El cuaderno mágico de Lili

Capítulo 14

Algo de lo que comió anoche en el cinema le sentó mal a Liliane, porque esta mañana despertó con un terrible dolor de estómago. Se levantó, corrió al inodoro e intentó vomitar para aliviar el dolor, sin embargo, todo se quedaba en náuseas. Luego de permanecer arrodillada cerca de diez minutos frente al retrete el malestar desapareció. Checó la hora en su celular: 05:40.

Se aseó, se enfundó el uniforme y corrió hacia la cocina, donde le esperaba Soledad con un nutritivo y “delicioso” desayuno: varias rebanadas de pan integral y un enorme vaso de batido de frutas.

— ¡Lo siento mamá no tengo hambre! —replicó mientras le volvían las náuseas—. Algo de lo que comimos anoche me sentó muy mal...

— ¡Te lo advertí! ¡Te lo repetí mil veces! Un estómago tan delicado como el tuyo no iba resistir semejante cantidad de comida chatarra que te embutiste durante la película... ¡Acabaste con un combo gigante!

La escapada de anoche con sus padres al cinema fue de aquellas experiencias maravillosas que no había tenido el placer de disfrutar durante los últimos seis años. Cuando estuvieron allí y consultaron la cartelera nadie dudó en adquirir entradas para la función de las diez de la noche donde se proyectaría “El rey León”, de los clásicos familiares por excelencia. También se proveyeron de varias porciones de papas fritas, canguil y soda. Sobre todo, Liliane, que se enamoró de un hiper mega combo que precisamente estaba de promoción.

— Es que no me pude resistir ante tales manjares... —respondió la muchacha materializando el combo en su pensamiento—.

— Pues no creas que esa figura se va a mantener sola. Yo de ti... yo de ti buscaría la ayuda de un nutricionista...

¿Nutricionista? No lo había pensado de esa manera. Pero quizás su madre tenía razón. Aquella belleza superficial necesitaba cuidados exclusivos y permanentes: sesiones diarias de gimnasio, visitas frecuentes al médico, al spa o a la manicurista, comida balanceada, grandes cantidades de agua, menos calorías y grasas... en fin. Toda una amalgama de tratamientos saludables y preventivos.

— Ten... —continuó Soledad extendiéndole un termo con la bebida—. Por lo menos llévate el batido. Lo necesitarás a media mañana.

— Gracias...

— ¡Ah! ¡Espera! Tómate estas pastillas —rebuscó en la alacena y extendió unas pequeñas bolitas moradas—. Son efectivas en estos casos...

Liliane separó dos de ellas y las ingirió con un vaso de agua tibia. Guardó el resto en el bolsillo del calentador, se despidió de su madre con un beso en la mejilla y esperó el autobús en el portal.

 

El ambiente en el colegio sería diferente. O al menos eso supuso Liliane hasta llegar a la entrada principal, donde fue sorpresivamente interceptada por un grupo de cuatro estudiantes, ninguno de ellos mayor a los quince años, quienes discutían irreverentemente sobre quién sería el primer privilegiado en obtener una cita con ella.

— ¡He, muchachos! ¿Qué demonios creen que hacen?

Todos inmediatamente se separaron y cerraron la boca.

— ¿Nadie le enseñó el significado de la palabra educación? Creo que deberían empezar por allí, saben. Esa no es la forma de tratar a una dama.

Nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna y solo se limitaron a agachar la cabeza.

— ¿Quiénes se suponen que son ustedes?

— Me llamo Alan —replicó el más menudito y escandaloso—. Y soy... soy tu admirador secreto.

— ¡Mentira! —añadió el de cabello rizado y ojos pardos—. Soy yo tu verdadero admirador secreto... me llamo Charles.

— ¡Bastardos! —interrumpió el más alto y fornido—. Nadie les ha enseñado el significado de la caballerosidad. Soy Enmanuel y es un verdadero placer conocerte...

— ¡Hipócrita! —rechinó el último, el del mechón rubio y pestañas perfectamente curvadas—. El único que merece el privilegio de acercarse a ella soy yo. Me llamo Hank, por cierto.

Entonces se armó una buena trifulca nuevamente.

Liliane aprovechó el descuido para apartarse sigilosa, aunque no tuvo éxito. Alan se mostró atento y enseguida fue tras ella.

— ¡Soy capaz de hacer cualquier cosa con tal de demostrarte que soy el indicado!

— ¡Yo también!



#11396 en Thriller
#6516 en Misterio
#4631 en Suspenso

En el texto hay: juvenil, drama, suspenso

Editado: 04.12.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.