Me acerqué al escritorio y tomé la piedra. Rebusque en mis cajones hasta hallar los esquemas de las piedras. Lo compare con la que tenía, eran similares. El color cambiaba
Sentí mis manos temblando ligeramente, me concentré en la pantalla del computador "Historia de la decadencia de los Thalassinos y su imperio"
Aquel link no había mucha información, el entrar en foros extraños de internet solo te sigue llenando la cabeza de muchos pensamientos.
Tomo con delicadeza la roca ya limpia de sangre.
El sonido de mis dedos tecleando, conforme avanzaba las páginas sentía aquella presión en el pecho. Solo era cuestión de tiempo para que me investiguen y supieran que había estado en el arco. Como un cuervo rodeando mi alrededor, carnívoros hambrientos de poder.
En un país en desarrollo corrupto no faltaban las amenazas y peligros. Los humanos eran seres muy codiciosos, como una serpiente de dos caras. Podría poner en peligro a Andrea solo por contarle.
Busqué en internet información relacionada con tipos de piedras, no había nada parecido a lo que había pasado. Hasta ahora agradecía que no hubieran noticias sobre lo que pasó. Cuestión de tiempo. Eso repetía mi mente.
Salí de mi habitación, mi padre estaba en la cocina. El olor a la comida, hacía que mi boca se hiciera aguaba, texturas crujientes, y suaves. Mi padre tarareaba una canción de salsa.
Me senté en la mesa sacando mi móvil, antes de encender la pantalla escuché la voz de mi padre.
—¿Maya dónde estuviste ayer en la noche? —me sacó de mis pensamientos, levante la mirada. Mi padre Mael anunció en tono interrogante.
Hice una mueca disimulada. Al estar de espalda no noto que no estaba cómoda con su pregunta. El silencio prolongado me indico que quería mi respuesta.
—Fui a una biblioteca. —murmuró desviando mi mirada a un cuadro en la pared.
—Tu madre me contó que te fue a recoger de un callejón en un barrio peligroso. —dejó de tararear, escuche el fuerte sonido de la espátula contra la sartén, meneando la comida.
—¿Que hacias alli? —volvió a insistir.
El aroma de la comida era una agradable invitación, con mirar a Mael por detrás podía notar que me exige responder sin levantar el tono.
—Me perdí. —me regañé a mi misma cuando esas palabras salieron de mi boca.
Mael río de manera falsa, el fuerte sonido del cuchillo cortando fruta y chocando con la madera. Moví mis manos jugando un poco con ellas. Sabía que mi padre estaba algo molesto con mi respuesta.
—No se si tu madre esté de acuerdo con que mientas de forma tan descarada y obvia—hizo una pausa—, no fue así como te criamos.
Me tense. No podía contarle sobre la piedra, lo más seguro es que quiera mandarme a terapia o al psiquiatra. Nos mantuvimos en silencio. Podría decirle parte verdad y parte mentira.
—Yo... —no me iba a arriesgar—Estaba haciendo una investigación para un proyecto.
Mi padre me miró de reojo, luego de unos segundos volvió a concentrarse en cocinar.
—¿En que se relaciona una carrera de Ingeniería de Física industrial con que tengas que ir a un lugar peligroso solo para hacer un proyecto? —soltó con ironía.
—Pues. —Antes de que pudiera continuar, el sonido de la puerta de la entrada llamó nuestra atención, suspire con alivio de no tener que responder.
Mi madre entraba junto con Andrea, las dos mantenían una sonrisa en su rostro. Miércoles de invitados, lo había olvidado por completo.
—Buenos días, cariño. —mi madre se acercó a mí dejando un suave beso en mi frente, le correspondi el abrazo.
—Amor. —Ella se acercó a mi padre y dejó un suave beso en sus labios.
Andrea se quedó de pie en la sala, me acerqué a ella, después de saludarnos. Aproveche la distracción de mis padres para llevarla a mi cuarto. Me miró interrogante cuando una sonrisa se extendió por mi rostro.
—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunto.
—Un par de cosas—me senté en la cama, suspire cansada—, puede que esté un poquito en problemas con la policía. —Anuncié por fin.