El cronista de Shálayim: La Historia del Reino. Parte I

Capítulo IX La Batalla del Valle de la Muerte

Capítulo IX
La Batalla del Valle de la Muerte

Durante mucho tiempo en el reinado de Felipe I hubo paz por todas las provincias, castillos, colonias y pueblos de las inmediaciones de la Gran Ciudad del Reino Interino. Por lo menos en las tierras bajas, para la gente del valle; puesto que los dragones, aquellos que habitaban en la alta cordillera central, aniquilaban a los pueblos montañeses. Duró cuarenta semanas élficas el reinado de Felipe I, treinta y tres semanas en el viejo mundo y siete semanas en el nuevo. Cuando murió no dejo herederos. Aquí, justo en este papiro se cuenta el final de su reino.

La expedición

Después de una guerra con los Jefes Bárbaros y algunas de sus huestes, en el Desierto del Esqueleto, por el hecho de haber reconstruido la Puerta Blanca del sureste. Como se le llamaba a la gran puerta de hierro que se había construido en el sureste, que mantenía saeteras y puestos de observación pequeños.

 

          Como el Reino interino del Imperio Celeste gozaba de gran armonía entre todos sus príncipes, aún había quienes se sentían preocupados por los Bárbaros del sur, temiendo incursionasen a la ciudad. Así que fue ocupación del Real Servicio Secreto del cual se hacía cargo el General God-Zillahlah I, como director general y su agente James “Cuttling” Cupio Lupus. Un mal día estos dos espías, fabricando cierta información, que consiguieron en tortura y pidieron audiencia con el rey interino, Felipe I. En secreto le hablaron de sus planes sobre cómo mantener la armonía en derredor del reino, dado que su gobierno no tenía enemigos internos, aún tenía como enemigos a los Bárbaros del sur y estos siempre habían sido enemigos de los pueblos y clanes Atlantes, Antagones, Protagones y Nativos. No hacía mucho se había librado una batalla por la reconstrucción de la Gran Puerta Blanca.

 

          Así tomaron los jefes del Servicio Secreto de su majestad la lid en la Puerta blanca de Oriente, como pretexto, para engañar al rey interino Felipe I y que este asesinara a la reina del pueblo Bárbaro.

 

          El regente Felipe I pidió a tales súbditos, los dos jefes del Servicio Secreto de Su Majestad, permitieran al soberano un día para pensarlo y consultarlo con los generales del Heroico Ejército aliado y la Guardia Real.

 

          God-ness se le presentó en la noche en sueños al monarca y le mando que no dirigiera ejército o batallón alguno contra los bárbaros pueblos del sur, pues, estos estaban luchando contra los kissines y si no obedecía esta orden su corona le sería retirada.

 

God-ness - Enviad personas fieles y nobles que reconozcan toda la tierra en el sur, mandad a la elite, líderes de la Heroica Brigada Reformadora. No despaches más gente o provocareis una fatal guerra. ¡Oídme! No entrará ejército alguno en el sur, hasta que yo así lo ordene. Diles que observen la tierra, como es y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si es poco o numeroso; si la tierra es buena o mala, como son sus todas ciudades, si son campamentos o plazas fortificadas, si el terreno es fértil o estéril, si hay árboles o no; que se esfuercen y tomen algunas pruebas de ello. ¡Que sean mis testigos! Que vean lo el enemigo ha estado haciendo en la oscuridad de la noche, lo que se les ha ocultado. Aquel antiguo Enemigo de las personas que heredan el Reino Bendecido se ha vuelto a levantar. ¡Escuchad regente atentamente a mi voz! Si haces tal y cual os estoy ordenando, vuestro reino interino y vos seréis bendecidos, sino lo hicieres así, os advierto: un regicidio provocaras, un reino caerá 3 veces y el palacio fuego lo consumirá.

 

          El regente Felipe I les habló del consejo de God-ness a los dirigentes del Real Servicio Secreto, quienes advirtieron que God-ness tal vez trabajaba para los Bárbaros del sur. Protestaron a tal orden, aseguraban que God-ness estaba más preocupado por las fuerzas barbáricas que las propias. Definitivamente la preocupación del monarca prevalecería sobre los argumentos delos jefes de espías y el General God-Zillahlah insistió en que la reina de Barbaría dirigiría un ejército lo bastante potente y salvaje para terminar con el reino Atlante.

 

          El ojizarco James “Cuttling” Cupio Lupus por su parte al ver la gran preocupación del regente, le aconsejó a Felipe I que, si no mandaría un ejército, dada la distancia y el desconocimiento del terreno, le permitiera a él juntar a un grupo de reconocimiento. el cual no sería un ejército sino un escuadrón, por unas cuantas personas, para que fueran enviados en secreto con el objetivo de incursionar y reconocer el terreno de Barbaría. Persistió en la necesidad de matar a la reina de los bárbaros del sur, únicamente si ella daba pruebas de dirigir tal ejército contra el reino interino.




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