El sonido de las sirenas de policía retumbando en el aire, mis zapatos pisando fuerte el cemento, el sonido de las llantas de los autos moviéndose en mi dirección.
Mi respiración agitada se mezclaba con el silencio de las calles, la luz de la luna reflejante sobre las calles y los faroles de luz titilando envolvían el ambiente en una sinfonía caótica. Mis pulmones se expanden pidiendo que me detenga, sentía mi mano picar, me fije en ella por un momento, sintiendo cómo la piedra cortaba mi piel y la empapaba en sangre.
Las calles pasaban conforme avanzaba, mientras más me adentraba por las calles más sentía mi cuerpo cansado, me encontraba lejos del parque principal, las casas costosas y lujosas de alrededor me hacían difícil correr. Las rejas altas de estas propiedades impedían que pudiera encontrar un escondite seguro.
La adrenalina corría por mis venas mientras avanzaba a toda prisa.
El sonido de las sirenas se iba desvaneciendo gradualmente conforme me alejaba del caos que había dejado atrás.
Buscaba un lugar donde pudiera ocultarme y descansar por un momento. Finalmente, después de lo que parecieron horas interminables, divisé un callejón oscuro entre dos edificios. Las casas costosas ya no se veían a la vista, estas fueron reemplazadas por casas abarrotadas, ventanas rotas, los edificios sin terminar.
Sin dudarlo, me adentré en la penumbra, apartando la piedra en mi mano ensangrentada y buscando un rincón donde ocultarme temporalmente. Trague saliva guardando la piedra en mi mochila. Era consciente de que no podía quedarme mucho tiempo.
No tenía más opción que seguir adelante, la policía iba a buscarme. Iba a ser el foco de las noticias. El no querer armar un desastre, no había funcionado, pero por ahora, necesitaba recuperar el aliento y pensar en mi próximo movimiento.
Escuché el sonido de un auto de policía pasar a toda velocidad, seguido de otros más, mi cuerpo se encogió y me escondí detrás de unas cajas. Ignoré el olor a basura y los extraños fluidos del suelo, mi cuerpo sudaba y poco a poco mi corazón se iba tranquilizando.
Saqué con desespero mi móvil de mi mochila, mis manos temblaban al pisar las letras de la pantalla, la luz reflejaba en mi rostro causando ardor en mis ojos.
Después de unos dos tonos de llamada, mi madre contestó.
—Mama… —mi voz tembló, y contuve por unos segundos la respiración.
—¡Maya! Cariño ¿dónde estás? —su voz sonó preocupada—¿Tienes idea qué horas son? ¡Tu padre va a estar muy enojado cuando se entere!
Mi mirada se fue al frente, un gato negro estaba escarbando en la basura, mientras la tenue luz del farol iluminaba escasamente el callejon. Mi visión se puede borrosa por las lágrimas.
—¿Puedes venir a recogerme? —pregunte con un suave tartamudeo ignorando lo que dijo anteriormente, un silencio se escuchó del otro lado de la línea.
Escuche como me pedía mi ubicación, segundos después me colgó el teléfono, observé hacia una puerta, el callejón conectaba con la puerta trasera de un bar, escuché sonidos adentro, me removí en mi lugar escondiendo me mejor en las cajas viejas.
Sentí mis manos temblar mientras sostenía la mochila, una suave sinfonía musical se escuchó, un reguetón bastante movido.
Un escalofrío recorrió mi columna, involuntariamente me encogí en mi lugar, el sonido de un helicóptero sobrevolando la zona me alertó, pude observar como la luz que este producía brillaba sobre el suelo del exterior del callejón. Sobre paso por la zona volando. Una extraña sensación se instaló en mi cuerpo, mire con desagrado las cajas a mi lado, el aroma desagradable que desprendían me hacía querer alejarme.
Espero que mi madre llegue pronto.
***
El sonido del chirrido de la puerta del bar me puso alerta, me levanté del suelo con rapidez. Sacudí mi ropa limpiando la mugre que se había acumulado. Lentamente la puerta se abrió, una mujer borracha con una botella de alcohol apareció tambaleando por la puerta. Mantenía una sonrisa tonta en el rostro, noté como sus pies se enredaron y cayó al suelo abruptamente.
Hice una mueca de asco ante ella. El aroma que la mujer destilaba era desagradable. Mi cuerpo se tenso, estaba inquieta. Ella empezó a reírse en el suelo, su cabello despeinado y su ropa mal organizada se notaba que había tenido una buena noche de diversión.
No pareció notar mi presencia, fruncí mi ceño intentando ignorarla ¿por qué no llegaba mi madre? Se estaba demorando demasiado.
La mujer parecía algo hippie. No tenía ni idea de que seguí habiendo personas así. Ella se sentó en el suelo, me tense cuando su mirada se dirigió hacia mi.
—Una joven hermosa que ven mis ojos. —empezó a reír, tomó un trago de su botella.
Ignore su comentario quedándome quieta en mi lugar.
—¿Qué haces aquí niña? —pregunto, después de unos segundos la mujer le dió hipo.
Ella puso su mano en su boca por un momento, su mueca era una extraña sonrisa.
—¿Eres muda acaso? —murmuró con curiosidad—No quisiera interrumpir tu diversión—me señaló como si estuviera haciendo algo en específico—, pero me gustaría hablar.