Malika
Brooklyn no es tan malo como pensé, cuando creí que pasar el puente haría que me arrepintiera de haber abandonado a alguien importante en mi vida.
Pero no, mi madre siempre decía que no importa si lo que más ama es feliz con otra persona aun sabiendo que eso te esté dañando debes soltarlo.
Y eso hice con Adriel Miller.
Lo solté, esta vez no voy a pelear. No voy a hacer ninguna pataleta o llorar, ya lo hice en esa noche. Llore, todo lo que pude y cuando se fue, me tome unos minutos para recomponerme y pensar que esto era lo mejor.
Todavía puedo escuchar las risas de Tina y él en la sala sin saber que yo estaba ahí, aun pudo escuchar su conversación. Y no sé cómo explicar lo que siento, creo que vivir siempre ocultado tus sentimientos no es siempre bueno. Porque por más que entierre y lo reprima, en cualquier momento ellos terminaran explotándote en la cara.
Pero si quiero huir, y mantenerme lo más lejos posibles del enemigo debo hacerlo en esta ciudad.
Aquí no me van a encontrar, aquí comenzare de cero. Aquí por fin seré yo y no abra impedimento.
— Señorita ya llegamos.—el señor del taxi me avisa y yo solo logro ver por la ventana el edificio alto que me espera.
He ahorrado desde que me mude aquí, he trabajado mucho y cada centavo vale la pena. El título de la universidad me lo van a mandar esto días por correo después de explicar y decirle que no voy a estar en la graduación.
Todavía tengo la pesadilla y la amenaza latente de esa noche viva y marcada en mi piel.
— Gracias.—solo pago y saco mi maleta.
Me detengo un segundo para admirar lo que me rodea y después entro al edificio.
— Buenas noches señorita, en que puedo ayudarla.—el recesionista me sonríe con su mejor sonrisa amable sacando un libro.
Yo solo saco la hoja de mi suéter del bolsillo y se lo paso.
—Compre un piso, necesito la llave. —él asiente.
— Nombre y apellido para que el gerente sepa que ya hoy mismo se instaló.—saca la pluma y abre el libro que tenía a un lado.
Yo le doy mi mejor sonrisa, sabiendo que a partir de hoy ya no habrá más Malika Parker para nadie. Esa chica murió aquella noche en el secuestro, en cada pesadilla y ahora nace una nueva persona en ella.
— Me llamo Blanca Clark.—él me extiende la llave a mi mano y yo la sostengo.
— Bienvenida a Brooklyn señorita Clark, espero que su estadía sea de su agrado—me da la bienvenida y no estoy más de acuerdo con él.
Porque se, que aunque llueva y relampaguee me sacare del corazón a Adriel Miller y así me cueste hacer un pacto con algún demonio. Pero de que no vuelvo a sufrir por él, no lo vuelvo hacer.
¿Se me olvidó mencionarlo? Estoy locamente enamorada de mi mejor amigo y prefiero verlo feliz con otra persona que conmigo.
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Adriel
Una semana después
Camino de un lado al otro, siento que el cuello de la camisa me asfixia. Siento que me falta aire, por eso deshago el nudo de la pajarita y me lo quito lanzándolo al suelo.
—¡Mierda! —gruño molesto desordenando mi pelo que se mantenía fijo por una crema.
Me gusta tener siempre mi pelo sin ningún fijador que cayera suelto y que la brisa hiciera todo el desastre con él, pero para eso tuve que controlarlo hoy.
Pateo la silla que tengo a un lado furioso y todo tiene su porque.
<<Ella.>>
Todavía no sé nada de ella, y es como si la tierra se la hubiera tragado. No hay rastro, no ha hablado con sus padres y ni siquiera las cámaras de aquí en Manhattan la han visto.
Ya he fastidiado a Fisher cada momento del día preguntándole si tiene una pista de ella.
Porque hasta su cuenta bancaria vacío ese mismo día que se fue.
<<¿Cómo no me pude dar cuenta?>>
—¿Oye está bien? Ya va a comenzar la ceremonia y el jefe te está buscando. —Tina entra a la habitación donde me encontraba oculto pero al parecer no lo era.
Más bien estaba huyendo de todos, no quería venir a la boda. No quería estar rodeado de nadie, solo quería a ella. Quiero saber si está bien o más bien quiero saber dónde puta se metió y por qué se largó.
— Si, solo dame unos minutos.—le doy la espalda mientras me llevo la mano a la cara buscando otro método de desahogo.
— Adriel si necesitas hablar, sabes que aquí estoy.
—Sí, lo sé. Solo dame uno minutos y ya salgo.
— No tarde o si no el jefe te mata.—escucho que cierra la puerta y no lo pienso cuando pateo de nuevo la silla que estaba pateando.
Necesito descargar mi ira en algo y ni siquiera se en que.
Por eso que cuando vuelve a tocar la puerta me vuelvo acomodar el pelo y la pajarita saliendo de ahí y yéndome directo al alta.
La boda se iba hacer en un hotel privado y con la familia, solo familiares. Claro, eso no contaba con mi tío cuando invito a Tina, Jennifer y algunos de sus amigos del trabajo.
Todo estaba decorado perfectamente hermoso, cosa que ni siquiera le prestó atención a los colores pástele cuando me posiciono a lado de mi tío como su padrino.
— Quita esa cara de culo y coloca una sonrisa en ese rostro, antes que me moleste y te culpe de dañar mi boda.—me habla molesto bajito pero yo lo ignoro y arreglo las manga de mi traje.
— Si hablamos de sonrisa, tú también debe colocar una ya que tu futuro suegro te están viendo.—le doy una sonrisa falsa a los padres de Taylor que están observando a mi tío con ojo crítico.
Los padres de la bella Taylor no aprueban que un ex militar y ahora Jefe de un Departamento policial, con los carácter de los mil demonios y que el hombre se la pasara pateando, lanzando cosas por los aires y no olvidemos que él no habla sino grita fuera el hombre que se casaría con su preciada y única hija.