El Crimen Imperfecto

Capítulo 21 (+18)

Luciano

Veo como el sol comienza a salir y con sus rayos hermosos pintan el lindo amanecer.

Desde el rascacielos observo como aquello hermoso rayos pinta un amanecer que te atrapa, siempre me ha gustado vivir en lo último de un rascacielos porque puedo ver como el mundo es pequeño a mis pies.

Se ven tan pequeño que provocan que los pises o mejor aún verlos de rodillas como aquella chica que sigue en mi mente.

— ¿Qué tienes para mí?—dejo que el humo salga de mis labios volteando a ver por solo fracción de segundos la persona que llega a mi lado.

Desde el sillón sigo sin apartar la mirada del lugar de donde sale el sol.

— No la encuentro, revise todas las cámaras y ninguna dio con su cara, ni en los aeropuertos o algún lugar de esta ciudad.

—Esa perra sabe moverse bien bajo el radar.

— Eso no es nada, su última imagen es captada por un cajero que tomaba un taxi. Lo rastre y le pregunte pero dice que la chica se bajó en este lugar.—me enseña el video donde se ve como la chica camina con una maleta en mano y toma un taxi.

Hasta ahí llega el video, y después veo el lugar donde dice el hombre que la dejo.

La dejo en los barrios más peligros de esta ciudad y sonrió, porque sabía que esa perra le traería muchos problemas Adriel.

Ese imbécil siempre busca mi ayuda cuando la perra se le escapa de las manos o cuando le pasa algo, es como si lo tuviera embrujado.

— ¿Y la búscate ahí? ¿Hablaste con uno de nuestros hombres? —él asiente y por la cara que da vuelvo a llevarme el puro a los labios.

— Nadie la ha visto, y si en verdad ella se quedó ahí alguien de nuestros hombres debió verla. Es tan difícil que pase desapercibida con ese pelo y ese cuerpo.

—Es muy buena la perra, le daré el crédito por huir y desaparecer muy bien.

Él carraspea y yo lo vuelvo a ver.

— Lo otro que pidió.—murmura pasándome la laptop y la sostengo en mi regazo.

— Averigua donde esta esa perra y cuando lo hagas mantén un hombre tras de ella, quiero saber que está haciendo. Porque huir y esconderse, eso me suena muy sospechoso.

—Sí señor.

— Habla con Jeremy, y dile que vaya preparando el auto. Que le avise a Theo que he vuelto a la ciudad.—observo la foto que está en la pantalla del perfil de la chica.

— ¿Algo más señor?

—Sí, quiero que te largue.

—Como ordene señor. —ni siquiera aparto los ojos de la pantalla cuando escucho la puerta cerrarse.

Mía Camp, 22 años trabaja en una cafetería.

Sabía que la había visto de algún lado pero no sabía de donde y ya se ahora, es estudiante de medicina pero observo a la platinada sus rasgo son de muy niña.

Algo que nunca me ha gustado, siempre me han gustado mujeres mayores con experiencia y por lo que noto en la foto de la chica que mantiene su sonrisa un poco incomoda se diría que es virgen.

Dios mío, si se parece a la chilindrina con esas gafas grande, y pequeñas pecas en su rostro que no vi ese día. Ahora que veo sus ojos son verde oscuro y yo pensando que era negro o marrón.

Dejo el puro a un lado, y cierro la laptop. Esa mocosa se quedó en mi memoria desde esa noche y no solo porque la vi temblar, es porque en sus ojos vi algo más.

Me levanto y me doy una ducha larga, ya el desayuno está en la mesa y lo pruebo. Me coloco ropa casual, ya que el traje lo usare para mañana si quiero ir a Brooklyn a ver el edificio. Pienso extender mi negocio legal aquí, ya que es algo que ido posponiendo por algunos federales que me siguen jodiendo como si siguiera los pasos de mi padre.

Aun lo hago, soy muy discreto y eso le complica a ellos el trabajo.

Esta vez no sé por qué uso una camisa verde oscuro con mi chaqueta negra, jeans y unos Nike. Tomo el ascensor privado mientras reviso algunos contratos de mi trabajo hasta que las puertas se abren y Jeremy ya me está esperando con la puerta abierta, entro sin saludarlo y no hace falta que diga nada cuando el arranca y dos vehículos más se nos pega atrás como mis escolta.

— Tengo ganas de visitar a Anna, ya sabes que hacer.—él asiente llevándose el dedo a su oreja y habla dándole órdenes a alguien.

No hace falta que diga nada cuando veo como la pantalla de mi celular se enciende con su número pero la ignoro, eso le dará la opción de elegir bien las palabras que dirá.

Media hora después Jeremy se estaciona frente de la cafetería, dos de los guardias salen y uno abre mi puerta. Yo bajo entrando al local que me imagino que a esta hora de la mañana siempre esta full, pero ella sabe que cuando yo llego es para que de una coloque el cartel de cerrado.

Entro y el lugar está vacío, Jeremy me sigue. Me detengo en la cartelera que está en la pared y me enfoco donde esta una foto en un marco con las letras de: "La mejor mesera del año." Y su foto aparece ahí.

Nunca me detengo a ver nada, pero recuerdo que una vez estaba tan aburrido escuchando la excusa de Anna que me puse a observar la foto de la chica que estaba en ese marco y se veía tan sonriente y respingona que prefería era sacarme los ojos.

— Luciano.—Anna sale de un pasillo acercándose a mí con pasos cuidadosa mientras se limpia las manos en un trapo.—Creí que nos veríamos al fin del mes como acordamos. —ella me señala una mesa vacía pero que estaba limpia para sentarnos y la seguí.

—La palabra clave es creí. —hablo sentándome y ella se pone más nerviosa.

— Yo... yo...

—¿Qué hacías esa noche en mi zona?

— Estaba... estaba intentando ganar dinero extra—habla tartamudeando y yo respiro hondo para no golpearla porque es una mujer.

— Y yo pensando que tu negocio iba bien.—sus ojos se agranda y no hace falta que diga algo más cuando Jeremy le colocas las fotos frente de ella.

— Yo... yo... puedo explicarlo—sus ojos se vuelven cristalino y yo resoplo mirando a otro lado.



#1553 en Detective
#396 en Novela policíaca

En el texto hay: asesino, detective, 911

Editado: 08.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.