El Corazón Del Invierno (saga Corazones De Cristal #1)

Capítulo 2: La Oferta Gélida.

I. La Tensión de la Enfermería
Lyra trabajó en Kael bajo la vigilancia de dos guardias del Protectorado, sus corazones latiendo al unísono con una mezcla de miedo y fascinación. La piel de Kael era tan fría que parecía absorber el calor de la habitación.

—Tienes una herida limpia, profundo corte de espada —susurró Lyra, aplicando ungüentos calmantes.

Kael por fin rompió el silencio, su voz era baja y resonante, como un eco en una caverna de hielo. —Las montañas no son seguras para los que buscan.

—¿Buscas algo? —preguntó Lyra, sintiendo una punzada de curiosidad. Los viajeros eran raros, y los que viajaban solos en invierno profundo eran casi siempre mercenarios o locos.

Kael levantó una ceja, y la intensidad de sus ojos de cristal la hizo retroceder ligeramente. —Busco la verdad que vuestro Protectorado os oculta, Lyra. La verdad sobre por qué vivís en esta escarcha perpetua. La verdad sobre lo que selló el Invierno.

II. La Revelación del Peligro
El Protectorado se retiró, dejando a Lyra sola con su paciente. Kael se sentó, ignorando el dolor de su herida.

—La temperatura de tu cuerpo es anormal, sanadora. Eres la única persona viva en Aethelgard que irradia calor de forma natural —dijo Kael, susurrando con una familiaridad que Lyra detestó—. Eres la "Sangre de Fuego" que mencionan los cantos olvidados.

Lyra palideció, sintiendo el pánico helarle el estómago. —No sé de qué hablas. Soy una simple sanadora.

—No. Eres la llave. Cuando me tocaste, sentí cómo el sello se agitaba. El Corazón de Cristal te llama. Y si yo lo sentí, el Rey Liche también.

Kael se acercó, la distancia entre ellos una barrera electrificada de calor y frío. —He venido a llevarte a la montaña. Debes llegar al Corazón antes que los verdaderos agentes de Kyrin. O peor, antes que el Protectorado descubra tu poder y te encierre. El Capitán Yorven ya sospecha de ti.

III. La Oferta del Viaje
Lyra se alejó, su mente en un torbellino. Huir era traicionar a su gente, pero quedarse era arriesgarse a la ejecución.

—¿Y por qué debería confiar en ti? Eres un extraño que habla de profecías y Reyes Liche. Podrías ser uno de esos agentes de los que hablas.

Kael sonrió, una curva gélida y fugaz que hizo que Lyra sintiera un escalofrío de atracción y terror. —Soy peligroso, Lyra, no te lo negaré. Pero tú eres la única esperanza que tiene Aethelgard de recuperar el verano. Yo no busco liberarle. Busco controlarle. Y necesito tu poder para hacerlo.

Luego, Kael jugó su última carta, su voz bajando a un tono íntimo y urgente. —Si vienes conmigo, te prometo que te enseñaré a controlar ese fuego que te quema. Te prometo que descubrirás quién eres realmente, y la verdad sobre la maga Eira, tu antecesora. Juntos, podremos traer de vuelta el sol a tu gente.

IV. La Decisión en la Noche
Afuera, un aullido largo y solitario rasgó la noche: un Glaciefier, una criatura de la escarcha. Eldoria no era segura. El Rey Liche, aunque sellado, enviaba sus heraldos.

Lyra miró a Kael. Vio el peligro en sus ojos, pero también una promesa de aventura y conocimiento que había anhelado toda su vida. El Protectorado la mataría. Kael le ofrecía una oportunidad, por arriesgada que fuera.

Lyra apretó los labios y tomó una decisión que cambiaría su destino y el del reino. —Bien. Mañana, antes del amanecer. Pero si me traicionas... juro que usaré este fuego para quemar tu hielo hasta las cenizas.

Kael inclinó la cabeza, su mirada indescifrable. —Trato hecho, Dama de la Sangre de Fuego.

El romance y la aventura habían comenzado.



#1544 en Fantasía

En el texto hay: fantasia, avetura, magia amor y lucha

Editado: 19.12.2025

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