El "coso"

El "coso" de damo...

Luke sigue aferrando mi mano mientras caminamos por el pasillo, yo lo sigo aun tratando de entender todo lo que ha pasado, todo aquel a quien topamos nos queda viendo. Va tan rápido que tengo que trotar para ir a su paso. Cuando nos detenemos a tomar el ascensor percibo que está muy molesto, trago saliva. Es mi culpa, todo es mi culpa. Tuvo que admitir algo falso delante de todos solo por salvarme. Quizás tiene novia, no sé que consecuencias habrá para él debido a mi culpa, por querer salvarme.

Estoy por disculparme profusamente, pero el ascensor abre sus puertas él me lleva hacia dentro y tropiezo al entrar.

- Auch. – digo al tropezar.

- ¿Estás bien? – Dice rápido.

- Sí, pero. ¿podrías soltarme? Mi mano se va poner azul.

- Claro, lo siento. – Estoy por soltar todas mis disculpas, cuando entra más gente. Llegamos a recepción y vuelve a tomar mi mano para mi sorpresa solo que esta vez con suavidad. Pasamos delante de Jaz y nos mira con los ojos muy abiertos, vocaliza un "mentirosa" y hago lo mismo pero diciendo "luego te explico". Salimos a la calle y seguimos caminando, parece que vamos a recorrer la ciudad a pie o algo así.

- Espera. Por favor, espera. – Y lo detengo.

- ¿Te he vuelto a lastimar?

- Perdóname, en serio yo... no sé ni que palabras usar para que puedas creer y entender cuanto lo siento. Te puse en una situación horrible allá dentro y todo es mi culpa, ahora has tenido que decir una mentira solo por salvarme y no sé que consecuencias tendrá eso para ti. Es solo que... sé que debí haberme quedado callada pero... - Odio que pase pero se me empañaron los ojos. – Ya era mucho lo que había tenido que soportar. Debí detenerme pero...

- No digas más. – Me puso sus manos en los hombros.

- Pero, estás molesto y yo...

- Molesto si, pero precisamente por lo que veo que has tenido que aguantar. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que volverías loco a cualquier hombre pero eso no le da derecho a nadie de acosarte sexualmente, ni tampoco le da derecho a acosarte laboralmente a una mujer envidiosa. Tampoco es justo que se te denigre o acuse con facilidad pasmosa solo porque la hija del dueño lo hace. ¿Cómo has sobrevivido allí? – Parpadeo de la impresión por sus palabras ¿Cualquiera con dos dedos de frente sabe que volverías loco a cualquier hombre? Sí, claro. Se me desliza una traidora lágrima, menos mal que ya no siento ganas de llorar, simplemente esa gotita traidora quiso aventurarse fuera de mi ojo, él la limpia con suma delicadeza con un dedo y me dice: No llores por favor.

- Perdón.

- Deja de disculparte.

- Puedes decir que terminamos porque no quise renunciar a la empresa o algo así. O que no querías rastro de dudas en el proyecto y decidimos dar por finalizado todo o... -

- O mejor esto. – Me dice y pone su mano en mi mejilla se acerca y me besa ¡cielos! Es un beso casi inocente, casi, pero mis piernas vuelven a ser de gelatina. Toca mis labios suavemente y con toda tranquilidad entreabre mi boca con la suya, empieza tranquilo, sin prisas pero poco a poco vamos subiendo la intensidad ambos, cuando me percato tengo mis brazos alrededor de su cuello y él ahora me rodea la cintura, se nos olvida que estamos en la calle a vista de medio mundo y a unos cuantos pasos de donde trabajo, hasta que oigo un carraspeo fuerte a mi espalda intento separarme, pero él no parece querer soltarme, en mi segundo intento me deja ir. Ambos estamos agitados.

- Bueno, veo que al parecer se llevan muy pero que muy bien. – Es Crissa con una cara de querer morir de la risa.

- Si alguien te pregunta estamos comprometidos. – Le dice Luke con una amplia sonrisa.

- ¿Ah sí? ¿pero, por qué?

- Larga historia. – Le digo yo.

- Más bien corta. – Dice Crissa.

- Bueno, digamos a los curiosos que fue amor a primera vista y así ya no preguntarán nada. – Le digo entre risas.

- Una fresca mañana frente a una tienda de arte. – Dice Luke añadiendo a la historia.

- Muy bien, ¿Qué más podemos añadir? – Le digo aun divertida.

- Que lucías hermosa y adorable.

- Va genial, prosigue...

- Que no querías entrar en la tienda aunque traté de que lo hicieras y que estuve a punto de seguirte pero mi hermana salió y me arrastró adentro.

- ¿Estás hablando de esa mañana que no entré a esa tienda? ¿Es de tu hermana?

- Sí y podemos añadir que tienes la capacidad de desaparecer con rapidez, en la tienda por ejemplo en segundos ya no estabas y cuando vuelvo a verte, acosada por un idiota el que iba corto de tiempo era yo. Llegué tarde a una junta importante, pero se me olvidó por completo por cierto, no me importó ser arrastrado a un callejón mugroso, porque la que me arrastraba eras tú.

- Wow. – Exclamó Crissa.

- ¿Hablas en serio? – Volteo a ver para todos lados, esperando ver alguien de la empresa y que todo lo que ha dicho sea para el chismoso o chismosos.

- ¿No me crees? – Pregunta sorprendido.

- Lo siento, como he ido de acá para allá en dos realidades distintas yo...

- ¡Serás boba! – Dice Crissa y me empuja hacia él. – Soy abogada ¿recuerdas? Sé que dice la verdad, no hay nadie de tu horrible empresa viendo nada. Anda y bésalo, sino lo haces tú lo hago yo.

Bueno, no necesité más impulsos para hacerlo.

Un año después.

No trabajo en Diseños S&C, pero tampoco en Glorius Dreams, pero sí trabajo para ambos. Suena confuso pero en realidad, ambas empresas han decidido hacer más proyectos en conjunto visto el éxito del primero, así que hay un departamento que funciona como enlace entre ambas y que maneja todo lo relativo a los proyectos en fusión. Yo trabajo allí con Cristian, Luis y Jaime y otras veinte personas más. Tenemos un piso solo para nosotros fuera de Glorius Dreams y como a dos calles de Diseños S&C. Mi sueldo ha sido incrementado de tal manera que no tengo objeción alguna y tengo mi propia asistente. Lejos de Lucille a quien ya no se le deja participar en ninguna junta, he respirado por fin y disfrutado finalmente de mi trabajo. David supe que había sido despedido y Lucille había terminado con él. No los he visto desde esa vez. Crissa sigue arrasando en su trabajo, me rogó en innumerables ocasiones que demandáramos a Lucille, tuve que detenerla. Eso ya es un capitulo cerrado de mi vida. Mi móvil suena y recibo una foto de mi desafortunado mueble de cartón, con los meses se ha puesto más feo si cabe, pero no he querido tirarlo llega con un mensaje que me hace reír.




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