El Crimen de Dominika.

Capítulo VIII.

−Bien, ¿Cuál es el plan?− pregunta Dante.

−El restaurant al que me ha citado Dimitri queda a las afueras del condado, te llamare de mi teléfono y dejare la llamada abierta para que escuchen todo lo que hablo, si escuchan que las cosas se ponen tensas llame refuerzos de inmediato, ¿Entendido?− pregunto.

Ambos asienten y me bajo de la camioneta.

Camino directo hasta el restaurant, hay un par de parejas cenando y una familia con un par de niños al final del restaurant, me siento en una de las mesas con vista hacia la calle.

En cuestión de minutos, entra un hombre de traje, es Dimitri. Viene acompañado de otro hombre pero este se queda en la barra del restaurant y pide algo de tomar.

−Supongo que tú eres Damián Villa−dice.

−Y usted es Dimitri Levontue, no sabía que hablaba español− contesto.

−¿De qué clase de negocios quieres hablar?− pregunta sonriendo.

−Primero quiero saber por qué peleo usted con mi padre un día antes de que apareciera muerto− digo.

Dimitri ríe.

−Ese bastardo me pidió 100 mil grandes para una embarcación de cocaína que nunca llegó, necesitaba mi dinero de vuelta− respondió.

−Gran razón para asesinarlo, ¿No cree?−.

−No es así hijo, tu padre llegaba a mí con buenos negocios, no era la primera vez que peleábamos por dinero ni la primera que se retrasaba con el pago− dice.

−¿Así que no sabe quién pudo haberlo asesinado?−.

−No soy un soplón pero sé que tu padre tenía muchos enemigos, estaba ganando fuerza en el mundo de las drogas y a muchas personas no les gustaba−.

−¿A quiénes?−.

−Ya te he dicho que no soy un soplón hijo− responde− Ahora dime, ¿Qué clase de negocios quieres hacer conmigo?

−Ninguno Dimitri Levontue, ¿No cree que se vería mal que un detective haga negocios con un mafioso?− pregunto sacando mi placa, el escolta de Dimitri se levanta y se dirige hacia nosotros.

−¿Pasa algo jefe?− pregunta el hombre, no me aparta la vista de encima.

−Todo bien Richard, regresa que estoy conversando con el caballero− dice y el hombre se marcha.

−Así que eres de la policía, dígame, ¿Cuánto tiempo cree que me tomara huir de este restaurant antes de que la policía llegue?− pregunta.

−Nadie vendrá, solo necesitaba esa información, usted es nuestro principal sospechoso−digo.

−¿Por haberle gritado a un hombre un día antes de su muerte? Ustedes los de la policía sí que maquinan rápido las cosas, ahora dígame ¿Sigo siendo su principal sospechoso?− pregunta.

Yo niego.

−Bien, veo que eres inteligente−responde− Pero deberías investigar mejor en vez de mentirle a narcotraficantes, con una sola señal que haga mi hombre te disparara en cuestión de segundos y esa mentira tuya saldrá cara− dice.

−No eres el único que puede hacer una señal para que el otro acabe muerto− respondo.

Dimitri me mira y se ríe.

−Eres igual que tu padre ¿Estás seguro que no quieres participar en el negocio?−.

Me levanto de la mesa.

−No, pero gracias por su cordial invitación− digo y salgo del restaurant, estaba seguro de que podría descubrir algo y ahora me siento más lejos y perdido del caso que desde un inicio.

−¿Y ahora qué?− pregunta Dante, enciendo mi auto y nos marchamos del restaurant−Ya han pasado cuatro días desde que ocurrió el homicidio y no tenemos ninguna prueba o algún sospechoso, si Spencer nos pide información del caso y le decimos que no tenemos nada desestimara el caso−.

−Quizás sea lo mejor, olvidarnos del caso y continuar, no tenemos absolutamente nada, estamos en busca de un fantasma− digo.

Los chicos se quedan en silencio pero sé que me dan la razón.

Dejo a los chicos en el estacionamiento de la UC y me marchó a mi casa, ya es de noche y el cansancio me está matando, he pasado los últimos cuatro días tras pistas que no llegan a ningún lado, supongo que ya es hora de abandonar el caso y reportarle a Spencer que lo dejare de lado.

Camino hasta mi casa y sigue derecho hasta mi habitación, en lo único que pienso es en dormir y despejar mi mente.

“−¿¡Por qué tendríamos que recibirlo en casa si es el hijo del hombre que asesinó a mi pequeño!?− escuchó los gritos de Laila desde la cocina.

−Porque es mi familia y a Margaret le gustaría saber que está a salvo, además me ha otorgado su custodia, el chico no tiene la culpa de la porquería de padre que le toco− escucho que dice Jordan.

−No lo quiero en esta casa, me recuerda a ese hombre− dice Laila y escucho una puerta cerrarse.

Escucho los pasos de Jordan acercarse, se planta frente a mí y se me queda viendo.

−¿En serio me parezco a él?− pregunto con asco.



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En el texto hay: crimenes, violencia, suspenso y drama

Editado: 24.02.2019

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