Aún mantengo fresco el último día de mi vida normal, una vida tranquila donde mi única preocupación eran mis calificaciones o que personaje iba a morir en la siguiente temporada de mi serie favorita. Los últimos recuerdos que intento mantener vivos dentro de mi corazón y tal vez eso fue lo que me ayudó a sobrevivir.
-Entonces saliendo de la escuela nos vamos al cine -Me dice mi tía Elena mientras lava los trastes sucios.
Mi tía Elena es una mujer joven de 30 años, aunque su rostro y actitud la hacen aparentar una edad más joven de lo que es. Vivo con ella desde que soy una bebé, ha dedicado la mayoría de su vida en mi, por lo tanto no ha tenido hijos ni se ha casado, soy su única familia y se podría considerar que soy como una hija para ella; me cuida muy bien, me ama y yo a ella, estamos la una para la otra. Mi mamá murió un año después de mi nacimiento, no puedo recordar su rostro, lo único que conservo de ella son fotografías y juguetes que ella me regaló antes de su muerte, era una mujer joven y hermosa, mi tía dice que tengo el mismo rostro que ella. De vez en cuando la extraño, sé que no puedes extrañar a alguien a quien no llegaste a conocer del todo, sin embargo, era mi mamá y de algún modo debo de tener una conexión con ella. Y mi padre... Honestamente no sé nada sobre él, me han dicho que desapareció sin dejar rastro alguno justo días después de la muerte de mi madre, mi tía no habla mucho sobre el tema y siempre que le pregunto ella intenta evadirme, solamente me ha contado que mi padre entró en una terrible depresión que ni siquiera pudo quedarse conmigo. Si no fuera por mi tía y mis abuelos, yo hubiera quedado huérfana. Por esa misma razón he podído tener una vida bien, normal, feliz y sin ningúna necesidad que me falte.
-Claro -le respondo a su pregunta con una sonrisa dibujada en mi rostro.
Estamos en la cocina de nuestra casa. Yo permanezco sentada en una de las sillas de la mesa, comiendo mi cereal con leche, prácticamente es mi "desayuno", ya que despierto a las 10:00 de la mañana y como a las 11:30 para después ir a la escuela. La hora de entrada de mi escuela es a la 1 en punto.
-¿Cuál vamos a ir a ver? -me pregunta dándose la vuelta para voltear a verme.
-Pues no sé cuál esté en cartelera -digo.- Ahí vemos que funciones hay.
-De acuerdo -me dedica una sonrisa.
-NOTICIAS DE ÚLTIMO MOMENTO -suena el presentador en la televisión. Giro mi cabeza aútomaticamente y dirijo mi atención hacia la pantalla.- Descubren dos cadáveres con marcas en el cuello. Fueron econtrados esta mañana cerca de la avenida Central -Pasan en la televisión imágenes la avenida y en el piso se encuntran los dos cadáveres tapados con sabanas blancas de pies a cabeza.- El equipo de criminologos y la forense no han encontrado pistas relacionadas al asesino, nos confirman que el culpable usó distintas armas en las víctimas, esto se debe a las diferentes fracturas y daños que tienen los cuerpos.
>> No se ha encontrado más información sobre las personas afectadas; uno es un hombre de edad adulta y el otro cuerpo de una mujer de edad temprana. Les sugerimos de favor que tengan cuidado. Los policías se encargarán de está situación lo antes posible. En otras noticias...
-Que triste -digo.- ¿Te imaginas cómo estarán los familiares o amigos de esas personas?
-Aún cuando no se sabe toda la informacón necesaria, si -responde mi tía.
-No entiendo como una persona tiene la suficiente consiencia para hacerle eso a unas personas -opino.- Me refiero a que es... Interesante la mente de un asesino.
-No tanto -dice mi tía.- Muchas personas asesinan por diferentes razones: algunas lo hacen por dinero, otras por venganza y otras simplemente no tienen la consiencia estable pero todos ellos coinciden en que algo dentro de ellos está dañado.
-Es raro e interesante -digo análizando lo que me dijo.
De pronto, veo la hora en la pantalla de televisión y me apresuro a devorar lo que queda del cereal, rápidamente agarro mi mochila, me lavo los dientes y preparo un sandwich.
-¡Nos vemos más al rato! -me despido de mi tía desde la puerta de la casa.
-¡Vete con cuidado! -me grita desde la cocina.
Nuestra casa se encuentra no tan lejos de la ciudad, se podría decir que cerca de las vías del tren. Se dice que es una zona algo insegura y peligroso, han pasado ciertas cosas para que digan eso pero aún así no se justifica.
Salgo de mi casa cerrando la puerta atrás de mi, cruzo el pequeño jardín y tomo mi bicicleta que se encontraba tirada sobre el césped, la pongo en pie, me subo a ella y comienzo a pedalear por el camino de pavimento. El viento provoca que mi cabello vuele, la ropa se pega a mi cuerpo y el aire refresca mi rostro dejando entrar el dulce aroma de la mañana en mis fosas nasales, a lo lejos escucho la linda melodía de los pájaros cantores. 15 minutos después llego a una calle cerrada y me detengo poniendo un pie en el suelo, miro de un lado a otro.
-¡Rory! -grito.- Rory ya llegué -miro por ambos lados.- ¿Rory? Voy a llegar tarde a la escuela.
Sin previo aviso, un bote de basura empieza a moverse y hacer ruido desde su interior, la tapa se alza y desde adentro se asoma una carita muy pequeña.
-¿De quién te escondes? -le pregunté con una ceja levantada.
-De los monstruos -me responde con su voz de niño temoroso.
-No hay ningún monstruo, Rory -digo.- Puedes salir.