Eres lo único que tengo ¿Acaso tú no notas que eres mi vida? ¿Por qué solo me estás gritando?

—Necesito descansar, sal de la habitación— ordené, dándole la espalda. Cada una de las palabras se escuchaba más baja— Que nadie me moleste.

Feredik se fue dando un portazo.

Tome una gran cantidad de aire, intentando no llorar. Así que oficialmente estaba en mis últimos días. Todos los sabían, solo habían evitado mencionarlo.

Mis rodillas seguían doliendo, mi magia seguía dejándome y mi memoria ahora me estaba confundiendo. Jugaba conmigo, dándome recuerdos vacíos que debía interpretar después.

Extrañaba a mi madre. A veces cuando cerraba mis ojos, me imaginaba entrenado por la puerta y arrullándome en sus brazos, pero eso no pasaría en ninguna circunstancia, ya que no existe otra oportunidad o más allá para las brujas malditas.

No solía extrañar con regularidad a mi padre, ni siquiera recuerdo algún momento que fuese especial. Tal vez cuando tomaba algo cercano para golpearme o cuando solía decir que era una mujer condenada solo por desear paz entre hechiceros y brujos.

¿Mi padre lo sabía antes de morir? ¿Sabía que estaba condenada y por eso no se esforzó en conocerme? ¿Acaso este era mi destino? Traer gloria a los demás pero un castigo a mi vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.