El Crimen Imperfecto

Capítulo 27

Adriel

— ¡Otra!

— ¡No, creo que esta ya son suficiente!

— ¡Vamos, no seas así Detective, otra más!

— ¡Está bien!

— ¡Siiii!—los labios de Jennifer se estamparon en un beso feroz, pero era el alcohol el que hablaba.

La música en el antro era tan fuerte que era difícil que alguien hablara o escuchara, por eso nunca dejamos de movernos al ritmo de la música. No me importaba beber hasta emborracharme, pero cuando te planteas la idea de volver al trabajo no lo haces con una resaca de los mil demonios.

Por eso, dejo que mis manos vaguen por la cintura que se contonea y baila cerca de mí. Ya sé que estoy más que borracho porque siento las orejas calientes y la lengua se me está trabando un poco, pero vine por una cosa y no pienso volver a la realidad sin sacarme esto.

Jennifer se da la vuelta y mis labios chocan de nuevos con los suyos, sus manos se van a mi pecho recorriéndolo hasta bajar poco a poco hasta mí entre pierna, atrapa mi labio entre sus dientes dejándolo soltar.

Abro los ojos y no sé si estoy más que borracho, pero se lo aseguro que ver los ojos de Jennifer es como si viera la mirada de Malika.

<<Mierda ya hasta estoy alucinando. >>

— Y si vamos al baño.—susurra ella cerca de mí y no sé por qué me veo agarrando su mano y siendo yo el que guie.

Aparto las personas del camino y no me importa que estén algunas personas dentro, así que entro con ella, metiéndonos en un cubículo. La estampo contra la puerta subiéndola hacia mí, nuestros labios juegan en una pelea campal quien será el ganador, por lo que la agarro por sus grandes nalga sosteniéndola apretándola entre mí entre pierna, su vestido corto se alza y mis manos vagan hacia ese lugar que estuve a nada de tocar sin barrera aquel día en la oficina.

— Solo hazlo que me estoy quemando.—dice ella cuando separo nuestros labios.

Sonrió porque a pesar de que no soy un hombre de juegos previos, hoy no quiero pisar cuarta base. Creo que si pasó esa línea, no habrá vuelta atrás y yo me hice la promesa que las chicas que me iba a follar no iban a hacer ninguna del trabajo a excepción de Tina.

Era muy incómodo el día siguiente cuando volviera a la central y me encontrara a las chicas, y yo que no tengo tacto, creo que eso era un problema después. Porque siempre después de una follada las mandaba a volar, podía ser un caballero para todas. Pero después de obtener lo que buscaba, si te he visto, no te conozco.

— Shh hoy no.—susurro entre sus labios y a pesar de que nuestros ojos vuelve a chocar, no sé por qué veo a Malika en esa mirada y no me está gustando que hasta me esté arruinado el polvo.

Mis dedos juegan para pasar el panti y tocar esa zona prohibida, pero aunque el alcohol que llevo encima me dé las fuerzas de voluntad para hacerlo. No puedo.

—¿Cómo que hoy no? No era lo que buscaba, ¿pues? Tanto coqueteo para después echarte para atrás, a mí no me vengas con esas payasadas. —Jennifer se molesta e intenta apartarme, pero no la dejo.

—Puedo estar muy tomado, pero no lo haré sin protección.

¿No lo había dicho?

<<Se me había olvidado.>>

Y no pensé que ibas a ir tan lejos.

Bueno, si lo pensé. Pero prefiero no hacerlo, creo que si paso esa línea tendré una nueva garrapata en el trabajo y yo tenía reglas que mantener.

Por eso sin importar que me doliera la polla, la deje en el suelo, donde ella se acomodó el vestido que se le había subido hasta la cintura.

<<Gracias Malika, siempre arruinándome los polvos.>>

—Entonces fuera comenzando por ahí, en vez de dejar a uno encendida. —ella se hace una coleta y antes que piense que va a hacer se coloca de rodillas.

Perfecto, no tendré sexo pero sí una mamada.

<<La pregunta es, ¿Si llegaras sin imaginarte que son los labios de cierta señorita pelo zanahoria?>>

Conciencia para lo que eres bueno de ayudar, no lo hace.

A una velocidad de luz desabrocha mi pantalón bajando la bragueta y me saca el miembro.

Se queda muda por unos minutos y veo como traga saliva.

Nunca me he avergonzado de lo que Dios me dio de más, pero creo que a veces por esto las chicas quedan flechadas y quieren más de mí todos los días.

Ella lo sostiene y me imagino que son otras manos, los ojos se me cierran y cuando estoy listo para sentir su boca en mi polla suena un celular. Hace que gruñe molesto, sacándolo y contestando molesto.

—¿Qué?

Apareció. —la voz de Luciano hace que haga todo rápido.

En un segundo estaba en la boca de Jennifer y en otra me estaba apartando guardándome la polla y saliendo del cubículo del baño.

— ¿Qué, en dónde está?—pregunto esperanzado.

La música se hace más fuerte y tengo que decirle que se espere cuando salgo del local dejando a Jennifer atrás.

— No te va a gustar.

— ¡Solo habla!—me desespero cada segundo que pasa.

Escucho un resoplido antes de escuchar agua al fondo y un grito ahogado.

Mis hombres la vieron por el barrio chino, la están siguiendo. Pero se volvió a desaparecer, yo que tú me preparo para lo que viene después, porque si está devuelta después de unas semanas desaparecida significa que sabe que algo te paso.

— Y no solo eso, si está de regreso es estar en la mira del fantasma de nuevo.—golpeo la llanta de mi auto antes de entrar tirando la puerta.

— Eso no es nada, el barrio chino ahorita no es un lugar seguro y si está ahí es buscando protección... espera.—se detiene cuando se escucha un fuerte golpe antes de que él diga.— ¡¿Ahora vas a hablar o te dejo otras horas más bajo del agua?! —no sé qué dicen del otro lado, pero eso no le agrada antes de que se aparte.—Como me joden los asiáticos.—Resopla el molesto.— ¿En dónde estábamos? Ah sí, ahorita el barrio no es seguro, los chinos tienen una guerra porque sus dulces no pasaron al país y eso hace que nadie que no sea invitado entre en esa zona. Prepárate quizá mañana aparezca en una alcantarilla muerta, pero de que esta noche no pasa, no pasa.



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En el texto hay: asesino, detective, 911

Editado: 08.08.2024

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