El crepúsculo de los lobos [saga Resiliencia •2]

Transcendencia

~Beth~

Soy muy consciente de que aquellos que no me conocen pueden juzgarme por mi apellido; y no los culpo por ello, sé que mi familia no es de las mejores. Con sus altos estándares, se creen dueños del mundo. Ellos son mi infierno constante y no veo el día de poder irme lejos para no volver.

Me llamo Beth Durand, tengo metro cincuenta, cabello rubio claro ondulado de media melena, ojos rasgados color café, piel clara, delgada y curvilínea. Siempre he sido el bicho raro de esta manada porque me gusta mantener las distancias con los que me rodean, ya que no comparto su manera de ver el mundo ni la personalidad arrogante de la que están muy orgullosos.

Nuestra manada, la ‘Sociedad Lunar’, es una amalgama peculiar de miembros de la alta sociedad, donde conviven diversas especies. Destacan los híbridos, que fusionan la naturaleza vampírica con las habilidades de los brujos, así como los más comunes, mitad vampiro y mitad hombre lobo. Curiosamente, en el pasado se intentó crear una nueva especie de híbridos emparejando hombres lobo y brujos, ignorando la bendición que la diosa luna otorga a los lobos con un vínculo de almas predestinadas. Sin embargo, yo soy considerada la comidilla del pueblo; me desprecian porque solo soy una simple bruja.

Mis padres se niegan a relacionarse con quienes no comparten su estatus, considerándolos inferiores según sus propios criterios. Esto siempre me ha resultado desagradable, ya que creo firmemente en la igualdad entre las personas, más allá de su posición económica; después de todo, el dinero y lo material son efímeros. Lo que perdura son las conexiones con buenas personas.

Mi padre ostenta el título de beta del alfa Ezra, quien, aunque solo posee las características de un hombre lobo, su posición como alfa lo convierte en objeto de alabanza. Aquí todos disfrutan humillando, destruyendo y exhibiendo su poder sin valorar la vida ajena, jactándose de sus logros. David, mi hermano mayor, comparte los mismos rasgos arrogantes, altaneros, prepotentes y aprovechados que mi padre. En cambio, Lina es la consentida, tratada como una princesa por mis padres y hermano, quienes satisfacen todos sus deseos y caprichos sin importar los medios utilizados para conseguirlo.

Últimamente, mi hermana se ha obsesionado con un alfa del que nunca había oído hablar y que no tiene ninguna conexión con nosotros, lo cual es una suerte para él. Por lo que pude apreciar al conocerlo personalmente, es un hombre felizmente casado y con su propia familia, lo que hace que las posibilidades para Lina sean nulas. Sin embargo, parece que este sujeto se ha convertido en otro capricho pasajero más en la larga lista de mi hermana. Furiosa, exigió venganza contra Matías y sus amigos por el desplante y la humillación que ella y sus estúpidas amigas sufrieron en la discoteca; y, por supuesto, ellos se lo concedieron, llevando el caos al pueblo de Camden.

Desde el momento en que supe lo que planeaban, me negué rotundamente a participar en esa absurda confrontación sin sentido. Pero no tuve opción, pues las palabras de mis padres y el alfa me recordaron las posibles consecuencias si me convertía en una deshonra para la familia por mi desobediencia, lo cual me trajo a la memoria dolorosos recuerdos, como el trágico destino de Abby, quien era la mate de mi hermano David. Asustada, terminé aceptando sus términos.

Lo que nunca pensé era que aceptar sería la mejor decisión que tomaría, ya que aquel evento cambiaría mi vida para siempre. Mientras salíamos de Camden, un extraño sentimiento en mis entrañas me instó a mirar hacia atrás, y entonces lo vi: un hermoso híbrido con un pelaje abundante color avellana y ojos rasgados ámbar. Nuestras miradas se encontraron en un instante y, en ese momento, supe que era mi mate.

Sin embargo, me percaté de un detalle que no pasó desapercibido: aquel híbrido estaba luchando contra mi manada para proteger a su gente. Conociendo a mi familia, sabía que, si descubren mi conexión con él, me negarían mi destino. Incluso me atrevo a decir que, antes de permitirme ser feliz con el “enemigo”, prefieren causar mi muerte.

Creo que él también se había dado cuenta de ese mismo detalle, pues vi la angustia reflejada en sus ojos cuando me observaba sollozando mientras me alejaba, hasta que desaparecí de su vista. No sé si tendré la oportunidad de volver a verlo en otra ocasión, pero ruego a la diosa luna que, por favor, no se dé por vencido y venga a buscarme para sacarme de este infierno. Anhelo una nueva vida, llena de felicidad y dicha; y algo me dice que, junto a él, podré encontrar eso y mucho más. Pero... ¿volveremos a encontrarnos?

~Anakin~

Mientras nos retirábamos del lugar de la pelea, el aroma de mi mate inundó mis sentidos. Al ver de quién se trataba, sentí una punzada en el corazón tras caer en cuenta de de qué familia venía. No me malinterpreten, no pretendo rechazarla en ningún momento, pero tanto ustedes como yo sabemos que la reputación de su familia precede a su apellido, lo cual sería un enorme problema. Aunque, en cuanto nuestras miradas conectaron, mi instinto me decía que esa chica era diferente, pura, noble y única. Como una moderna Rapunzel, atrapada en una torre de altos estándares y expectativas, a simple vista me dio la impresión de que necesitaba ser rescatada.

Deseaba con gusto ser su valiente caballero, pero me temo que el miedo se apoderó de mis pensamientos; en cada uno de ellos, el final que tomaría esta situación no sería para nada bueno. ¿Y si resulta que sale algo mal y ella termina herida? O, lo que sería peor, ¿y si su propia sangre termina matándola por compartir un vínculo conmigo?

—¿Y bien? ¿Me dirás qué está pasando? —inquirió Matías en las puertas de la aldea.

—He visto a mi mate, pero, por desgracia, nuestra unión nunca se podrá dar —contesté con desánimo.

—¿Por qué? —cuestionó con curiosidad.

—Es una Durand, y, en caso de que ella no me rechace, ya se encargarán por ella de que jamás estemos juntos —respondí.




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