El Crimen de Dominika.

Capítulo II.

Ver a mi madre en estas condiciones hace que la habitación a mi alrededor comience a dar vueltas, camino hasta la pared más cercana a mí y apoyo mi cabeza en está tratando de estabilizarme.

─No la pude salvar─ susurro pero mis palabras llegan a los oídos de Amber que me mira con lástima, lo último que necesitaba. Cierro los ojos aun apoyándome en la pared.

─No me mires así, no soy un niño la cual necesita tu lastima─ digo enojado.

Ella suspira suavemente y se acerca a mí.

─Ve abajo con los chicos, yo procesare las escenas con Dante─ dice.

La miro por unos segundos y me fijo en el cadáver de mi madre acostado en la cama, sus parpados cerrados, me duele saber que esta era la única forma de que no sufriera.

─Lo hare, pero ninguna palabra de esto a Spencer─ digo, ella me ignora y sigue procesando la escena. Bajo las escaleras al piso principal y veo a Evan y Dante conversando con una mujer de aspecto nervioso, me acerco a ellos.

─ ¿Qué sucede?─ pregunto interrumpiendo la conversación.

─La señora Thompson es vecina de la familia Villa, llego de guardia esta mañana y dice haber visto un comportamiento extraño en la casa─ responde Dante.

Asiento

─Amber quiere que la ayudes a procesar las habitaciones de arriba─ le digo, este asiente y toma su equipo dejándome con Evan y la señora Thompson.

─Bien, yo seguiré procesando el sótano─ dice Evan tomando su equipo y dándome un asentimiento de cabeza, la señora Thompson me mira interrogante.

─Soy el detective Damián Villa─ digo ofreciéndole mi mano.

─Anne Thompson, soy la vecina del frente─ contesta estrechando mi mano.

─Bien señora Anne ¿me podría contar que es lo que ha visto?─ La mujer tiene alrededor de unos 50 años, tiene un uniforme de enfermera y su cabello rubio está recogido en un moño flojo, sus ojos lucen cansados y nerviosos.

La mujer se relame los labios y comienza a hablar.

─Mi turno en el hospital usualmente termina a las 12 o 1 de la mañana y regrese inmediatamente a mi casa, estaba muy cansada y cuando iba a entrar a mi casa sentí algo extraño en esta casa. No había una noche en la que no se escucharan gritos, pero no podíamos hacer nada y ahora me arrepiento─ las lágrimas comenzaban a asomarse por los ojos de Anne.

─ ¿Por qué no podían hacer nada?─ pregunto pero ya conozco la respuesta.

─El dueño de la casa, Tobías... él─ La mujer se traba un par de veces al hablar─. Él hablo con todos los vecinos, estaba con otras personas, eran personas malas todos lo sabíamos y quería nuestro silencio, hubo personas que se fueron de aquí ¿Sabe? Familias con niños, esta casa me la dejo mi madre─ dice señalando la gran casa de color crema─ No puedo dejarla, es lo único que me queda de ella y acepte quedarme pero cada noche tuve que soportar los gritos de esas mujeres. Dios las tenga bajo su gloria─ dice persignándose.

─ ¿Mujeres? ¿Cuántas personas vivían aquí?─pregunto con mayor interés ¿Habían más víctimas que sufrían a manos de Tobías?

La mujer frente a mí se queda en silencio unos segundos.

─No lo sé, nunca vi otra persona salir de la casa que no haya sido el señor Tobías y este otro joven que siempre iba con él, pero todos los días se escuchaban golpes y gritos de una mujer, en las noches también pero eran distintos, podía jurar que era otra mujer la que gritaba, una más joven. También venían distintas personas a la casa, no sé lo que ocurría allí adentro pero no era nada bueno

─Bien ¿Me podría decir que fue lo que vio hoy que la extraño?─.

Sus ojos viajan detrás de mí, hacia el pasillo de la casa y pronuncia débilmente casi en un susurro

─Silencio. Había silencio─.

No entiendo las palabras de la mujer frente a mí hasta que recuerdo cuando vivía en esta casa, el silencio significaba solo una cosa. Algo había ocurrido, o iba a ocurrir.

─Damián, creo que tienes que ver esto─ dice Evan interrumpiendo la conversación.

─Bien señora, creo que eso es todo ─ comento─ Ya puede regresar a casa.

La mujer asiente y se marcha abrazándose a sí misma.

Evan me mira y camina de nuevo dentro de la casa, lo sigo.

─ ¿Qué sucede?─ pregunto, ambos comenzamos a bajar las escaleras al sótano, él aún sin responder mi pregunta.

Llegamos al sótano y está totalmente modificado a como lo recuerdo hace dieciséis años.

─Parece que alguien habitaba aquí─ digo, y es verdad la habitación tiene un pequeño ropero de no más de dos metros, también hay un baño en mal estado y una cama parecida a la de los hospitales con un cadáver encima de esta.

Me acerco más hasta ver el rostro de este, es Steve, mi hermano mayor.

─ ¿Causa de muerte?─ pregunto observando al cadáver boca abajo pero es demasiado obvio.

─Desangramiento, alguien lo atravesó con un tubo oxidado, se podría decir que atravesó el pulmón derecho pero eso se rectificara en las autopsias ¿Crees que lo mantenían aquí?─ pregunta haciendo una mueca y mirando a nuestro alrededor.



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En el texto hay: crimenes, violencia, suspenso y drama

Editado: 24.02.2019

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