El Corazón del Alfa

Error

Thyra se observó en el espejo después de estar lista, Adina junto a Janne y otra mujer se encargaron de arreglarla para la ceremonia de presentación, donde la pareja sería recibida por la manada y los invitados especiales, en ese caso el alfa de Gylden Skog y su esposa. 

La menor se miró con atención, su imagen no era ni siquiera lo más remoto a ella, tenía un aura elegante debido a lo delicado del vestido y el brillo de las joyas que decoraban su cuello. Ahí estaba Thyra la futura esposa del alfa de Blå Skog, y no quedaba nada de Kelly. 

—Te ves hermosa — admiró Adina.

—Me siento extraña — respondió moviendo su vestido de un lado al otro. Si ese era su atuendo para una ceremonia de presentación, no sabía qué esperar para la boda. 

—Porque no estás acostumbrada, pero creo que puedes empezar a hacerlo, eres bellísima. No sé cómo son estas ceremonias, así que vamos a relajarnos un poco. 

—Serán llamadas cuando sea la hora — dijo Janne para despedirse. 

—¿Janne? —inquirió Thyra, detuvo sus palabras cuando sintió que no sabía si era prudente… —. Sabes si el alfa Kringer ya está aquí —soltó nerviosa. 

—El alfa aún no ha llegado a la propiedad, pero no debe tardar, así que esté tranquila —animó Janne creyendo que podría darle un poco de paz a la pobre chica que no ha tenido ni un solo descanso desde que puso un pie en la manada. 

—Entiendo.

—No estés nerviosa —dijo Adina después de que las otras mujeres dejaran la habitación. 

—Lo estoy, esta es mi única oportunidad para poder ayudar a mi manada —admitió dejándose caer en la cama. Estaba muy cansada y algo abrumada. 

—Cuando te escucho hablar así temo por ti —dijo acostándose junto a ella —. Siento que estás dispuesta a hacer tantas cosas por tu manada que me da miedo pensar que no tienes límites, Kelly. 

—Es el deber que tenemos por los nuestros —aceptó la menor —. Yo debo cumplir con lo que se me ha encomendado para que mi manada sobreviva. 

—Solamente quiero que entiendas, pase lo que pase… puedes volver a Gylden Skog —aseguró Adina tomándola de la mano. 

—Lo sé… 

—Quería dejarlo claro —pronunció la rubia apretando su mano. 

Los minutos comenzaron a pasar para volverse un par de horas interminables antes de que fueran llamadas. Thyra caminó junto a Adina tomada de la mano por aquel mismo pasillo que recorrió por la noche antes de salir de esa casa. 

—Señorita Thyra debe venir conmigo —indicó Janne 

—¿Qué pasa? —cuestionó rápidamente cuando el pasillo se dividió en dos caminos. 

—Usted será acompañada a la presencia del alfa, para después encontrarse con sus invitados- — Señaló a Adina quien asintió, en cambio, Thyra tomó con mayor fuerza la mano de la rubia. 

—Danos un minuto —dijo Adina a la mujer, quien les dio espacio señalando donde debía avanzar —. Llegó el momento, Kelly. 

—Gracias por todo Adina —soltó abrazándola con fuerza. 

—Recuerda lo que te dije, en cuanto tú desees podemos salir de aquí. Aunque seas de otra manada, y yo no entienda sus reglas del todo. Para mí siempre pertenecerás a mi lado… eso nadie lo puede cambiar. 

—El alfa espera —interrumpió Isak a ambas. Thyra lo reconoció rápido y fue un alivio no tener que avanzar junto a un desconocido, aunque simplemente hubieran cruzado un par de palabras. El hombre lobo le generó confianza. 

Adina limpió las lágrimas de Thyra, refrescó sus mejillas apretándolas con su pañuelo antes de separarse de ella. 

—Sonríe —pronunció Adina antes de cruzar el pasillo, logrando que Thyra lo mirara de vuelta. 

La mujer de Magnus no quedó nada satisfecha de ver a Kelly tan perdida, se encontró con él en una habitación aparte donde estaban la madre de Kringer y otros hombres lobo. 

—¿Cómo está ella? —cuestionó Magnus.

—Intranquila —murmuró de mala gana la humana fastidiada que la observaran con recelo. 

—Solamente será un poco más de tiempo y regresaremos a Gylden Skog —palmeó su mano sobre su pierna cuando se sentó junto a él. 

La madre de Kringer observó a los presentes antes de acercarse a Janne quien aguardaba en la entrada principal.

—¿Dónde está? —inquirió Katrina a Janne.

—El alfa la mandó llamar —pronunció en secreto. Katrina pareció confundida. Miró a los invitados, aquello la tomó desprevenida. 

—Atiende a los invitados —ordenó secamente saliendo de la habitación. 

¿Qué estaba pasando? Fue la pregunta que se hizo mientras avanzaba. Mikkel se apresuró a ir tras ella. 

—No puedes abandonar la habitación. 

—Debo darle fin a esta tontería, mi hijo tiene que cancelar el matrimonio, la ha mandado llamar… 

—Katrina deja de ser tan terca, necesitamos esta unión, Kringer debe tener una esposa. Si es esta niña que lo sea, la manada puede lidiar con ello y tú también —dijo tomándola del brazo para frenarla. 

—Olvidaré quién eres y tu puesto —gruñó Katrina —. Te cortaré la cabeza si sigues deteniéndome, soy la madre del alfa… me he entregado a esta manada junto a Forseti y después de su asesinato, no me dirás que carajos hacer por mi manada. 

—Te desconozco, Katrina…

—Soy la misma, únicamente protejo a mi manada —dijo rompiendo con el agarre de Mikkel.

 

Thyra avanzó detrás de Isak, a cada paso comenzó a sentir una opresión en su pecho, tenía miedo. No era por conocer a Kringer por primera vez, sino al rechazo, si él cancelaba ese matrimonio, dejaba su manada sin una oportunidad para subsistir.  Los hombres lobos podían llegar a ser demasiados crueles con las herederas mujeres. 

Una mujer lobo no podía ser vista como un alfa, por cruel que eso sonara, estaban destinadas a la concepción y a otras tareas, las cuales eran designadas al nacer. Como ella, al ser la segunda hija, no tenía por qué preocuparse por la estabilidad de su manada, o casarse para generar un heredero. 




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