El crepúsculo de los lobos [saga Resiliencia •2]

Lazos que desafían al destino

~Ciara~

Un nuevo día amanece, y las nubes grises se ciernen sobre nosotros, reflejando el estado de ánimo con el que me despierto. Hoy nos mudamos a nuestra nueva casa, y aunque estoy ilusionada, una parte de mí siente una creciente inquietud, algo que no logro sacudirme. Me acurruco bajo las mantas, intentando retener el calor un poco más, como si aferrarme a esa sensación de seguridad pudiera frenar lo inevitable.

Un peso cae sobre mí, arrancándome del ensueño.

—¡Arriba! —exclama Maggie, saltando sobre el colchón—. ¡Hoy es el gran día! ¡Vamos!

Maggie tiene esa energía matutina que siempre he envidiado. Yo, en cambio, prefiero esconderme entre las cobijas, como si pudieran protegerme de algo más que del frío. Pero, pese a mi resistencia, algo dentro de mí susurra que hay más tras esta simple mudanza. Es ese tirón en el pecho, esa presión extraña que no me abandona desde que Hunter... desde que me marcó.

—Son las nueve. Tienes que levantarte. Vamos, te elijo la ropa mientras te duchas.

—¿Tan temprano? —gruño desde mi refugio de mantas, aunque sé que tiene razón.

—Sí. Mi papá ya fue a alquilar el camión. En cuanto termines, iremos a la nueva casa para empezar con la mudanza.

Asiento con desgana, aunque mi mente está lejos. Ese tirón... lo siento con más fuerza cuando pienso en él. En Hunter. Desde que se fue, es como si una parte de mí siempre estuviera buscándolo, deseando tenerlo cerca. Pero no puedo. No debo.

Suspiro, resignada, y me arrastro hasta la ducha. El agua caliente cae sobre mi piel mientras cierro los ojos, intentando ignorar la opresión que me invade. Pero es inútil. Nuestra conexión es como un lazo invisible que tira de mí: al principio con suavidad, pero cada día se vuelve más intenso, más apremiante. Mi instinto me empuja hacia él, mi lobo lo anhela... pero mi corazón está atrapado en el temor.

Mis padres también pensaron que podían protegerme, y murieron por ello. Hunter no lo sabe, pero el peligro que me acecha sigue presente, agazapado en las sombras. Si algún día mi pasado me alcanza, sé que él pondrá mi vida por encima de la suya, como lo hicieron ellos para darme la libertad. Solo imaginarlo me paraliza. No puedo perderlo. No permitiré que el hombre que amo sufra por mi culpa. Pero cada día que pasa, me resulta más difícil resistirme a lo que siento, a esa necesidad de estar a su lado.

Pierdo la noción del tiempo hasta que la voz de Maggie me alcanza desde la puerta del baño.

—¿Te has quedado dormida? Llevas media hora.

—Perdí la noción del tiempo... ya salgo.

Me seco a toda prisa y me visto con lo que ella dejó preparado: leggings negros, un top blanco y una chaqueta a juego. Cómoda para lo que nos espera. Al bajar a la cocina, intento dejar atrás esa presión en el pecho, pero es inútil. La marca en mi cuello sigue ardiendo suavemente, un recordatorio constante de lo que compartimos y de lo que está en juego si cedo.

El día transcurre entre tareas repetitivas: cargar cajas, ordenar muebles... pero en el fondo, no logro desprenderme de esa sensación de urgencia. Y entonces, vuelve a suceder. Esa mirada. Levanto la vista y allí está: el lobo que he visto merodear últimamente. Sus ojos se clavan en los míos, y un escalofrío me recorre la espalda. Es como si esperara algo. Como si acechara.

¿Qué demonios quiere?

No digo nada. Sigo con lo mío, pero mi mente ya no está aquí. Ese lobo. La marca. Hunter. Todo parece conectado. Y aunque trato de ignorarlo, sé que no podré escapar de esto para siempre.

El camión se pone en marcha. Miro por la ventana mientras el paisaje se desliza a nuestro alrededor. Pero mi pensamiento está con él. Con Hunter. Con esa certeza abrumadora de que, por más que me resista, el destino ya ha decidido. No quiero perderlo. Pero si mi pasado regresa... temo perderlo de la peor manera. Y no creo que pueda soportar verlo morir, como vi morir a mis padres.

~Hunter~

Faltan solo dos días para que mi hermano menor comience una nueva etapa. Me siento orgulloso de él. Verlo feliz, como un niño en un parque de diversiones, no tiene precio. Me reconforta. Me ha pedido ayuda con los preparativos finales, así que aquí estoy, intentando mantenerme ocupado. También mi tío me ha encargado revisar unos documentos que apiló en el despacho. Sé por qué lo hacen, y se los agradezco. Mantener mi mente enfocada en algo concreto me ayuda a no pensar en ella... aunque solo por unos minutos.

Sin embargo, desde que nuestra conexión se intensificó tras marcarla, todo ha cambiado. Es como si una parte de mí estuviera siempre alerta, buscándola, incluso cuando intento distraerme. Antes podía ignorarlo con cierta facilidad, pero ahora... ahora hay algo distinto. Un tirón constante en el pecho, como si un hilo invisible me uniera a ella y tirara con fuerza con cada latido. A veces es sutil, apenas perceptible, pero otras me oprime el pecho como si me faltara el aire. Es como si una fuerza más allá de mí me impulsara a estar cerca de ella, a protegerla.

No es solo deseo ni necesidad. Es algo más profundo, más salvaje. Mi lobo lo reconoce. Como si supiera algo que yo todavía ignoro, algo que aguarda en las sombras, esperando ser descubierto.

Cada vez que trato de concentrarme, la inquietud regresa. Mi mente me dice que debo mantener la distancia —ella misma me lo pidió—, pero mi instinto, mi parte más salvaje, no está de acuerdo. Me sorprendo imaginando regresar, buscándola. Como si parte de mi existencia dependiera de que esté a salvo. Mi cuerpo reacciona con una urgencia que nunca había sentido: una necesidad primitiva de asegurarme de que está bien. Pero no puedo. No debo.

El alfa Brent está satisfecho con mi estancia temporal en su manada y ya me ha dicho que todo está listo para mi llegada. Será uno de los invitados a la boda, y partiré con él después. Me duele dejar a mi tío y a mi hermano con todas las responsabilidades, pero han sido claros: si no me voy por mi cuenta después de la boda, me arrastrarán hasta el avión rumbo a Nueva Orleans. Me han insistido en que me tome el tiempo que necesite para sanar. Que busque una segunda pareja. Tal vez, si marco a otra, la unión con Ciara se anule. Supongo que vale la pena intentarlo. Es algo que nunca se ha visto antes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.