Fue cómico, ver como estábamos separados en aquel salón, y de un momento a otro, terminamos juntos, uno al lado del otro, mirándonos, con esa mirada de “TE QUIERO COMER”.
Bailábamos, reíamos, hablábamos y nos integrábamos con el resto de la gente, y desde ese momento agarro mi mano con tal intensidad, y ternura al tiempo, que yo sentía que le pertenecía, y él a mí. Tomaba su tiempo, para besarme, acariciarme con tal sutileza, que el Sr. Usted, no tenia ni idea que dicha acción me encantaba más y más.
El Sr, Usted, era una invención perfecta de mi imaginación, era tan elocuente, serio, hermoso, aunque él no se tuviera tanta confianza, era tremendo papacito, inteligente, y buen bailarín para rematar.
Bailamos y bailamos, nuestros cuerpos se pegaban y todo hervía como el agua, como un volcán, a punto de estallar, pegaba su mejilla, y sólo quería besarlo, pero había mucha gente, hasta que llegamos a un punto de estar sentados, y él sin soltar mi mano, se acerca y me besa,,, waoooooooooo casi estalloooo, como podía hacerme eso, el Sr. Usted no tenía ni idea, como me hacia mojar, con tan sólo un beso, era terriblemente incomodo, pero tan excitante, a tal punto de tener que ir al baño a secarme.
Así transcurrió la madrugada de aquel sábado 17 de octubre, hasta que llegaron las 6:00 AM, y ya tuve que dejar de fantasear, yo sólo estaba soñando despierta, luego nos , nos besamos y nos despedimos, así nada más. Yo gritaba por dentro, nooooo te vayasssssssss, pero él ya no estaba en mi imaginación.
Así inicia el cuento del Sr. Usted, una historia que sólo existía en mi imaginación, y ahora en la de todos ustedes, porque ahora todos estarán pensando, que era lo que tenía el Sr. Usted, que le pudiera encantar, a una mujer, que nada la podía enamorar.
Días después, el Sr, Usted y mi imaginación nuevamente se encuentran, pero estaba vez en un lugar privado, alejado de la ciudad, y que sólo existía en la imaginación de él. Estar con el Sr, Usted, fue algo más que mágico, excitante, pasional, algo más que sexo… podía sentir su energía, de como me consumía lentamente, con cada beso, que quería más y más, y con cada abrazo, me hacía sentir que era suya, con una sola mirada.
Así pasaron varios encuentros, reíamos, hablábamos, era agradable, ver como el tiempo se hacían segundos, hasta que un día, el Sr, Usted desapareció, y aunque en mi mente trataba de encontrarlo, preguntarle si no me extrañaba, aunque fuera tan sólo un poquito, … porque yo sólo podía pensar en él, en cada beso, cada abrazo, en cada mirada, a cada instante, de noche, de día, en el alba, casi que con cada parpadear, y con cada respirar…
Extraño sus besos inmensurables, que hacen derretir mi ser, mi existir, y aun sólo pensar en ello siguen teniendo el mismo efecto de aquella noche.
Pero todo hombre tiene un pasado, así que no quise pensar más en eso, no quería dañar aquellos momentos; momentos, que había esperado por siete años, así que suspiré y no pensé más en aquel detalle, y lo dejé ir para que continuara siendo libre, y de nuevo nublé mis pensamientos.
Editado: 18.01.2021