~Derrik~
Han transcurrido dos días desde que supimos que a Grayson lo acompañan un lobo negro y un vampiro cuya identidad desconocemos, ya que parece habérselos tragado la tierra. Seguimos buscando, pero hay algo más que no me deja tranquilo: el color ámbar en los ojos de mi mujer. Jamás se ha visto algo igual en un humano, al menos que yo haya escuchado.
Con los primeros albores, he llamado a Stephan para que viniera a por nosotros. Después de decidir que el lugar más seguro para mantenerla protegida a ella y a nuestro hijo es, evidentemente, en la manada, rodeados de los nuestros. En cuanto regresemos a casa, visitaré la biblioteca de mi padre, en la que conserva libros viejos de historias y leyendas antiguas. A ver si alguno de ellos habla sobre una embarazada con poderes de un hombre lobo.
Sus pesadillas se han vuelto persistentes, por lo que Jess me ha dicho que no me preocupe, que se quedará a cuidar de Ada cuando yo no esté cerca. Por supuesto, estarán acompañadas continuamente por mis guardias. Sabiendo que su padre campa a sus anchas por Camden, no pienso arriesgarme a dejarlas desprotegidas.
Alessandra me comentó anoche, cuando pasó a visitarnos, que Matías y los demás han recorrido el pueblo, pero que hasta ahora no los han encontrado. Creen que Grayson y las otras dos personas pueden estar ocultos en el bosque, lo que los llevó a comenzar la búsqueda en el mismo al quebrar el alba. Los médicos me han dicho que mi esposa y nuestro hijo están bien, por lo que no creo que haya inconveniente en pedir el alta voluntaria en cuanto llegue mi beta. Guardaba la ropa que nos habían traído los chicos cuando Ada, que había ido a darse un baño, llamó mi atención saliendo en toalla y confundida.
—Cariño, ¿esto es normal? —preguntó mostrándome su cuerpo desnudo.
Fruncí el ceño al ser testigo de cómo cada hematoma y herida iban desapareciendo una tras otra, como si nunca hubieran existido. Se estaba curando sola, como lo hacemos nosotros, los hombres lobo.
—¿Cómo ha pasado? —pregunté desconcertado.
—No lo sé, salí de la ducha, me secaba el cabello frente al espejo y vi cómo mis heridas iban desapareciendo —respondió.
—¿Te había sucedido antes de conocernos? —pregunté, recordando la historia de Alessandra y sus padres.
—No, pero... ¿cómo le explicamos esto a los doctores? —cuestionó preocupada.
—Yo me encargaré de eso. Ve a vestirte, terminaré de recoger. Stephan ha enviado un mensaje; está al caer y ya tienen nuestro dormitorio acomodado para que puedas descansar.
—¿Ya me dieron el alta? —preguntó.
—He pedido hablar con el médico que te ha tratado. Me han dicho que pasará pronto con el alta firmada —contesté.
—¿Y qué hay de mi padre? —preguntó cabizbaja.
Levanté su quijada y dije:
—No tienes de qué preocuparte, estarás en todo momento protegida. Acrecentaré la seguridad en nuestra aldea y tenemos ayuda de Luz de Luna, Garra Roja, Callum, entre otros.
Mis palabras parecieron tranquilizarla.
—Está bien, iré a vestirme. Creo que ha llegado Stephan —la miré con extrañeza. Posó un casto beso en mis labios y entró al baño.
Unos golpes suaves en la puerta me hicieron girar, y ¿adivinen a quién tenía frente a mí? Exacto, Stephan había llegado.
—¿Jess ha llamado a Ada? —pregunté a mi beta, y este negó.
—¿Y tú la avisaste cuando entraste al hospital?
—No, cuando salí de casa, Jess todavía dormía —respondió.
—¿Qué sucede? —cuestionó.
—¿Cómo es posible que ella, si es humana, te percibiera acercándote a la habitación antes que yo? —Stephan no ocultó su asombro.
~Lobo Negro~
Aún es pronto para saber mi nombre; continuaré en el anonimato. Me presentaré en el momento adecuado frente a Derrik, Ada, Matías y Alessandra, quienes quedarán patidifusos cuando sepan quién soy. He vuelto por venganza; por ahora usaré a gente ingenua para el trabajo sucio. Por ejemplo, al idiota de Grayson.
Hace años, me hice una promesa: no serán felices mientras yo pueda hacer algo para impedirlo. Cometí muchos errores que no volveré a repetir; pacientemente aguardaré mi puesta en escena. Desataré el infierno en sus vidas, comenzando ya mismo. Para ello, no he regresado a Camden solo. ¿Se acuerdan de Charlie, el hermano de Ezequiel? Lo encontré por casualidad en los alrededores de Rockport, en el condado de Knox, Maine.
—Charlie —dije.
—Dime —contestó.
—Me apetece divertirme. ¿Qué dices si creamos un gran revuelo entre los humanos de Camden? —pregunté, sonriendo de lado con maldad.
—¿Ir de fiesta? —intervino Grayson.
—Me apunto —añadió, sacando sus nuevos colmillos.
—Muy bien, caballeros. Esta noche tenemos un amplio menú en la carta. Iremos a cazar humanos —añadí.
—Eso distraerá a esos estúpidos el tiempo suficiente para que podamos llegar hasta Alessandra, Paula y Ada —comentó Charlie.
~Matías~
Cuando todo esto comenzó y supimos de ese lobo campando a sus anchas, inmediatamente me conecté en videollamada con los alfas, como Hansel, Bastián Dumont, el tío Nikolay, Brent, entre otros, para mantenerles alerta sobre lo que está ocurriendo, ya que no es el primer sujeto que nos ataca y que decide hacer una visita al resto de las manadas del mundo.
Paula y Ezequiel, gracias a la diosa, se han recuperado, por lo que se unieron a la búsqueda de estos nuevos intrusos.
—Matías —intervino Anakin entrando en mi despacho.
—¿Han encontrado algo? —pregunté.
—No, Derrik me llamó. Dice que tu teléfono comunicaba.
—Sí, atendía una llamada. ¿Qué necesita Derrik? —contesté.
—Salieron del hospital. Pide que te reúnas en su casa con él a la mayor brevedad posible —respondió Anakin.
—¿Por qué pidió el alta? Pensé que se quedarían un día más —cuestioné.
—Podrá protegerla mejor en un entorno que conoce, y dice que hay algo más que es mejor que veas por ti mismo —añadió Anakin.
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Editado: 09.11.2024