El corazón manda

Capítulo 17: Allison

Cuando entramos al restaurante de nuevo, la rubia nos mira sorprendida al ver que regresamos. Giorgio le aclara la situación diciéndole que fue un error de él el no avisarle de la “exclusividad" que Kaden tiene en el restaurante y una vez todo queda aclarado Giorgio nos conduce a una mesa.


La única palabra que se me pasa por la mente para describir el salón del restaurante es: impresionante.


Cuando vi la fachada exterior creí que sería algo rústico, pero en realidad es moderno y lujoso, me recuerda a las escenas en las películas donde las personas se reúnen para cerrar negocios multimillonarios o donde familias importantes celebran algún evento elitista.


La mayoría de las mesas están ocupadas, pero Giorgio nos lleva hasta una que está al fondo del salón. La mesa está ubicada en la esquina izquierda y como está al fondo la lámpara central que da iluminación al salón no es tan potente ahí, así que de cierto modo nos da privacidad.


-Allison. _Llama Kaden cuando saca una de las sillas para mi.


-Gracias. _Digo sonriendo levemente. Me siento y Kaden se sienta frente a mi, de modo que yo le doy la espalda a todos mientras que Kaden si puede ver todo el lugar.


-Espero que esta mesa sea de su agrado. _Nos dice Giorgio, nos entrega los menús y se retira.


Repaso el menú, la mayoría de los platillos estan en otros idiomas que no entiendo, los leo mentalmente para ver si alguno al menos se me hace conocido, pero no.


Le lanzo una mirada a Kaden y nuestros ojos chocan ya que él ya me estaba viendo.


-¿Ya sabes que pedir? _Pregunta. Siento como mi rostro se sonroja de la vergüenza.


-Hmmm, en realidad no. _Respondo. No sé cómo decirle que no entiendo nada del menú.


-¿No hay nada de tu agrado? Podemos pedir algo al gusto si prefieres. _Es tan lindo. Está atento a mi, buscando que me sienta cómoda. Que se comporte así me da el empujón que necesito para ser sincera por más vergüenza que me de.


-No es eso, lo que pasa es que no entiendo nada del menú. Todo está en otros idiomas. _Siento como mis mejillas se tornan rojas de nuevo. Su boca se abre y se cierra varias veces sin saber que decir hasta que encuentra las palabras.


-Lo siento Allison, soy un idiota. La verdad es que no se me ocurrió pensar eso. ¿qué prefieres? ¿comida italiana, francesa, tailandesa?


-Nunca he probado algo tailandés y prefiero no arriesgarme. _Bromeo para hacerle saber que no pasa nada. -Creo que comida francesa estaría bien.


-De acuerdo. Ve a la página… cinco, esa es la sección de Francia. En aperitivos hay: caracoles rellenos, muy ricos por cierto. _Kaden se ríe cuando arrugo la cara con desagrado. Sé que seguramente están deliciosos, pero sólo de imaginarme a los caracoles en su caparazón cuando de niña los veía en el patio se me revuelve el estómago. -De acuerdo, de acuerdo, caracoles no. Hay mejillones con papas fritas y salsa de cebolla o queso.


-Eso suena bien. _Le digo. Él asiente y continúa.


-También hay canapés con relleno de atún, carne, pollo o verduras. Creo que pediré esto.


-Yo también los pediré, suenan deliciosos. _Afirmo.


-De acuerdo entonces, ¿con cuál relleno?


-Hmmm, carne.


Así continúa por unos minutos, traduciendome los nombres de los platillos hasta que decido pedir coq au vin que según Kaden es pollo o pato al vino, pedí pollo. De postre me decidí por tarta tartín que es tarta de manzana y de beber pedí agua con gas para el aperitivo, coca cola para el plato principal y café con leche para el postre. Kaden eligió confit de canard que es confite de pato acompañado de una copa de vino tinto, vino blanco para el aperitivo y de postre unas crepes Suzette que según me dijo son crepas con licor de mandarina y miel acompañado de café con leche.


Cuando el camarero llega, Kaden le pide los platillos en lo que a mis oídos suena como francés perfecto y escucharlo hablar en ese acento le hace cosas a mi estómago.


Cuando el mesero se va, Kaden me mira y pregunta sonriendo:


-¿Por qué me miras así?


-¿Desde cuándo hablas francés? Parece como si lo hablaras desde siempre.


-Oh, cuando iba al colegio nos daban unas clases de francés, me gustaba mucho, así que cuando tuve la oportunidad estudié el idioma por seis meses. No soy experto hablandolo, pero lo manejo bastante bien y lo practico cada vez que puedo. 


-Yo soy pésima en idiomas, prefiero más los algoritmos y la tecnología. 


-Lo sé. Fue impresionante como me ayudaste con mi computadora, la aplicación que instalaste es genial, desde entonces no he tenido ningún problema con ella. _Escuchar eso me hace feliz y me entusiasma. Esa aplicación es mi mejor proyecto y saber que le funciona como yo tenía previsto es reconfortante. -¿Tú la creaste verdad? _Pregunta. Quiero que me conozca, pero esa pregunta llevará a otra y me avergüenza que sepa lo que hay detrás de eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.