Adriel
— Suicidio.—comento de una vez porque estoy apurado y no quiero estar aquí encerrado un día más.
—¿Cómo lo sabe? Si hace dos días andabas interrogando a su esposa. —el Jefe Bravo mira la carpeta que le lanzo en la mesa indicando que ya cerraba el caso y me vale mil etarias porque se mató.
Solo quiero irme ya al hospital y sé que mi aspecto lamentable lo grita, hace dos días que Malika ha salido de cirugía pero sigue en estado de coma porque llevo muchos golpees en la cabeza y están esperando que el cerebro se desinflame o algo así fue que el doctor explicó. Yo solo quiero estar ahí, ayer llegaron sus padres después que el Jefe los llamaras porque yo no tenía cabeza para contestarle las mil y una llamadas que me hicieron.
No podía decirle que todo esto pasó por mi culpa.
— Si, pero solo quería distraerme un rato. Además era muy fácil desde el momento que llegue a la habitación, debajo de la cama corría un nailon trasparente que estaba amarrado a su dedo de la mano que iba directo a la azotea, donde se podía ver con mucha claridad si fuera de día el pequeño detalle que pasaron por alto los experto y creyeron que era homicidio. Solo quería saber porque se suicidó con esas pobres chicas, pero llegue a la conclusión después de revisar las cuentas que era por deudas que heredaría su mujer además no hay seguro de por medio si piensa que ella lo mato.—termino de hablar para largarme lo más rápido que puedo.
Mi jefe mirar el informe y asiente, además ve la foto de la argolla que el forense había dicho que podía ser de alguna de las víctimas prostitutas y yo lo descarte porque la argolla no era de mujer sino de hombre y permanecía en un dedo especifico. Además los exámenes de ADN no encontraron células de las prostitutas si no dé él.
— Este bien, pero todavía no voy a dar el visto que está cerrado por completo. Te noto ansioso y desesperado por salir huyendo de aquí y sé que no dejarías ningún criminal libre por interés. Pero puedes irte con Martínez a interrogar a la víctima...—ni siquiera lo dejo terminar.
— Todavía sigue en coma y su madre me aviso temprano que todavía no ha despertado, por lo que necesito que los guardias cuiden su habitación en el hospital porque el mal nacido puede volver.—apreté mis manos con tanta impotencia porque tenía ganas de encontrarlo y yo mismo hacerlo pagar por todos sus crímenes y por meterse con algo que era mío.
— Seguirás el caso con Martínez de igual formar, y haré lo que pides.—él se levanta de su silla para hacer señas por encima de mí y llamar a alguien me imagino que es su secretaria.— Pero por ahora anda ver cómo sigue y por favor mantenme informado.
—Si señor.—di la media vuelta para salir pero me detuve para volver a verlo y proponer la peor idea que pasaba por mi cabeza. —Quiero que Fisher este en mi equipo, no conozco muy bien el equipo de Martínez y con Fisher me sentiría más cómodo.
El silencio reino por unos minutos en aquella oficina, ya que yo era un hombre de trabajar solo en mis casos nunca necesitaba ayudaba para nada si la quería era para confirmar mis teorías pero este asesino en serie llevaba años matando y si nadie había podido dar con él, yo si necesitaba unas manos extra y él sabelotodo de computación de Fisher era el mejor.
—¡Te estoy dando luz verde en este caso, sabiendo que me está costando mucho porque sé que ese maníaco del demonio solo hace es jugar con mis agentes porque se cree que involucrar a mis hombres en su juego es lo más divertido que ha visto en todos esto años que también quieres que involucre al pobre chico computadora que ni siquiera sabe amararse sus zapatillas! —cada palabra que salía por su boca subía un tono más de nivel hasta que su mano se estrelló en su escritorio removiendo los papeles que había en ella y en ese momento su secretaria se asustara por el estruendo que hizo que la pobre mujer en ese momento las carpeta de algún expediente o papeleo saliera volando por los aires.
Pobre mujer, no dudara aquí como las otras.
La mujer intento recoger los papeles que volaban por los aires mientras que yo intentaba ayudarla con los que se había caído en el suelo, a lo que el jefe no le agradó mucho que hubiera un desorden provocado por alguien más que no sea él.
—¡Sofía, sal y entre unos minutos lo recoge! —la regaño y después me señalo pude ver su vena de la frente estaba a nada de estallar.— Mas te vale no meter a ese chico en tu "·equipo" porque me estoy jugando el cuello con todo esto personal y no quiero otra víctima a la cual no sabré si enterrar.
Trague grueso y mi memoria fue aquel recuerdo del porque quise salir huyendo de Canadá y ahora me encontraba aquí.
—Si lo dice por el....
—¡Cállate Miller, es mejor que saque de tu cabecita tener a ese chico en este caso porque si no seré yo mismo que te pondré es a limpiar retrete en vez de pasarme informenes! —otro golpe en la mesa y después se sentó.—Mejor lárgate que ya me arruinaste el día. —y como me lo vi venir el portarretrato nuevo que tenía con una foto de su familia voló por los aire estampándose contra la pared.
<<Ese hombre si tenía problemas de ira.>>
Aunque quise explicar las razón por la quería a joven sabelotodo, no podía pasar una orden por alto, pero me valía lo que dijera él. Ya estaba montado en el barco y nadie me iba a bajar de él.
Salgo de aquella oficina, no pensaba discutir por algo que iba hacer. Sabía bien en donde me estaba metiendo, con quien y que haría pero en cambio Martínez, ¿Él lo sabía? Claro que no, quiso cerrar el caso años atrás y el tiro le salió por la culata. No sabe nada de asesinos en serie, no sabe cómo trabajar bajo presión y eso le costó su familia y ahora su vida personal.
En cambio yo, ya he visto esto antes. Y antes que pueda arrebatármela porque tuvo la oportunidad para matarla ahora no le daré el gusto. Lo golpeare sin que me vea venir y lamentara el día y la hora en el momento que decidió meterme en este estúpido juego. Porque si, era un maldito juego que él estaba provocando y quería mover sus ficha a su manera.