Capítulo 11: La Protección de la Mentira.

### I. El Ruido de la Incursión

Lyra se obligó a sonreír, borrando de su rostro el horror de las runas que sellaban el destino de Kael. Él todavía estaba examinando el portal recién abierto, con una expresión de triunfo por haber superado la prueba.

—Lo hicimos —dijo Kael, acercándose a ella con una mirada de profunda gratitud.

Lyra sintió un dolor agudo en el pecho, la mentira ya pesaba sobre ella. Le había purificado la sangre, sellando el destino que Eira había previsto: su sacrificio.

Antes de que pudiera responder, un sonido metálico y distante rompió el silencio del templo.

—¡Protectorado! —siseó Kael.

Habían sido más rápidos de lo esperado. Yorven y sus hombres habían encontrado el túnel. El tiempo de Lyra para procesar la verdad había terminado; ahora debía actuar.

—¡Vienen por el túnel! —gritó Lyra.

—Tenemos que ir al portal. ¡Es nuestra única salida! —ordenó Kael.

### II. La Persecución en la Cámara

Kael corrió hacia el portal, pero los pasos se acercaban. El Capitán Yorven, con su rostro endurecido por la escarcha, irrumpió en la cámara. Su mirada se posó inmediatamente en Lyra y Kael, y luego en el cuenco de la prueba con la gota de sangre purificada.

—¡Ahí están! ¡La bruja de fuego y el siervo del Liche! —rugió Yorven, desenvainando su espada—. ¡Ríndanse o mueran!

Los soldados del Protectorado se dispersaron, bloqueando la entrada y el acceso al portal.

Kael blandió su espada, preparándose para luchar.
—¡Ve al portal, Lyra! ¡Yo los detendré!

—No. Eres demasiado lento contra tantos —dijo Lyra, la adrenalina reemplazando su miedo. Ella sabía que Kael podía usar la escarcha oscura, pero un combate prolongado lo agotaría, y ella lo necesitaba para el ritual final.

### III. El Escudo de Fuego

Lyra dio un paso al frente. No era una guerrera, pero ahora era una guardiana de la Profecía y la protectora del hombre que debía sacrificar.

—¡Atrás! —gritó, no con rabia, sino con la intensidad de su poder latente.

Concentró el calor de su cuerpo en sus manos y lo proyectó. No fue un chorro, sino un **muro de calor ondulante**, como el aire caliente sobre un desierto. La onda golpeó a los soldados. No los quemó, pero sus pesadas armaduras de metal se calentaron instantáneamente. Los hombres gritaron de dolor, obligados a retroceder, soltando sus armas al contacto con el metal hirviente.

Yorven, aunque protegido por su capa, sintió el poder y se detuvo, su rostro una máscara de asombro y terror.

—¡Fuego de bruja! ¡Aléjense de ella! —ordenó Yorven.

Kael, detrás de Lyra, la miró con absoluta fascinación. El poder de Lyra era defensa pura, un escudo que lo protegía a él.

### IV. La Decisión Desgarradora

Yorven, viendo que la entrada estaba bloqueada, apuntó su espada a Kael.
—¡Ya que no puedo contigo, bruja, acabaré con su líder! ¡Él es el siervo del Rey Liche!

Yorven cargó contra Kael. Kael respondió. La espada del Protectorado chocó contra el acero de Kael, y la lucha fue brutal, metal contra metal.

Lyra sabía que si Yorven mataba a Kael, la Profecía fallaría, y el Rey Liche nunca sería vencido. Tuvo que tomar una decisión. Ella usó su poder una vez más, no para herir, sino para **manipular**.

Una ola de calor controlada golpeó los pies de Yorven. El hielo bajo él se derritió momentáneamente, creando un charco de agua. Yorven perdió el equilibrio, tropezando hacia atrás. Kael aprovechó el instante para golpearlo con el pomo de su espada, dejándolo inconsciente.

—¡Ahora, Lyra! —gritó Kael, señalando el portal.

Tomados de la mano, con la cámara llena de soldados aturdidos y quemados, saltaron a través del portal arcoíris.

El Portal se cerró con un chasquido sordo, y el Templo quedó en silencio, dejando solo a los hombres de Yorven y la evidencia de que el poder de la "Sangre de Fuego" era real, y que ella había elegido proteger al "Hielo Eterno".

### I. El Ruido de la Incursión

Lyra se obligó a sonreír, borrando de su rostro el horror de las runas que sellaban el destino de Kael. Él todavía estaba examinando el portal recién abierto, con una expresión de triunfo por haber superado la prueba.

—Lo hicimos —dijo Kael, acercándose a ella con una mirada de profunda gratitud.

Lyra sintió un dolor agudo en el pecho, la mentira ya pesaba sobre ella. Le había purificado la sangre, sellando el destino que Eira había previsto: su sacrificio.

Antes de que pudiera responder, un sonido metálico y distante rompió el silencio del templo.

—¡Protectorado! —siseó Kael.

Habían sido más rápidos de lo esperado. Yorven y sus hombres habían encontrado el túnel. El tiempo de Lyra para procesar la verdad había terminado; ahora debía actuar.

—¡Vienen por el túnel! —gritó Lyra.

—Tenemos que ir al portal. ¡Es nuestra única salida! —ordenó Kael.

### II. La Persecución en la Cámara

Kael corrió hacia el portal, pero los pasos se acercaban. El Capitán Yorven, con su rostro endurecido por la escarcha, irrumpió en la cámara. Su mirada se posó inmediatamente en Lyra y Kael, y luego en el cuenco de la prueba con la gota de sangre purificada.

—¡Ahí están! ¡La bruja de fuego y el siervo del Liche! —rugió Yorven, desenvainando su espada—. ¡Ríndanse o mueran!

Los soldados del Protectorado se dispersaron, bloqueando la entrada y el acceso al portal.

Kael blandió su espada, preparándose para luchar.
—¡Ve al portal, Lyra! ¡Yo los detendré!

—No. Eres demasiado lento contra tantos —dijo Lyra, la adrenalina reemplazando su miedo. Ella sabía que Kael podía usar la escarcha oscura, pero un combate prolongado lo agotaría, y ella lo necesitaba para el ritual final.

### III. El Escudo de Fuego

Lyra dio un paso al frente. No era una guerrera, pero ahora era una guardiana de la Profecía y la protectora del hombre que debía sacrificar.

—¡Atrás! —gritó, no con rabia, sino con la intensidad de su poder latente.