Adriel
Estaba a nada de agarrar la pistola y pegarle un tiro a mis problemas.
—¡Te quiero aquí ya!—bramo molesto el Jefe Bravo a través del auricular del celular.
Me pase las manos por la cara y bufe de la molestia al ver la hora en el reloj de la mesita de noche.
3:45 a.m
Sí, el pinche fantasma. No pudo matar a otra hora, si no ahorita.
—En quince minutos estaré allá.
—En cinco.—demando y colgó.
—Ojala te muera tragando como cerdo, imbécil.—chite mirando el celular todavía.
Así era mi vida, no importaba que hora fuera. Siempre teníamos que atender las llamadas de emergencia.
Me levante con pereza, fui directo al baño y me di una ducha bien fría para que mi cuerpo se levantara del todo. Cuando ya termine de bañarme, solo me coloque unos jeans negros junto con mi camiseta negra y la chaqueta que nos identificaba.
Ya listo me fui de madrugada a la central, allá todo era un caos y si lo pensaba bien. No sé por qué rayos me encontraba aquí, si yo era más de rellenar los informen y estar tras de un escritorio. Cuando llegue solo me dirigí al lugar donde no tenía ni ganas de llegar y más a está horas.
Abrí las puertas sin pensar y me dirigí a la única silla vacía que estaba disponible.
—Ya estamos todos, la reunión puede comenzar. —habló el Jefe Bravo cuando tome asiento.
En la Sala de Juntas había como seis personas entre Capitanes y Tenientes, y un solo Detective que llevaba el caso del Fantasma. El Detective Jonatha Martínez, era venezolano desde nacimiento y lleva casi toda la vida viviendo en New York, cosas que no entiendo mucho.
Solo éramos dos jóvenes de 25 y 30 años, con eso viejos de la tercera edad que solo hacia amárganos más la vida como a ellos.
Abrí la carpeta que estaba frente de mí y comencé a leer el informe del caso por encima mientras que el Jefe hablaba.
—Llevábamos casi dos años que el fantasma no aparecía hasta hace poco y por fin podemos decir, que vamos con todo. —comenzó a hablar y todos prestaba atención a lo que él decía, mientras que yo solo miraba las fotos de las escenas del crimen
<<Qué asco. >>
Esta persona estaba enferma y demente, para cometer estas atrocidades.
—Sabemos que el patrón de los crímenes del fantasma siempre comienza con la llamada de emergencia, para después que los paramédicos aparezca y dejen sus huellas en el lugar y dañen la escena del crimen, para después encontrarse con el verdadero problema que solo en sus cabezas quedará aquellas atrocidades.
Vi un chico abierto en dos desde sus entre piernas hasta su estómago, donde unas ratas comían de ellas y...
Deje de mirar las fotografías y prestar atención a lo que hablaban. Porque ya el estómago se me está revolviendo, desde temprano.
—Sí, pero ha cambiado el patrón esta vez y solo nos ha traído más problema de lo que tenemos. —Martínez, el Detective del caso habló con tanta rabia. Como si le molesta ya encontrar al maldito asesino y cerrar el caso de una vez por todas.
Hasta yo estaría furioso.
—Problemas para ti, porque para mí solo nos hizo el favor de poder acabar este caso de una vez por todas. —el Teniente Gómez ni siquiera había abierto la carpeta que tenía y miraba a todos con molestia.
—Todavía me sigo haciendo la pregunta del por qué todavía lo tiene en el escritorio Bravo, si es el mejor Detective de homicidio. —habló el Capitán Mack que bostezaba con un sueño encima.
Si, aquí los viejos de la tercera edad parecían sacados de algún asilo y con una pansa cervecera. Menos el jefe Bravo que parecía un militar bien formado.
Mire al Jefe buscando una explicación porque este no era mi caso y mucho menos, mi problema. Pero él solo me ignoro como siempre y solo estaba buscando que sacará mi arma y le diera un solo tiro de una vez por todas.
—Porque yo soy el Jefe y si a mí me da la gana de ponerlo a limpiar los baños, lo hago. Pero no pondré otro Detective en peligro por un maníaco que no sabemos si está jugando con nosotros o no.
Aush, un golpe entre las piernas no dolería tanto como aquellas palabras.
Así que me arme de valor y pregunte de una vez, que rayos hacia yo ahí entonces.
—Permiso Jefe, pero necesito saber ¿Por qué estoy aquí?... Si este no es mi caso y mucho menos mi problema. —hable de una vez aguantándome la rabia que me corría por dentro.
Él resoplo molesto antes de lanzar a la mesa un pedazo de papel sucio de sangre, que estaba dentro de una bolsita de evidencia. La mire dudoso y la agarre, chequeando que tenía algo escrito en el. Trague saliva al ver por dónde iba la cosas y ya entendía porque el Jefe estaba más que molesto y yo estaba ahí.
Querido Detective Miller.
Esto es nuevo para mí, porque he decidido cambiar los planes que ya tenía previsto. Pero al ver que el Detective Martínez no me ha encontraba todavía, decidí que era hora que tu tomaras ese lugar porque ya me estaba comenzando aburrir en este juego del gato y ratón. Y que solo el ratón salga a buscar su comida, mientras que el Gato solo lo ignora como muchos. Así que te dejó un regalito y espero que puedas encontrarme Detective Miller, porque el reloj está corriendo y sabe que mi tiempo es oro.
Me despido y te deseo lo mejor, no me falles. Porque al final abra consecuencia.
Su fantasma.
Deje de leer y coloque la carta sobre de la mesa. Sentí en ese momento que el aire me estaba faltando y que no ayudaba mucho que todos me estuvieran viendo. Esperando una respuesta que no sabía si se la iba a dar, todavía.
Me levante sin esperar a que me dijeran algo, porque no iba aceptar comentarios todavía y ahí me vi caminado como si viera la parca y yo huyera de ella. Camine a tropezones hasta detenerme en el baño y me encerré dentro de un cubículo, a esperar que todo fuera una broma y no verdad.