El crepúsculo de los lobos [saga Resiliencia •2]

Siendo cazada

~Scott~

Antes de emprender nuestro viaje de regreso, me informaron de que Matías rechazaba todo contacto con quienes se preocupan por él, como Connor. En horas vespertinas llegamos a casa; todo aparentaba estar en calma. La tristeza se reflejaba en cada rostro de mi gente, y a lo lejos vi a mis nietas correr tras sus tíos Luciano y Leonardo.

—Papá, iré a buscarlo. Prometo no dejarlo solo —dijo Eloy, tras bajar de la camioneta al estacionar en la entrada de la manada.

—Mucho cuidado, hijo. Si sucede algo, comunícate con Adeus de inmediato —respondí.

—Tranquilo, todo estará bajo control —contestó, tomando carrerilla y transformándose al comienzo de la arboleda.

—Scott, bienvenido —dijeron Christian y Adriano, acercándose a mi posición.

—Caballeros, ¿qué tenemos? Adriano, lamento la... —me interrumpió.

—Te lo agradezco, pero no quisiera perder la pequeña esperanza de poder volver a verla viva. Escuchar el pésame sería hacerlo más real.

—Tienes razón, discúlpame —dije, y posando la vista sobre mi beta, pregunté—: Cuéntame, ¿qué novedades hay, Christian?

—Grayson esperó a que bajáramos la guardia, asesinó a nuestros guardias que custodiaban el refugio y parece ser que ha secuestrado a Ada. Derrik y sus chicos han salido a rastrearla, mientras protegemos a su gente. Sabes sobre la muerte de Sasha. —Asentí—. Leonel perdió el control y está dando caza a Charlie, pero no está solo; Ezequiel y Paula han ido con él. En cuanto a tu hijo, sigue aislado; la última vez que supimos de Matías, se encontraba en el parque estatal de Camden Hills.

—De Matías, no te preocupes; Eloy se encargará de cuidar de su hermano —abrieron los ojos desorbitados y preguntaron al unísono:

—¿Ese muchacho era Eloy?

—Ha pasado mucho tiempo —contesté—. En cuanto supo que volví, regresó de inmediato a la civilización, tengo entendido —añadí.

—Pero lo huraño no se le quitó, hasta que habló con las niñas —intervino Nikolay.

~Matías~

Con el propósito de buscar otras alternativas, en caso de que Cristina no logre hallar a Alessandra, acabo de salir de una fructífera reunión con Hudson, quien fue mi profesor de biología, conocido también como brujo sanador.

Apenas han pasado unos días, pero el transcurso del tiempo se me hace más pesado desde que mi esposa no está. No he ido a ver a mis hijas porque no tengo valor para explicarles lo débil que fui al no ser capaz de proteger a su madre. Por fortuna, gracias a Hudson sé a dónde debo viajar para volver a verla y traerla de vuelta a casa. Pero antes de partir, quise hablar con mamá; por ello vine hasta la cima de la montaña de Camden Hills, mas me temo que fui interrumpido.

—Hermano... —intervino Eloy con cautela.

—Me alegra tu regreso, pero seguro te han dicho que quiero estar solo —respondí.

—Entonces no me conoces si crees que te haré caso —contestó tajante.

—Ya me marchaba, ¿qué quieres? —pregunté.

—¿Cómo que te vas? —cuestionó confuso.

—Tengo cosas que hacer fuera del pueblo —dije.

—Iré contigo —añadió.

—No necesito una niñera —contesté con hastío.

—Hace mucho que no pasábamos tiempo juntos, míralo como una excursión de hermanos —dijo.

—Papá necesitará que te quedes a ayudarle; eres el alfa en mi ausencia —comenté, mientras salía del parque estatal para comenzar mi viaje.

—Hablé con las niñas hace unos días, ¿lo sabías? —Me quedé estático; las echaba de menos, pero como un cobarde, no me atrevía a mirarlas a los ojos—. Sé que no las has visto —añadió.

—Ella pereció por mi culpa... —mascullé cabizbajo.

—Tonterías, ahora dime, ¿cuál será nuestro destino? —preguntó.

—He ido a ver al profesor Hudson, y me ha hablado sobre un chamán que me podrá ayudar a atravesar el velo, otorgándome el tiempo suficiente para poder encontrarla.

—Papá me dijo que Cristina estaba buscándola —añadió.

—Sí, pero por lo que me explicó, su alma está perdida y resulta difícil hallarla —contesté.

—Te ayudaré a encontrarla, y no aceptaré un no por respuesta —respondió.

—Serán dos días enteros; debemos llegar a los Apalaches —añadí, y continuamos juntos este periplo.

~Hunter~

He pasado junto a los chicos todo un día buscándola; por su aroma sé que está cerca, pero por ahora debemos descansar para poder continuar mañana.

—Muchachos, pónganse cómodos; dormiremos esta noche aquí. Seré el primero en montar vigilancia; nos iremos turnando —dije.

Más tarde, mientras mis hombres dormían, me alejé unos metros de la zona de acampada que improvisamos para poder orinar, cuando fui derribado tras recibir un duro golpe.

—¡Qué diablos! —exclamé desconcertado. Levanté la quijada, y sorprendentemente, frente a mí, se encontraba mi futura luna. Muy cabreada, debo aclarar, cuando me di cuenta de que sostenía en sus manos el motivo de mi terrible dolor de cabeza: un pequeño tronco cortado.

—¡Quién eres! —exclamó—. ¿Por qué me sigues? ¿Acaso él te ha enviado por mí? —cuestionó furibunda, alzando el tronco, dispuesta a golpearme nuevamente.

—¿Cómo sabes que...? —me interrumpió.

—Mira... —suspiró con pesadez y añadió—: No sé por qué siento esta inexplicable conexión contigo; una parte de mí me dice que contigo estaré al fin a salvo. Pero la otra parte sabe que sería estúpido confiar en un desconocido, pues nada en este mundo se obtiene gratis, y menos para una huérfana sin hogar como yo —dijo con tristeza—. Por favor, solo dile que no me has visto —suplicó.

—¿Decirle a quién? No comprendo a qué te refieres; no he sido enviado por nadie. Soy el alfa de la manada de Londres. Si estás en problemas, podré ayudarte y no te pediré nada a cambio, te lo aseguro —respondí, poniéndome en pie lentamente para no asustarla.

—¿Entonces qué quieres de mí? —cuestionó con el ceño fruncido.

—La misma conexión que has sentido al verme; eso indica que eres mi... —Al verla olfatear el ambiente y notar el temor en sus ojos, guardé silencio confundido—. ¿Qué sucede? —pregunté.




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