~Matías~
Algo que he aprendido durante mi matrimonio y gracias a la bondad de mi esposa es el valor del perdón. No lo hacemos por esa persona, sino por nosotros mismos, para liberarnos del peso que nos ata al pasado y nos impide avanzar. Después de lo que he presenciado hoy, estoy considerando darle el beneficio de la duda. Tal vez esa mujer que lo acompaña pueda ayudarlo a cambiar y a recuperar la persona que alguna vez fue en su niñez.
Hank, por otro lado, fue llevado a casa de Hugo para que Cristina pudiera asegurarse de que no quedara rastro alguno de lo que Olivia le había hecho. Mientras tanto, mi esposa decidió quedarse en nuestra casa del bosque y pasar tiempo con Ada y Jessica.
Yo, en cambio, regresé a casa para hablar con mi padre y ver si había averiguado algo sobre la masacre en el pueblo. Sabía que estaría en el despacho, así que fui directamente allí. Durante el camino, pude contemplar a mi hermano en su entrenamiento con los demás en el campo abierto. Ya no era el niño que dejé marchar para vivir una temporada en Rusia; se había convertido en todo un hombre y estaba muy orgulloso de él. Nuestras miradas se conectaron por una fracción de segundo, y él me saludó con la mano, a lo que yo correspondí con una amplia sonrisa. Toqué la puerta del despacho antes de entrar.
—Adelante —respondió.
—Papá, hemos regresado.
—¿Hank se encuentra bien? —inquirió.
—Perfectamente. Ahora mismo ha ido a ver a Cristina. Pero no vas a creer quién fue la persona que lo hizo regresar a la realidad temporalmente —contesté.
—Tú dirás…
—Ethan. Se encontraron por el camino y terminaron enzarzándose en una pelea —respondí.
—¿Qué ha pasado con él? —cuestionó con asombro.
—Hank eligió darle una última oportunidad, pero fue desterrado de Camden con un ultimátum de su hermano; a lo que Ethan prometió no volver a interferir en la vida de ninguno de nosotros.
—¿A qué se debe ese cambio repentino? ¿Y si cambia de parecer y vuelve? —preguntó con preocupación.
—Por increíble que parezca, no creo que lo haga, y todo se debe a que ha encontrado a su luna. Decidió vivir junto a ella, alejado de todo esto y su pasado —afirmé. —Por cierto, papá, venía para saber cómo ha ido en el pueblo.
—No creo que te guste la respuesta que te daré, pero debes saberlo, hijo.
—Explícate, por favor —supliqué, temiéndome lo peor.
—No conocía a este grupo, pero por tus amigos he sabido que tuvisteis un encontronazo en una discoteca con ellos. Acabo de colgar a Brent, y me ha informado de la mala reputación de dichos miembros; él mismo tiene cuentas pendientes con un tal David Durand y se ha ofrecido a apoyarnos. Por supuesto, le he dicho que no es necesario por el momento, que lo llamaremos si todo pasa a mayores.
—¿Son los causantes del escándalo en la escuela? —pregunté y asintió, respondiendo.
—Todo es por mí… —mascullé entre dientes.
—No te culpes, campeón. Todo en nuestro mundo tiene un curso natural; que, afortunadamente, esta vez nunca se dio, gracias a que recuperaste, por tu perseverancia, a tu esposa —se levantó de la mesa, se acercó frente a mí, posó una mano en mi hombro y, con una cálida sonrisa, añadió: —Lo solucionaremos como todo lo demás. Escucha, he enviado a Adriano y a Henry Lennox con algunos brujos para hacer olvidar este desafortunado incidente de la mente de los humanos. Será como si jamás hubiera sucedido.
—Papá, no me gusta el rumbo que está tomando esto. Perdieron a amigos, familia. ¿Cómo les podemos quitar el proceso del duelo que merecen pasar? No tenemos derecho a eso —repliqué.
—Y no te falta razón. Por eso, lo que haremos es hacerles creer que perecieron por un terrible accidente. Asistieron a una reunión de viejos alumnos, así que les haremos creer que hubo un problema de tuberías. Las instalaciones eran viejas; creerán en eso.
—¿Qué puedo hacer para ayudar?
—¿Ahora mismo? Me apetecía llamar a las niñas. ¿Me acompañas? —me tensé en cuanto las mencionó. No las había visto desde que Alessandra murió y, como continuaban en Rusia, sobre todo por los últimos acontecimientos, no habíamos podido verlas luego del regreso de mi esposa.
—Sí, es hora de hablar con mis hijas —contesté, y percibí orgullo en la mirada de mi padre al iniciar la videollamada.
~Nikolay~
Nunca imaginé que este momento se daría. Debo confesar que me siento dividido; pero no me malinterpreten, estoy más que feliz con mi papel de padre y esposo. Sin embargo, por otro lado, desearía con todas mis fuerzas que mis padres y mi hermanita estuvieran aquí para conocer a Sergei y Nadia, mis hijos. Maldita sea, soy el hombre más afortunado del mundo.
Con todo este jaleo, he pasado algo por alto. Aunque mi suegro Bedford sabe de mí y de la vida que he comenzado a crear junto a su hija, no nos conocemos personalmente. Sé que es alguien rudo, un padre sobreprotector y un alfa disciplinado. Pero Accalia me asegura que tiene un corazón noble. Actualmente, espero recibirlo en pocos días, así que he mandado a acondicionar habitaciones para él, su esposa y, aparte, su beta.
Por primera vez en años, Scott me ha mantenido al tanto de todo cuanto ha ocurrido en Camden. Lo que mantiene inquieta mi mente es la masacre del pueblo. Sé sobre el regreso de Alessandra, y lo que no me cuenta mi cuñado, me termino enterando por Anna y los pequeños torbellinos que continúan su estadía en mi manada, hasta que las aguas se calmen en Camden.
—Vaya, mencionar a Scott y los chicos, y como si los hubiese invocado, me ha entrado una llamada de ellos —me reí entre dientes mientras tomaba la llamada. —Hola, ¿cómo va todo por allá? —cuestioné al descolgar.
—Mejor de lo esperado —contestó Matías.
—Me alegra ver que te has recuperado, Маленький воин (pequeño guerrero), y lo más importante: ver de nuevo esa enorme sonrisa. —El brillo en la mirada que Scott le dio a su hijo decía sin palabras de su amor por sus hijos, mientras Matías se ruborizaba.
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Editado: 10.12.2024