El cuaderno mágico de Lili

Capítulo 32

En condiciones normales, si a Liliane le hubiesen dado a escoger entre aceptar un cuaderno mágico que concediera todos sus deseos o conservar a Ryan, el amor de su vida, sin dudar se habría decantado por la primera opción. ¿Porqué? Porque con el objeto mágico podía matar dos pájaros de un tiro: pediría todo lo que se le antojase en el momento que se le antojase, incluyéndolo a él.

Sin embargo, dada sus circunstancias, Ryan ahora mismo era un espejismo, un idilio, un producto de la imaginación que protagonizó la historia alternativa de su vida, cuando en realidad, Ryan no debía estar en el hospital. Melanie no debía morir. Enrique no debía traicionar a su madre para luego abandonarlas. Soledad debía sucumbir ante las perversiones de la congregación y la hegemonía de Scarlett en el reinado del instituto debía perdurar hasta que se graduara.

Así lo dictaba el destino.

O bueno, eso es lo que había dicho Parkás.

— Liliane, ¿eres tú? —preguntó Ryan todavía somnoliento, medio alucinando, medio despierto—.

— Sí, sí, lo estoy... —respondió ella automáticamente, apretándole las manos con cuidado—.

El chico escuchó la voz e inmediatamente se calmó, continuando con su sueño profundo. Mientras tanto, Liliane acercó una silla y se colocó a su lado, sollozando. No importaban los moretones en las mejillas, la nariz hinchada o los ojos llenos de hematomas, para Liliane seguía siendo el muchacho más atractivo, simpático y tierno que hubo de conocer en su vida.

Apoyó su cabeza contra el pecho del muchacho y escuchó los latidos de su corazón, tan fuertes y sonoros, que casi creyó que tenía como novio a un robot dotado de inteligencia artificial y conciencia, programado para que pudiera expresarse o mostrara sentimientos.

— ¿A gusto? —dijo de repente una voz en medio de la nada—.

Liliane se reincorporó de un brinco y echó un vistazo a su alrededor, llena de intriga y miedo. Permaneció sumamente alerta durante los siguientes sesenta segundos, esperando por la aparición de aquel ser sobrenatural con quien había mantenido una agradable conversación hace unos instantes.

— ¿Segura que deseas renunciar a todo esto? —comentó Parkás manifestándose físicamente en el fondo de la habitación—. ¡Todavía tienes tiempo para meditarlo y arrepentirte!

Liliane regresó su mirada a Ryan y lloró desconsoladamente. Le besó la frente, se aferró a su cuello y quiso despertarlo a sacudidas, intentando escapar de algo que al principio parecía una fábula, pero que terminó convirtiéndose en una pesadilla.

— Es inútil —señaló Parkás acercándose a la cama—.

Una vez tocó el filo metálico, la cama se transformó en un ataúd lúgubre y maloliente, de donde emergían toda clase de insectos horripilantes, arañas y lombrices de tierra rebosantes de comida. Dentro de la habitación, las paredes fueron invadidas por plantas trepadoras llenas de flores violetas y negras, mientras que la hierba verde creció hasta tragarse todo a su paso, incluyéndola.

— Sujétate —escuchó la muchacha de repente—.

Sintió un sacudón en el estómago, se mareó y cuando abrió los ojos nuevamente terminó suspendida en un espacio de fondo blanco que parecía no tener principio ni fin, arriba o abajo, izquierda o derecha. Bajó la vista a sus pies y estuvo a punto de desmayarse, por el vértigo. De no haber sido por la reacción brutal de Parkás, el alma de la joven habría vagado por ahí para siempre.

— Estamos ante el abismo de las almas perdidas... —dijo el tipo del traje y sombrero negro ayudando a Liliane a mantenerse erguida y despierta—.

— ¿Qué quieres decir con almas perdidas? ¿Acabo de morir?

— No, para nada. Si fuese así no podrías mantener el equilibrio. El cuerpo físico actúa como agente de resistencia aquí.

— No entiendo nada...

— Pues no te traje aquí precisamente para eso.

— ¿Entonces?

Parkás le explicó que para poder aprovecharse de la energía que la joven había acumulado durante su posesión del cuaderno mágico, era necesario someter al alma a un proceso de purificación extrema. Así, el cuerpo y el alma se liberarían de la carga mágica, regresando al punto donde todo comenzó y retomando el rumbo natural de los sucesos.

Sencillo.



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En el texto hay: juvenil, drama, suspenso

Editado: 04.12.2019

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