Unificación y Lealtad

~Matías~

Son las cuatro de la mañana. Los alfas que se unirán mencionaron que nos veremos en Texas; seremos muchos en este viaje. Derrik se quedará junto a Ada, mientras su padre, Hank, lidera a sus hombres y viene con nosotros. Hace un rato, presenciamos una discusión entre Jess y Stephan. Ella quería participar, pero él se negó rotundamente, no queriendo ponerla en peligro estando embarazada. Afortunadamente, el padre de Jess apoyó a Stephan, y ella, a regañadientes, se quedó. Contaremos con el apoyo de Cristina, Hugo y Henry; eso me da una pizca de esperanza de salir victoriosos en esta contienda. Esperemos tener suerte.

Los gemelos alfas han llamado para avisar que ya vienen de camino; Aiden se quedará cuidando de Garra Roja en su ausencia.

Brent nos informó que saldrá desde Nueva Orleans, ya que la llegada del alfa de Francia se retrasó por problemas con su avión. Cuando se unan, partirán hacia Texas juntos él y Bastián. Según Hank, Bastián Dumont es su cuñado, el hermano mayor de Hannah, su difunta esposa. Otros, como Marc de Carolina del Norte, Matthew de Illinois, Chase de Londres y Hansel de Alemania, ya están de camino a nuestro punto de encuentro.

Mi tío me espera fuera del aeropuerto en una zona apartada para evitar problemas con la ley; él y Christian se encargarán de llevar las armas y el veneno que necesitamos.

—Matías, todo está listo; cuando nos digas, podemos irnos —dijo Connor acercándose mientras esperaba a mi esposa junto a la camioneta—. ¿Y Ales? —cuestionó.

—Ha ido a dejar a las niñas con Anna y las nanas —respondí.

—¿Estás bien? —preguntó.

—No te mentiré, hermano. Estoy aterrado, no quiero perderla; pero sé que ella no puede quedarse atrás, necesita entrar pisando fuerte en la batalla. Es tenaz, feroz y determinada; no puedo negarle que pelee por nuestra familia, por esta manada, o terminaré perdiéndola de verdad. Confío en Alessandra, y sé que cumplirá con su promesa, pero no le quitaré los ojos de encima en ningún momento —suspiré.

—Si ya habéis superado incluso la muerte, ten por seguro que lograrán regresar a casa sanos y salvos —contestó.

—Nada me gustaría más que creerlo, pero desconocemos el destino que nos espera. Sabes tan bien como yo que algo podría torcerse y llevarnos a perder la vida, incluso siendo híbridos; no somos inmortales si nos quitan el corazón o la cabeza —respondí.

—Estás en lo cierto, pero tengo completa confianza en vuestro amor y en la determinación que tenéis por permanecer juntos pese a todo —sonreí con la mirada perdida.

—Gracias por esto —agregué.

—No es necesario agradecer. Recuerda cuando no solo te prometí lealtad en tu liderazgo como próximo alfa; te dije que sería tu pañuelo de lágrimas, confidente, mejor amigo y que cubriría tu espalda, dando mi propia vida si fuese necesario —comentó, y los recuerdos de aquel día llegaron a mi mente; fue después de la pérdida de mamá.

—Teníamos diez años, mamá había muerto y estuviste en todo momento a mi lado; éramos mejores amigos, pero ese día nos convertimos en hermanos —contesté. Lo miré directamente a los ojos y nos abrazamos—. Esperemos que no tengamos que llegar a ese punto; no soportaría perderte —añadí. Sonrió con calidez y dijo:

—Tú hiciste lo mismo por mí mucho antes. Compartías tu cama conmigo cuando mi padre se marchó por un tiempo después del fallecimiento de mi madre. Fuiste el refugio que necesitaba cuando me sentía solo, sin contar lo que hicimos en el primer año de instituto —me reí a carcajadas con lo último.

—Se merecía el susto que le dimos; después de eso, Shane no volvió a humillarte en los pasillos —agregué.

—Le dijimos que mi padre me había regalado un lobo; cuando vio a Look, su cara fue épica. Luego de eso, siempre se disculpó y nos daba sus desayunos hasta que se cambió de instituto —mencionó entre risas.

—Fue divertido, ya era hora de que alguien le hiciera frente. Se pasó de la raya contigo cuando te encerró en la taquilla; por suerte, te encontré —contesté.

—Tu padre nos castigó después de aquello, por mostrar nuestra naturaleza ante un humano —recordó con un ligero rubor cubriendo sus mejillas.

—Pero mereció la pena las consecuencias —nos reímos al unísono—. Dime, ¿has visto a papá? —inquirí.

—Hank ha llamado, traerá a su manada y hombres de sobra; se coordinará con tu padre y darán instrucciones precisas para que Luz de Luna sea impenetrable durante nuestra ausencia.

—Perfecto, ¿todo está listo? —pregunté.

—Sí, hemos cargado las furgonetas con suministros médicos, armas y equipos —contestó.

—Este viaje no será fácil. Muchos de los nuestros caerán, y quiero estar preparado para darles asistencia inmediata lejos de casa.

—No te preocupes. Personalmente, me he encargado de eso; estaremos cubiertos. Vendrán médicos y brujos suficientes en caso de necesitarlos, y alfas como Matthew, Marc y los gemelos traerán ayuda médica —comentó.

—¿Sabemos algo de los gemelos?

—A medio camino. Jared llamó a tu tío. Los aviones ya están en la pista esperándonos —respondió.

—Genial, iré a formar a nuestros hombres; hablaré con ellos. Debemos repasar la estrategia para coordinarnos en el punto de encuentro con las otras manadas, y no ser detectados hasta que estemos dentro del territorio de Sociedad Lunar.

—Te acompaño.

A lo lejos, vi cómo Anna se despedía de Alessandra y Adriano. Cuando su mirada conectó con la mía, Alessandra se apresuró a unirse a mí, dejando atrás a su padre.

—¿Lista, lobita? —cuestioné.

—Si estás a mi lado, siempre estaré lista para lo que venga, amor —contestó, tomando mi mano con fuerza.

—Bien, vayamos a hablar con nuestros muchachos; pronto nos iremos.

—Vale —respondió.

~Brent~

Finalmente ha llegado el día que tanto he esperado, pero lamentablemente no puedo embarcarme en este viaje solo; necesito la ayuda de los demás para llegar hasta mi hija. Solo espero no encontrarme con el peor de los escenarios, porque aquel que haya osado hacerle daño conocerá el verdadero infierno. Por otro lado, aunque intranquilo, me embarcaré en este periplo sabiendo que Abby está en las mejores manos y que mis padres se encargarán de mantenerla a salvo.