El crepúsculo del emperador

Capítulo 00010 Crepúsculo del emperador

Note a la compañera sentada a mi lado, estaba leyendo un libro, se notaba lo poco que le importaba la clase, una parte de mi quiso regañarla. Creo que su nombre era Keyla, o Kayla, no lo recuerdo muy bien.

Su mirada de reojo me ocasionó algo de incomodidad, algún día planeaba hablarle, tan pronto pasó la mañana que a duras penas lo note.

—¡Andrea! Escucha esto. —dije tomando mi móvil para leer, una vez logré acercarme a mi amiga.

El timbre había sonado, y encontrarla en medio del pasillo, era una suerte.

Me miró con escepticismo.

—¿No me vas a mostrar alguna de esas cosas bizarras de internet? ¿o si? —soltó mi mano evitando que la tomara del brazo.

Hice una mueca de confusión para soltar una corta risa.

—No recuerdo haber hecho eso. —susurre y me gane su mirada de disgusto.

Agite mi móvil con alegría.

—Dijiste la última vez que me escucharías leer. 

Suspiro para negar con la cabeza mientras se cruzaba de brazos.

—Mas te vale no mostrarme nada raro o dejaré de pasarte los talleres. —trague saliva ante su advertencia.

Asentí, llevándola lejos, un aula vacía específicamente.

—Se titula "El Crepúsculo del Emperador." 

Note como levanto una ceja dudando, era bastante claro que no le gustaba que le leyera cosas extrañas, no como las otras veces.

Está vez era distinto.

<<En los confines de un mundo avanzado, donde la tecnología había llegado a su cúspide, reinaba un emperador conocido por su ambición inquebrantable y su desmedida obsesión por el poder. De entre todos sus deseos, uno había consumido su mente más que cualquier otro: la anhela de un amor que él mismo había perdido hace tiempo.>>

—¿Segura que no es una historia bizarra? —insistió Andrea.

—¡Déjame leer! No es bizarra o rara. —fruncí el ceño, controlando mi tono de voz.

<<El emperador, cegado por su obsesión, desató sus habilidades científicas y tecnológicas en la búsqueda de una forma de traer de vuelta a su amada. La desesperación lo llevó a crear un virus, uno que fusionaría la tecnología y la biología en un intento desesperado por resucitar a su amor perdido.>>

—¿Va terminar mal verdad? —fingió tristeza, la fulminó con la mirada.

—Lo siento... Continúa. —Finalizó.

<<A medida que el emperador trabajaba incansablemente en su laboratorio secreto, sus experimentos se volvieron cada vez más peligrosos y arriesgados. La línea entre la ética y la obsesión se desdibujaba con cada avance científico, poco a poco su razón desciende en un oscuro pozo. Hasta que un día, finalmente, logró crear el virus deseado, uno que prometía traer a su amada de vuelta a la vida.

Sin embargo, lo que el emperador no podía comprender era que su obsesión había corrompido su juicio. El virus que creó no era un medio para el amor, sino una entidad malévola que aprovechaba su deseo y codicia para alimentarse. El virus se liberó, y su influencia se extendió rápidamente, corrompiendo la tecnología y las vidas de todos en el reino.>>

—¿Encontraste la historia en un foro de internet? —soltó interrumpiendo.

Frunció el ceño.

—Si, déjame continuar.

<<Lentamente la devastación se apoderaba del mundo, el emperador se enfrentó a la cruel verdad: su obsesión lo había llevado a crear un monstruo imparable. A pesar de su intento por redimirse, era demasiado tarde. El virus había crecido en un ser consciente y malévolo, una criatura que se burlaba de su deseo de amor y control.>>

—Yo no quisiera ser el emperador. —la escuché susurrarle a si misma.

<<El emperador luchó valientemente contra su propia creación, pero la criatura era demasiado poderosa. La tecnología que él mismo había creado se volvía en su contra, y el mundo que una vez gobernó se desmoronaba a su alrededor, todo a causa de él. En su último intento desesperado, el emperador se enfrentó cara a cara con la criatura que había creado, solo para ser consumido por la oscuridad que había liberado.

Y así, el emperador encontró su final a manos de su propia obsesión. Su búsqueda de amor y poder había llevado a la destrucción de todo lo que había conocido. La historia del emperador y su virus quedó como una advertencia sombría sobre los peligros de la obsesión y la codicia, una tragedia que se convirtió en el legado oscuro de un hombre que perdió su camino en su búsqueda desesperada de satisfacción y un puro amor que perdió un día.>>

—¡Ese tipo se condenó solo! —habló Andrea con entusiasmo—¿Eso es todo?

Asentí.

—El autor no ha vuelto a publicar nada más. 

Quise añadir que era de un foro de teorías de universos, pero me contuve, Andrea no quería escuchar nada extraño.

***




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