El Corazón Del Invierno (saga Corazones De Cristal #1)

Capítulo 8: Cadenas y Acantilados.

I. La Trampa de la Montaña

Kael y Lyra se movían rápidamente, ascendiendo por un sendero precario que serpenteaba a través de un campo de rocas glaciares. La urgencia del Capitán Yorven era palpable; el sonido de los cuernos se hacía más cercano.

—Yorven no se detiene —dijo Lyra, jadeando—. No quiere entregarnos a la Capital, quiere... quiere juzgarnos aquí.

—Él teme al desorden —respondió Kael, manteniendo un ritmo implacable—. Una bruja con poder de fuego y un extraño son demasiado para su estructura de leyes.

Lyra notó la frialdad con la que Kael hablaba de la ley y el orden. Le recordó que él mismo era un renegado, con planes oscuros que aún no revelaba por completo.

De repente, Kael se detuvo. Señaló un conjunto de rocas más arriba, donde la nieve era sospechosamente uniforme.

—**Trampa de Escarcha** —murmuró—. Una trampa simple, pero efectiva. Una red oculta bajo la nieve. Yorven es más listo de lo que parece.

—¿Cómo lo sabes?

—Lo sé. He visto suficiente guerra sucia. Tienen la intención de acorralarnos.

### II. El Camino del Acantilado

Estaban atrapados. Volver atrás significaba caer en las manos de Yorven. Seguir adelante significaba caer en la trampa.

Kael se volvió y miró hacia el Oeste, donde el Pico Silencioso caía en un precipicio vertiginoso, conocido como el **"Abismo de las Sombras"**.

—Solo queda un camino.

—¡El Abismo de las Sombras! ¡Nadie desciende por ahí! —exclamó Lyra, sintiendo un nudo de hielo en el estómago.

—Nadie **cuerdo** —corrigió Kael, con un destello de desafío en sus ojos de cristal—. Pero el camino es empinado y traicionero, no está vigilado. Nos da una oportunidad de evadir a Yorven y acercarnos al Templo.

Kael comenzó a atar una cuerda de escalada fina pero resistente a un saliente de roca.

—¿Confías en mí, Sangre de Fuego?

La pregunta no era sobre la cuerda. Era sobre él. Lyra miró atrás. Podía escuchar las voces distantes de los hombres de Yorven. Tenía que confiar.

—Más que en mi propia suerte —respondió ella, forzando la fe en su voz.

### III. La Caída Libre

El descenso fue aterrador. Kael iba primero, moviéndose con una precisión felina, asegurando la cuerda. Lyra descendía tras él, sus dedos entumecidos luchando por aferrarse a la cuerda helada. La profundidad del abismo bajo ellos era tan inmensa que Lyra se sentía mareada.

A mitad del descenso, Kael se detuvo.

—Hay un nicho. Desciende, Lyra. Nos esperan sorpresas al final.

Lyra se deslizó en el nicho, una repisa estrecha. Se sintió brevemente segura, pero entonces notó el olor: metal, sudor y el aroma inconfundible del Protectorado.

Antes de que pudiera advertir a Kael, un soldado que se había escondido en el nicho saltó. Le puso una daga de caza en la garganta.

—¡Quieta, bruja! ¡O haré que caiga en el abismo! —siseó el soldado.

### IV. Intervención Gélida

Kael escuchó el forcejeo y se dejó caer rápidamente. Al ver la daga en la garganta de Lyra, su expresión se transformó. Desapareció la frialdad controlada; quedó solo una furia gélida y terrible. Sus ojos de cristal se encendieron con una luz azul intenso.

—**Suéltala** —la voz de Kael era baja, pero resonó con un poder frío que hizo vibrar el aire.

El soldado, aterrado por el aspecto de Kael y la extraña resonancia, dudó. En ese instante, Kael actuó con una velocidad que desafiaba la vista. Su mano no tocó su espada. En su lugar, un fino chorro de **escarcha oscura** brotó de su palma.

La escarcha golpeó la mano del soldado. No lo congeló por completo, pero la mano del hombre se adhirió inmediatamente a la roca, como si una capa de cemento helado se hubiera formado instantáneamente. El hombre gritó, soltando la daga.

Kael lo empujó sin piedad, y el soldado cayó al abismo con un grito que fue cortado brutalmente por el viento.

Lyra, conmocionada, miró la mano de Kael, que volvía lentamente a su color pálido normal. Su poder no era solo resistencia al frío, sino la **capacidad de manipularlo**, de usar la escarcha como arma.

—Ese... ese fue tu poder... —dijo Lyra, sintiendo que la traición se acercaba. Kael no era solo el hijo del Liche, ¡podría ser tan peligroso como él!

Kael la miró, su expresión de nuevo controlada.
—Te dije que no soy bueno, Lyra. Pero te salvé. Te salvé de ellos, y me salvé de mi promesa de no usarte. Ahora, apresúrate. Debemos llegar al templo.

El vínculo de necesidad se había intensificado, pero ahora estaba marcado por el miedo y el conocimiento del poder oscuro de Kael.



#1544 en Fantasía

En el texto hay: fantasia, avetura, magia amor y lucha

Editado: 19.12.2025

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