Llegamos al bar depsues de dejar nuestras cosas en el hostal, pedimos tres cervezas, mientras yo seguìa contemplando aquella vista del atardecer. Mark me mirò con una mezcla de extrañeza y relajaciòn.-Que sorpresa que estes que estes tan tranquilo, en CopperTown estabas bastante estresado me parece, querido Manuel.- A loq ue yo respondì.-Es que este lugar tiene algo especial.-Ambos me miraron extrañados, al igual que el bar tender, que nos miraba desde el fondo, dubitativamente. Cuando nos trajeron las cerevezas y estuvimos a punto de dar el brindis, una mujer entrò gritando al bar.-¡El caballo!¡El caballo!